Cinco meses han pasado desde la llegada a nuestras consolas de The Witcher III: Wild Hunt. Casi medio año del lanzamiento de uno de los más claros candidatos a ser el juego del año (con permiso de Metal Gear Solid V y, posiblemente, del inminente Fallout 4). Unos cuantos meses en los que hemos podido disfrutar de esta gran joya del mundo de los videojuegos, alabada tanto por su apasionante historia, su jugabilidad y la variedad de sus misiones, así como por su espectacular apartado de diseño, fuertemente cimentado en la obra de Andrzej Sapkowski.
Y es ahora cuando llega a nosotros, tras los numerosos contenidos descargables gratuitos que añadían al juego pequeños caramelos de distintas naturalezas, la primera expansión que añade horas de diversión al juego, y lo que es todavía mejor, nos refresca la memoria y nos hace recordar por qué la tercera entrega de los videojuegos de la saga del brujo Geralt de Rivia es posiblemente uno de los mejores juegos que hayamos jugado jamás. A grandes rasgos, Hearts of Stone es un contenido completamente digno del juego al que pertenece y del pequeño desembolso que hay que hacer para obtenerlo.
Pide un deseo
Probablemente, sobre todo para aquellos fieles seguidores de las aventuras del Lobo Blanco que lo hayan seguido a través de novelas y videojuegos, el aspecto más fascinante de The Witcher son sus historias. Los chicos de CD Projekt Red han demostrado ser capaces, a lo largo de toda la saga, de contarnos unas historias absorbentes, de presentarnos la trama de manera contundente, desarrollarla de guisa admirable y resolverla, la mayor parte de las veces, con un golpe de efecto magistral. Esto es especialmente evidente en The Witcher III: Wild Hunt, sobre todo en misiones como las relacionadas con la historia del Barón Sanguinario.
En Hearts of Stone los polacos han repetido la formula del éxito. Una vez más, los guionistas de CD Projekt Red han conseguido que no sólo la historia principal, la que nos va llevando a lo largo de las diferentes misiones, sea algo cautivador. Las subtramas que se nos cuentan durante las misiones, a menudo ligadas con la historia principal, son por si mismas dignas de ser el hilo primordial de un relato entero. Todas y cada una de ellas.
Hearts of Stone nos invita a explorar una nueva zona situada al noreste de Oxenfurt en una aventura que comienza cuando Geralt se siente irremediablemente atraído por el anuncio de un contrato para matar a una misteriosa bestia, un trabajo idóneo para un brujo. Completar el contrato será sólo el principio del viaje, uno en el que tendremos que cumplir los tres deseos imposibles de un hombre que todo lo que desea es poder seguir con su vida, para lo cual echaremos mano de todas nuestras habilidades de brujo, y de una vieja amiga. Se trata de una apasionante historia que mezcla magistralmente elementos de historias bastante conocidas por todos, pero con ese toque tan propio de la saga del Lobo Blanco.
Sin duda uno de los dos puntos más fuertes de Hearts of Stone es su brillante trama, y su todavía más brillante manera de estar contada. Pero la expansión no nos trae sólo lo que es la misión principal, sino que también podremos completar una nueva colección de interrogantes dispersos por la nueva zona del mapa, que añaden nuevo trasfondo a los lugares que visitemos, así como algunas misiones secundarias (bastante cortas a decir verdad), como la del inspector de hacienda o las misiones del encantador ofiri, una especie de herrero venido de Ofir (tierras fuertemente basadas en arabia) que es capaz de encantar nuestras armas y armaduras con palabras para darles nuevas aptitudes.
Y hablando de Ofir, aquí viene uno de los puntos negativos de la expansión. Hasta ahora Ofir no era más que una tierra mencionada de pasada en una conversación del libro de relatos «La espada del destino». Y de golpe y porrazo en Hearts of Stone parece que todo lo que venga de fuera de los Reinos del Norte o de Nilfgaard, viene de Ofir. El añadido está bien, le da más dimensión al universo creado por Sapkowski, pero si se tienen en cuenta todas las referencias a Ofir que hay en la expansión cuando en realidad podrían ser a otros lugares como Zerrikania o Niflgaard, hace que la entrada en escena de esta tierra lejana sea demasiado abrupta y parezca estar metida con calzador.
Pero cuidado
Aunque sólo por la excelente calidad de la trama y de las distintas misiones ya hace que merezca la pena comprar la expansión, el que busque nuevas mecánicas y una jugabilidad diferente puede ir olvidándose. The Witcher III: Wild Hunt ya tenía un completísimo surtido de mecánicas que permitían a los diseñadores de niveles plantearnos las más variadas situaciones, y en Hearts of Stone los chicos de CD Projekt Red han vuelvo a saber hacer valer su sistema para ofrecernos una amplia variedad de situaciones, más allá del combate (e incluso en los combates tendremos que vérnoslas con nuevos desafíos).
Algo que defenderé siempre es que la grandiosidad de la jugabilidad de The Witcher III: Wild Hunt no radica exclusivamente en el combate. El juego va mucho más allá que dar unos simples espadazos al enemigo de turno. Cierto es que a algunos enemigos esos espadazos hay que dárselos con un poco de coco, pero las conversaciones y las tomas de decisiones o investigar y rastrear me parecen elementos del juego tan importantes, o más, que el combate (sobre todo porque por lo general un combate no te cuenta una historia, pero una conversación o una investigación sí).
En Hearts of Stone nos encontramos con una cantidad enorme de situaciones que nos harán hacer uso de las distintas habilidades de Geralt, unas situaciones de lo más interesantes y, a decir verdad, bastante originales, aunque algunas ya las hayamos visto en otros videojuegos, sobre todo en los que coinciden en género con The Witcher III. La verdad es que resulta sorprendente la facilidad que tienen los polacos para poner a Geralt en las situaciones más variopintas, y la manera excelente que tienen de resolverlas y de hacer que resulten entretenidas para el jugador.
Posiblemente, el único añadido digno de mención, aparte de nuevas piezas de equipo como las armas y armaduras ofiris o de la escuela de la víbora, es el ya mencionado encantador ofir, Dulla kh’Amanni. Se trata de un mercader proveniente de Ofir que, tras ayudarle con sus problemas económicos y realizar una misión de búsqueda para él (y volver a ayudarle económicamente un par de veces), estará felizmente dispuesto a encantar armas y piezas de armadura que dispongan de tres espacios de runa (o añadirlos los espacios de runa, siempre que la pieza tenga el tamaño suficiente). Estos encantamientos añaden nuevas capacidades a las armas y a las armaduras, pero borran los efectos de cualquier runa que esté puesta en la pieza de equipo. Y eso sí, la ayuda económica que le hayamos prestado a Dulla no nos librará de tener que pagar una sustanciosa cantidad por las runas necesarias para los encantamientos. Pero cuidado, un bug del juego hace que se borren de las piezas de armadura aquellas runas que no estén destinadas a potenciar una señal, así que cuidado a la hora de gastar vuestras coronas, aunque ésto sólo afecta a las runas que pongamos directamente a las piezas de armadura, no a los encantamientos.
Podrías obtener lo que deseas
Técnicamente la expansión Hearts of Stone no mejora nada, por lo que en este aspecto el juego sigue siendo lo que era hasta ahora, o más bien lo que es después de nada más y nada menos que diez parches, que no terminan de arreglar los pocos fallos que tenía el juego de origen ni la enorme cantidad que ha ido apareciendo con las subsiguientes versiones. Pero al menos ahora el juego te da experiencia correctamente por completar las misiones.
Tampoco destaca por ofrecer un diseño artístico que se desmarque de lo presentado en el juego original. Es cierto que Villamorena, la granja donde se desarrolla la misión de la boda, es un lugar bastante pintoresco, o el Bosque Muerte tiene una atmósfera de lo más inquietante, pero no consiguen quitarle a uno la sensación de ser un poco más de lo mismo que hemos visto hasta ahora. Aunque claro, el nuevo área no es más que el borde norte y parte del este del mapa que ya conocíamos, pero un poco extendido, así que no es de extrañar que los conceptos sigan siendo los mismos. Como mucho se nota una pincelada diferente en los elementos relacionados con Ofir, de clara inspiración árabe.
Eso sí, hay dos momentos de Hearts of Stone que tienen un diseño digno de mención. Se trata de la segunda parte de la penúltima misión, y de una parte del final de la expansión que es posible saltarse dependiendo de cierta decisión que tomemos casi al final. No voy a entrar en detalles sobre ninguna de las dos, pero una de ellas es responsable en buena parte de la nota que le cae finalmente a la expansión. Eso sí, no es algo completamente original, pues ya recuerdo algo parecido en The Elder Scrolls IV: Oblivion, pero como se desarrolla ese diseño a lo largo de la misión es sencillamente magistral.
E igual que el diseño estético acompaña a la perfección a la historia que se nos está contando, la banda sonora, una vez más, nos ayuda a adentrarnos en el universo del brujo. Hay cortes nuevos en la banda sonora, aunque no parece que se hayan grabado muchas piezas nuevas, o al menos con tintadas originales. Casi toda la banda sonora de la expansión mantiene los instrumentos que el juego base, así como melodías muy similares. Eso sí, hay que destacar lo que vendría a ser el leitmotiv de Hearts of Stone, una musiquilla a la que los niños de las aldeas le ponen letra, una canción a la que es recomendable prestar atención si queremos aprender algo más sobre uno de los personajes clave de esta expansión.
No cabe ninguna duda de que los chicos de CD Projekt Red saben hacer bien su trabajo, al menos en lo que ha cuestiones de diseño (tanto artístico como de misiones) y guión se refiere. Nos encontramos ante una expansión con un contenido intachable y que supera en calidad al contenido principal de muchos juegos. Una trama y subtramas embriagadoras, una variedad de situaciones admirable, unos personajes «secundarios» memorables y un Geralt de Rivia capaz de realizar lo imposible componen esta maravillosa expansión, totalmente recomendable.