Torchlight es uno de esos juegos que, seguramente, los amantes de los juegos de acción RPG de corte dungeon crawler conocerán de la pasada generación de consolas. El juego de Runic Games era un fiel discípulo de la formula Diablo, ya que el estudio contaba con varios extrabajadores de Blizzard, y consiguió hacerse un hueco entre la comunidad de jugadores de PC gracias a una aventura modesta con mucho talento en lo jugable.
Aunque recibió mayoritariamente críticas muy positivas, casi todos le echaron en falta un sistema multijugador para jugar con amigos y una historia algo más cuidada, la excusa perfecta para hacer una secuela. Por desgracia, Torchlight II, no tuvo un lanzamiento en consolas tras su estreno en PC en 2012, a pesar de ser uno de los juegos mejor valorados del estudio americano.
Para más desgracia, Perfect World, la empresa matriz del estudio, decidió cerrar Runic Games en 2017, por lo que la posibilidad de ver su lanzamiento alguna vez de nuevo en las consolas de nueva generación parecía esfumarse. Por suerte, no fue así, dos años más tarde de aquel triste suceso llega a Xbox One y PS4 la remasterización de Torchlight II. Un fantástico dunegeon crawler que encantará a los fans del género, pero al que se le notan ciertas cosas que no han envejecido igual de bien que el resto de mecánicas.
Un mundo mágico de fantasía
La historia de Torchlight nunca ha sido uno de sus grandes puntos fuertes y en esta entrega no va a ser muy diferente. Comienza pocos años después del final del primer juego, cuando el Alquimista, uno de los personajes jugables del original, es corrompido por una nueva amenaza y trata de destruirlo el equilibrio del universo con el poder de Ordrak, el villano de la primera entrega.
Resulta algo simple y vaga tanto en la manera de contarse como en la originalidad de esta, pero sirve de hilo conductor a una aventura considerable que puede rondar las 30 horas de duración fácilmente. Obviamente, en el transcurso del juego se van sucediendo misiones secundarias y eventos de forma dinámica que dotan al conjunto de mucho ritmo en lo jugable también, así que el entretenimiento está asegurado. Además, hay muchas pinceladas de lore y guiños aquí y allá que enriquecen, pero puede que solo los entiendan los más fans de la serie.
Sin duda es en lo jugable donde está la gran virtud de este Torchlight II, no porque venga a revolucionar las bases de una fórmula exitosa ya más que estudiada, sino por el equilibrio entre sus partes y ciertos elementos que consiguen algo de personalidad propia.
Dispone de hasta cuatro clases diferentes de personaje para elegir, cada uno con distintas habilidades y características. No falta uno dedicado al cuerpo a cuerpo, un mago o un arquero, pero lo bueno es que en Torchlight 2 no todo es blanco o negro y el progreso del personaje permite personalizar los atributos básicos para adaptarlo a nuestro estilo de juego.
Jugabilidad clásica con personalidad propia
Con las habilidades pasa algo parecido. Hay habilidades activas y habilidades pasivas que se dividen en tres grandes familias y se desbloquean conforme vamos subiendo de nivel, pero podemos adquirirlas o no, según nuestros intereses. A su vez, se van mejorando por niveles poco a poco hasta maximizar su rendimiento. Por lo general, son bastante espectaculares y tiene mucha variedad, por lo que se presta a multitud de combinaciones y builds de todo tipo.
La gestión del inventario no tiene mucho misterio, sigue los patrones clásicos del género en cuanto al menú de equipo radial y sus diferentes apartados. Destaca la diferenciación entre equipo del jugador y el de la mascota o la necesidad de pergaminos para identificar ciertos objetos. Es simple y fácil de usar, pero no me resulta demasiado funcional a la hora de gestionar los objetos o compararlos entre sí. Falta quizá algo más de información contextual.
Donde mejor funciona Torchlight II, sin duda es a pie de campo. El combate es muy dinámico gracias a toda esa construcción de personaje que hay detrás, las habilidades son muy vistosas, y, además, prima mucho el sentido de la exploración. El diseño de los escenarios está pensado de tal manera que cada tarea se vea salpicada de mazmorras secundarias y eventos que animen a explorar nuevas zonas y a medirnos contra nuevos enemigos y jefes finales.
Aparte de la fluidez con la que se mueve el juego en prácticamente todas las situaciones, se ha llevado a cabo un gran lavado de cara por parte de Panic Button, los encargados de esta remasterización. Teniendo en cuenta que se trata de un juego de 2012, gráficamente mantiene el tipo, y el diseño visual resulta de lo más atractivo. En ocasiones el rendimiento se resiente cuando se acumulan demasiados enemigos y efectos en pantalla, pero no resulta demasiado dramático.
Conclusiones
Torchlight II es un gran exponente del género dungeon crawler que ayudó a extender la saga Diablo, por lo que gustará a todos los aficionados de esta vertiente de los RPG. A mí, personalmente hay muchas cosas que me han gustado, como la progresión, lo dinámico y espectacular de su combate o un detalle tan tonto como que las piezas de equipo tengan representación visual en el personaje. Aunque, por otro lado, hay algunos detalles que no me han terminado de convencer, como la falta de gracia de su historia, lo poco ágil y funcional que resulta el inventario, o que no haya un simple botón para fijar a los enemigos.
Con todo esto en mente, Torchlight II resulta una propuesta más que recomendable. Es fácil dejarse atrapar por su universo y pasarse las horas acabando con decenas de enemigos en sus fantásticos escenarios. Se nota su inspiración en los clásicos, pero derrocha carisma y personalidad por todos lados. Difícilmente decepcionará a nadie más allá de los detalles entendibles al tratarse de la remasterización de un juego de 2012.