Que un juego sea divertido, y que te den ganas de continuar jugando tras morir, superar un nivel o terminar una partida, es desde luego una buena razón para comprarlo, ¿no? Seguramente esa sea la principal característica de Towerfall Ascension, el juego desarrollado por Matt Thorson, que tras haber pasado por otras plataformas, también nos llega a Xbox One. Un juego que ha recibido tan buenas críticas por parte de los jugadores como de la prensa especializada. Pero que por desgracia adolece de algo que ocurre más veces de las que nos gustaría en este tipo de juegos independientes: la falta de funciones online que lo hagan imprescindible. Te lo contamos con más detalle en nuestro análisis de Towerfall Ascension.
La cosa empieza bien si os digo que jugar a Towerfall Ascension es pasarlo bien. Sin embargo, iría mejor si sus buenas sensaciones las encontrásemos bajo mejores condiciones. Así, a pesar de que la genial propuesta se camufle bajo una estética de 16 bits y pixel-art (de la que hablaremos un poco más adelante), debería haber dado el salto en otros aspectos para convertirse en un gran juego. Si insisto en lo de divertido es porque realmente creo que Towerfall Ascension es un claro ejemplo, si no el mejor, de esos indies que se lanzan y terminan por no lograr el alcance que debieran, gracias a sus virtudes, debido a la falta de un elemento fundamental dada su mecánica, como es el multijugador online.
Con una jugabilidad claramente inspiradas en algunos clásicos de recreativas, rápida y sencilla, Towerfall Ascension nos propone una serie de niveles en los que deberemos ir acabando con diferentes enemigos, o bien optar por competir contra otros tres jugadores en duelos a muerte. Pero sin duda es esta segunda opción la mejor de todas, donde el juego de Matt Thorson resulta realmente brillante.
La magia de los 16 bits
Ya no nos sorprendemos cuando llega un nuevo juego que apuesta por el estilo gráfico pixelado, especialmente cuando se trata de un título independiente. Hemos visto cómo se pueden hacer grandes juegos y diseños geniales sin necesidad de recurrir al motor gráfico más puntero. Pero cuando ese aspecto, además de apelar al sentimiento retro, está recreado de forma que represente en sí mismo una un estilo de juego, no tenemos más que recibirlo con los brazos abiertos. Este es el caso también de Towerfall Ascension, que apuesta por una estética inspirada en los 16 bits y unos diseños de personajes y escenarios que nos transportan directamente a algunas de las máquinas recreativas de los mejores salones. O si queréis, a las consolas de hace un par de décadas.
El magnetismo que desprenden estos diseños es innegable. Dentro del nivel de detalle posible, la calidad de las animaciones de los personajes, variedad de enemigos, o efectos, dan forma a un estupendo diseño, oscuro pero colorido que, junto a las melodías también propias de la época, recrean ese amor por lo retro del que perfectamente podrán quedar prendados los más escépticos con las posibilidades que ofrece el pixel-art.
La magia de lo imprevisto
En Towerfall Ascension cada nivel se encuentra formado por un único escenario con diversas plataformas dispuestas de tal modo que, una vez el nivel comience a llenarse de enemigos, dispongamos de coberturas en las que cubrirnos o lugares de los que emboscarlos. Cada lado de la pantalla se encuentra conectado directamente con el opuesto. Es decir, si nos salimos por el borde de la derecha, apareceremos por la izquierda, o si nos caemos apareceremos por encima de la pantalla.
Además de esto, otra característica principal es la de disponer de un número de flechas limitado, y con un número máximo. Así, si en un determinado nivel tenemos cinco flechas, deberemos de ir a recogerlas una vez disparemos, ya que cada una quedará en el escenario y no la recuperaremos hasta volver a por ella. A esto debemos sumarle el aimbot que existe en los disparos para ponernos las cosas un poco más fáciles (si no la cosa ya sí que se iría de madre), y la física de las propias flechas. No es que contemos con la posibilidad por ejemplo de disparar con mayor o menos fuerza, pero si disparamos recto hacia arriba, tenemos que contar con que si el proyectil no impacta, caerá, acabando con nosotros si no hemos sido lo suficientemente cuidadosos para quitarnos de en medio. Lo mismo si nuestro disparo sale por uno de los bordes del mapa, que aparecerá por el otro extremo. Por suerte, para acabar con los enemigos, un saltito de vez en cuando encima de la cabeza, a lo Mario, también nos puede ayudar a solventar situaciones peliagudas; convirtiéndose en un recurso perfectamente legítimo e incluso necesario en determinadas ocasiones o enemigos.
Aunque nunca cambiamos de arma, siendo el disparo con arco y el salto nuestras únicas posibilidades, sí existen algunos potenciadores que suelen aparecer después de algunas rondas. Los más comunes son escudos, que nos protegerán de un golpe (por lo que tendremos dos «toques» antes de morir), o alguna flecha extra, que podrá estar potenciada por ejemplo con una bomba que la haga explotar al impactar. También contamos de vez en cuando con algún que otro modificador, que nos permitirá entre otras cosas ralentizar el tiempo.
Todo esto, unido a una buena variedad de enemigos, cada uno con sus propias rutinas, contribuirá como cabía esperar a que se forme un buen caos en la pantalla. Estar atento a cada enemigo, cada proyectil, y los laterales del escenario que nos pueden jugar malas pasadas, supone un auténtico reto. Towerfall Ascension es un juego muy exigente, que puede llegar a desesperar si jugáis solos. Contáis con un modo en el que ir superando niveles, en modo normal o hardcore (la modalidad pensada para los que se pasan los Dark Souls con los pies o los Redisent Evil a cuchillo).
Lo ideal es que juguéis junto a amigos, en cualquiera de sus modos, cooperativo o enfrentamiento. El modo cooperativo es el mismo que para un solo jugador, pero con un compañero no solo resulta más sencillo, sino que las muertes dejarán de ser tan frustrantes para resultar incluso divertidas por lo inesperado de las situaciones. Pero donde sí que habrá risas será compitiendo contra amigos. Aquí en lugar de enemigos de la IA, nos vemos las caras entre los cuatro personajes disponibles en el juego en una serie de duelos a muerte. Sin duda la mejor parte de Towerfall Ascension, que se ve tristemente tapada por la falta de funciones online, estando disponible únicamente para el juego local. Por último también contamos con el modo Trials, que nos propone una serie de pruebas algo más especiales tomando como punto de partida los escenarios originales.
Y es esa, como digo, la mayor tara de Towerfall Ascension, que aunque podría contar con mejoras en ciertos aspectos, como una mayor cantidad de contenido o que teniendo en cuenta su demora en llegar a Xbox One incluyese al menos el DLC de expansión, Towerfall Dark World, consigo; es una propuesta realmente divertida, y especialmente adictiva si se juega en compañía. El control es sencillo, con aimbot incluido, y las opciones estratégicas a pesar del frenetismo también existen, lo que se traduce en una jugabilidad clásica, con sabor añejo y adictiva.
Conclusión
Posiblemente Towerfall Ascension sea una de las mejores opciones si queréis haceros con un juego que os permita echar buenos ratos con muchas risas y con amigos cuando vienen a casa. Aunque precisamente juegos de estos ya hay unos cuantos. Algunos de ellos que han sido incluso regalados como Game with Gold y probablemente andarán por vuestra biblioteca. Y también otros como Videoball, que aunque pertenece a un género diferente, también es estupendo como multijugador competitivo, y cuenta con opciones online. En cualquier caso, si lo jugáis en solitario, es una buena opción que se siente fresca, pero se echa en falta algo más de sustancia en su modo individual.