Dontnod Entertainment se ha hecho un hueco en la industria del videojuego en menos de una década. Aunque su primer gran bombazo fue Life is Strange (2015), el título que les llevó al estrellato, el estudio parisino ya había cuajado un fantástico trabajo con Remember Me (2013), un hack and slash futurista con una estética y una trama apasionantes. Desde entonces, la compañía francesa (con la excepción de Vampyr) se ha instalado en el género de las aventuras narrativas, en las que la toma de decisiones es lo más importante y la jugabilidad pasa a un segundo plano. Tras brindarnos Tell Me Why hace unos pocos meses, ahora Dontnod vuelve a la carga con otro juego del mismo estilo. Acompáñanos en las siguientes líneas en nuestro análisis de Twin Mirror, videojuego lanzado para Xbox One pero que hemos jugado en Xbox Series X.
Amargo retorno
En Twin Mirror jugamos en el papel de Sam Higgs, un periodista que vuelve a su pueblo natal, Basswood, para asistir al funeral de su amigo Nick, recientemente fallecido en un accidente de coche. Allí tendrá que hacer frente a su pasado y a los motivos que le llevaron a abandonar su hogar repentinamente dos años atrás y también investigar un caso en el que algo parece no cuadrar. No entraremos en detalles para no desvelar más de la cuenta, pero lo que sí diremos es que la trama de lo nuevo de Dontnod Entertainment comienza con cierto interés, si bien no estamos ante la historia más original del mundo y todo lo que va sucediendo nos suena a cosas mil veces vistas con anterioridad, ya sea en los videojuegos o en otros medios.
Una de las claves de la aventura es la capacidad analítica del entorno de nuestro protagonista, lo que nos lleva a adentrarnos en más de una ocasión en su Palacio Mental. Así es como Dontnod ha llamado a la escenificación de la mente de Sam Higgs. Un lugar en el que el periodista estudia los casos en los que trabaja, recuerda acontecimientos pasados que han marcado su vida y debate con su otro yo, representado por un Sam alternativo (con gafas y afeitado), que personifica el lado más humano y emocional de Sam, reprimido en su interior en favor del Sam más objetivo, calculador y frío.
A lo largo de la aventura ambos Sams mantienen conversaciones fuera del propio Palacio Mental. De hecho, casi siempre que tenemos que tomar una gran decisión es el Sam emocional quien nos explica qué es lo que estamos a punto de elegir y por qué deberíamos decantarnos por una u otra opción. Es un recurso que ya hemos visto en otras ocasiones. Lo primero que se me vino a la mente fueron Zach y York de Deadly Premonition. El problema es que Twin Mirror se toma demasiado en serio a sí mismo en todo momento. Quiere ser un juego sombrío, triste, lúgubre y en muchas fases lo único que consigue es no desprenderse de un cierto aroma a telefilm de sábado por la tarde.
Misterio a medias
Twin Mirror ha dejado definitivamente de lado el formato episódico que había acompañado a Dontnod en sus trabajos narrativos. No cabe duda de que es una gran decisión, que permite a los usuarios disfrutar de la aventura al completo al ritmo que deseen, sin tener que esperar semanas (o incluso meses) entre capítulo y capítulo. Sin embargo, este cambio también ha traído consigo un enorme problema: la duración del juego. No me entendáis mal. Soy el tipo de jugador que adora los títulos cortitos, que saben lo que quieren contar y lo hacen a las mil maravillas (podríamos mencionar What Remains of Edith Finch, Virginia o Florence, solo por poner algunos ejemplos). Twin Mirror dura unas 5-6 horas aproximadamente, dependiendo de con qué énfasis quieras inspeccionar cada área del juego.
Es cierto que Life is Strange 1 y 2 fueron juegos episódicos, pero cada uno de ellos contaba con cinco capítulos de unas tres horas, lo que nos da una duración aproximada de 15. Así las cosas, los Life is Strange son dos o incluso tres veces más largos que el título que hoy nos ocupa. ¿Qué significa esto? Lo que ya imaginarás: Twin Mirror está muy poco desarrollado. Falta desarrollo de personajes, falta desarrollo de la historia, incluso falta desarrollo en los recuerdos y el pasado de Sam, una mecánica absolutamente desaprovechada.
Sucede algo extraño con Twin Mirror. Es corto, pero aun así tiene serios problemas de ritmo. Su inicio, como hemos comentado, es atractivo. Su final está a la altura, aunque es muy predecible. Sin embargo, todo lo que ocurre en el medio es insustancial. Lo mejor que se puede decir de Twin Mirror es que no hace nada demasiado mal, aunque tampoco nada demasiado bien. No consigue emocionar, solo llega a poner en tensión al jugador en un par de momentos en toda la historia y, para más inri, tiene al protagonista menos carismático de cuantos ha creado Dontnod, lo cual ya es mucho decir viniendo de Sean (Life is Strange 2) y Tyler (Tell Me Why). No todo es malo en la narrativa de Twin Mirror. Rescato a Joan, apodada Bichito. Esa pequeña es la estrella del juego.
América en su máximo esplendor
A Dontnod le encanta ambientar sus juegos en pueblecitos de la Norteamérica más encantadora. Bosques frondosos, casas unifamiliares, cafeterías con su camarera dicharachera. Todos esos elementos están también presentes en Twin Mirror, que hace de su ambientación uno de sus grandes valores. Incluso investigar por una carretera de montaña tiene su punto en la obra del estudio parisino, pues el mero hecho de tener el pueblo al fondo aporta mucho a la ambientación. Lamentablemente también en este apartado (el audiovisual) tenemos algunos peros. Gráficamente Dontnod se ha quedado atrás. En Life is Strange jugaban con una especie de efecto dibujo que le sentaba de lujo a la propuesta. Sin embargo, cuanto más “realista” se ha intentado volver su escena estética, más se le ha visto el cartón.
Las animaciones faciales de los personajes necesitan una mejora urgente de cara a próximos proyectos, especialmente teniendo en cuenta que Dontnod vive de crear tensión y generar emoción y con caras como las que hemos visto en Twin Mirror es difícil lograrlo. Si bien los entornos lucen a buen nivel, en algunas fases en concreto nos hemos topado con importantes problemas de estabilidad. Incluso jugando en Xbox Series X (aunque recuerda que el juego no está optimizado para la next-gen), algunas fases tienen serias caídas en la tasa de frames por segundo. No son insalvables, pero sí molestas. También tuvimos un error en el sonido: las voces de los personajes dejaron de escucharse y tuvimos que repetir una fase entera para solucionarlo. Twin Mirror viene con voces en inglés (y subtítulos en castellano) que cumplen, sin alardes. Al igual que una música que pasa completamente desapercibida y que nos hace añorar, una vez más, los tiempos de Life is Strange, cuando Dontnod parecía acertar en todo.
Conclusión
Twin Mirror es un nuevo trabajo a medias de Dontnod. Es corto y aun así tiene problemas de ritmo y acusa una enorme falta de desarrollo de la historia. E incluso con todo ello su final se siente precipitado. Quitando a un par de personajes (personalmente me quedo con Joan y Walter), tampoco aquí está atinado el juego del estudio parisino, especialmente con un protagonista vulgar y que no genera sentimientos en el jugador. Tampoco lo que hacemos en Twin Mirror es divertido, ni emociona, ni tensa. No hace nada demasiado mal y su historia se sigue con cierto interés. Si eres fan del género o de la compañía, puede ser una buena opción dado su precio reducido.