Hace casi seis años que la obra magna de Toby Fox vio la luz en PC: Undertale, un RPG muy particular que no dejaba indiferente a nadie, desengranaba las bases de su propio género y se convertía en uno de los títulos más aclamados por los jugadores y la crítica. Y es que ya no resulta sorprendente que los juegos indie conquisten nuestros corazones pues, a pesar de sus limitaciones técnicas con respecto al triple A, tienden a ofrecer un gameplay muy refrescante, propuestas arriesgadas y experiencias inolvidables.
E inolvidable es, sin duda, la experiencia de jugar a Undertale por primera vez; una obra consistente, redonda, que durante mucho tiempo fue disfrutable de forma exclusiva para los jugadores de PC, Mac y Linux.
Los usuarios de Xbox hemos tenido que esperar mucho tiempo para poder echarle el guante a esta pequeña joya, siendo Xbox One la última plataforma de lanzamiento desde el pasado 16 de marzo. Mientras Toby Fox se encuentra trabajando en otros proyectos como el misterioso Deltarune, del que todavía no se sabe si tiene relación directa con su obra anterior, Undertale se ha convertido en un título multiplataforma que podemos adquirir de forma gratuita si estamos suscritos a Game Pass.
Pero ha llovido mucho desde ese 15 de septiembre de 2015… ¿es Undertale una obra atemporal? ¿Mantiene esa magia viva, más de cinco años después, o nos ha llegado demasiado tarde? ¡Vamos a comprobarlo en este análisis de Undertale de SomosXbox en Xbox One!
Una historia de monstruos y humanos
Siglos atrás, humanos y monstruos convivían en la tierra hasta que una guerra se desató entre ellos. Los monstruos, que perdieron la batalla, fueron desterrados al Subsuelo —Underground en el idioma original— en el que vivieron atrapados desde entonces. Guiados por el rey Asgore Dremurr, los monstruos buscarían la forma de volver a la superficie y abandonar aquella vida de encierro y monotonía.
Muchos años después, un niño humano escaló el monte Ebott, un lugar del que se decía que nadie volvía jamás, y cayó accidentalmente por un enorme agujero que le conducía al Subsuelo. Nuestro objetivo será guiar al niño por este mundo subterráneo para encontrar el camino de vuelta a casa, pero no será una tarea sencilla; necesitaremos ingenio, quizás un donut de arañas y por último —y no por ello menos importante— mucha, muchísima determinación.
Para volver a casa, nuestro/a —pues el género del personaje es indefinido— protagonista tendrá que recorrer todo el Underground hasta llegar al portal que separa los dos mundos y que le llevará de vuelta a la superficie. El Subsuelo se divide en cinco lugares que corresponden a los niveles del juego: las Ruinas, Snowdin, Waterfall, Hotland y la Capital. Sin embargo, nuestra aventura no será precisamente un paseo; los monstruos del Subsuelo no tienen muy buen concepto de los humanos y nuestro alma es una llave muy valiosa para la liberación de éstos… así que muchos intentarán matarnos.
Los monstruos son uno de los puntos fuertes de Undertale. Nos encontramos ante personajes con diseños muy variados, personalidades bien definidas y un sentido del humor propio. Desde los chistes malos de Sans hasta la obsesión por anime de Alphys, cada personaje tiene algo que lo hace único y forja un tipo de relación muy distinta con nuestro protagonista. La forma de introducirlos es natural, pausada, dedicándole su momento a cada personaje y asegurándose de que no nos olvidamos de ellos.
Porque los monstruos del Subsuelo son muy simpáticos. Demasiado simpáticos cuando nuestro objetivo es matarlos… ¿o no?
Matar o perdonar
Undertale nos empieza a relevar sus cartas desde el mismo tutorial, cuando llega el momento de aprender cómo funciona el sistema de batalla y nos enfrentamos a la primera gran revelación: no tenemos que matar para avanzar. En su lugar, podemos establecer una conversación con nuestros adversarios, interactuar con ellos y desbloquear la posibilidad de ser piadosos, lo que da por concluida la batalla. Toriel, el primer monstruo que nos guía en el tutorial, insistirá en esto y somos nosotros quiénes tomamos la decisión de escucharla o, por el contrario, avanzar a lo tradicional: derrotando cada enemigo que encontremos.
«Matar o perdonar» será el dilema al que nos enfrentaremos durante todo el juego y el que definirá las tres rutas diferentes con las que podemos completarlo: Pacifista, Neutral y Genocida. La forma que tiene Undertale de evaluarnos es algo que dejaré que descubráis por vuestra cuenta, pero cada ruta tendrá sus consecuencias, sus propios enemigos y —como no puede ser de otra manera— su propio final. Del mismo modo, el gameplay también será distinto si nos decantamos por una táctica u otra, suponiendo ambas un gran reto para el jugador y una prueba de su constancia, sus convicciones… y, sí, su determinación.
Si elegimos matar, tendremos que encontrar buenas armas por el camino explorando los niveles, atacar a los enemigos y acertar los golpes pulsando en el momento adecuado hasta que la salud del monstruo llegue a 0. Por otro lado, si elegimos ser piadosos tendremos que proteger nuestro alma en forma de corazón esquivando los ataques de los enemigos y teniendo una estrategia diferente para cada uno: con unos sirve hablar, con otros hay que insistir mucho en no pelear o incluso con otros tendremos que huir de la forma más literal. Cada batalla, en especial las batallas contra los jefes, funciona de manera diferente e incluso será radicalmente distinta si ya estamos encaminados en una ruta u otra.
Sé lo que hiciste en la última partida
Sus diferentes rutas y posibles decisiones otorgan a Undertale un enorme factor de rejugabilidad, y esto es algo que el propio juego sabe. Lo sabe muy bien, y no dudará en emplearlo como un elemento más de la narrativa. Porque, si bien la mecánica principal de este título ya es característica por sí sola, no es lo único que lo hace tan memorable: Undertale recordará todo lo que hiciste. Si empiezas una partida, tomas una decisión equivocada y sales del juego para cargar en el último punto de guardado… el juego sabrá que lo has hecho; si terminas el juego con una ruta y lo vuelves a empezar, algunos de sus personajes sabrán que lo hiciste, para bien o para mal. Y esto, teniendo en cuenta que estamos ante un juego de toma de decisiones, otorga una nueva dimensión a la idea de que nuestras acciones tienes consecuencias; porque, en Undertale, las consecuencias son definitivas.
Desde las primeras horas de juego sabremos que a Toby Fox le encanta romper la cuarta pared: en todo momento, tendremos la sensación de que Undertale sabe que es un juego, que sabe las reglas a las que está sujeto y, sobre todo, que sabe el poder que tiene el jugador. El nivel que inmersión que otorga esto es inmenso y añade mayor magnitud a nuestras decisiones, pues esta ruptura no es sólo un recurso cómico que se usa de forma puntual, sino que forma parte de la historia y tiene consecuencias directas en ella. Me recordaba, guardando las distancias, a aquellos famosos creepypastas tecnológicos que me quitaban el sueño por las noches, y no cabe duda de que Toby Fox los ha tenido en cuenta como una de sus muchas referencias.
En cada lanzamiento para otras plataformas, Undertale ha introducido algún detalle nuevo y Xbox One no ha sido la excepción. Al igual que en PlayStation y Nintendo Switch, podemos acceder a una nueva localización: Dog Shrine. Y encontrarla será imprescindible para los jugadores más completistas, pues tendremos que pasar un buen rato allí dentro si queremos conseguir todos los logros. Un detalle que tiene su gracia y sigue la línea del tono del juego, aunque en lo personal existían otros retos y curiosidades dentro de Undertale que habría sido más interesante premiar mediante logros.
Análisis de Undertale en Xbox One
Casi seis años después, no cabe duda de que Undertale sigue siendo un título muy recomendado y que se ha convertido en un clásico que todo el mundo debe jugar al menos una vez. Su propuesta es muy atrevida e innovadora, su verdadero mensaje encaja sin entrar en contradicción con su jugabilidad y todos los elementos que lo componen se complementan en una perfecta armonía, siendo increíblemente consistente. La forma en que utiliza el lenguaje del videojuego y sus reglas para contar su historia y transmitir su mensaje es algo de lo que, sin duda, debe ser tenido en cuenta y tomado como referencia en el futuro.
Su memoria espeluznante, sus personajes y su particular sistema de batalla otorgan esa extraña impresión de que Undertale es un juego con vida propia, y esta sensación nos ayuda a involucrarnos con sus conflictos y sus personajes; tiene un efecto en nosotros, nos hace sentir culpables por nuestras decisiones o nos invita a repetir la partida hasta que todo salga bien. Porque Undertale no es sólo humor recién salido de internet y una propuesta ingeniosa, es también una historia sobre la empatía, la violencia y la superación personal.
Porque, pese a la adversidad, seguimos siendo nosotros.