Hacer una mudanza puede ser perfectamente una de las cosas más tediosas de la vida. Sin embargo, un pequeño estudio situado en Brisbane, Australia, ha conseguido no solo convertir los traslados en algo divertido, sino que ha aprovechado para contar una interesante historia sin decir apenas nada. En el día de hoy, en este sentido, te acercamos nuestro análisis de Unpacking para Xbox, juego ya disponible en las consolas de Microsoft y que también ha llegado de lanzamiento a Xbox Game Pass, por lo que si eres suscriptor puedes disfrutar de esta experiencia imprescindible sin coste adicional.
La idea lo es todo
Muchas veces, especialmente cuando nos disponemos a jugar a un título triple A, miramos con lupa cada detalle de la historia, su apartado artístico, sus gráficos, su música y, una vez analizado, concluimos en qué podría haber sido mejor. En el terreno del desarrollo independiente de videojuegos, la cuestión suele ser más sencilla: tener una buena idea suele ser sinónimo de éxito y eso es precisamente lo que tiene Unpacking. Una magnífica idea. El concepto es simple: contar la vida de una joven desde la perspectiva de sus mudanzas. Cada nivel del juego es una mudanza distinta. Ni más fácil ni más difícil; sencillamente diferente.
Unpacking nos lleva por pisos de estudiantes, casas humildes y también hogares más familiares. Una o dos habitaciones, baños, cocinas, salas de estar, recibidores, comedores. Todo ello y mucho más encontraremos en este juego de Witch Beam (su segundo juego en realidad, lo cual tiene un mérito enorme). Nuestra misión es colocar todos los objetos que vayamos sacando de las cajas de mudanza en el espacio que les corresponda. Unpacking propone una experiencia estilo puzle tranquila. Muchos de los objetos a colocar tienen multitud de posibilidades y el estudio australiano nos ofrece muchas alternativas para hacerlo como prefiramos, ya sea priorizando el orden o la estética y la decoración.
Pese a que Unpacking se describe a sí mismo como un juego de puzles zen, lo cierto es que una vez que hayamos colocado todos los objetos empezará nuestro particular quebradero de cabeza. El juego nos marcará qué ítems están fuera de posición y tendremos que encontrar el espacio adecuado, en ocasiones reubicando multitud de utensilios para hacer hueco al que estaba mal ubicado inicialmente. Pese a ello, el estilo artístico y el relajante modo foto ofrecen una experiencia relajada, calmada y agradable.
El sonido como pieza clave
Más allá de su brillante concepto y su ingeniosa forma de aplicarlo, Unpacking tiene otra enorme fortaleza que no conviene pasar por alto, pues es fundamental para que la propuesta de Witch Beam haya tenido éxito. Hablamos del sonido. Además de la estupenda música que nos acompaña en cada nivel (cada uno tiene la suya propia adaptada a la estética de la casa a la que nos hemos mudado), Unpacking tiene más de 14.000 sonidos incluidos en su base de datos, lo cual ayuda a mejorar exponencialmente la calidad de lo que nos encontramos y a sumergirnos al cien por cien en lo que se nos cuenta.
Cada objeto genera un sonido diferente al ser posado sobre diferentes superficies. Por ejemplo, no suena igual dejar una sartén sobre la encimera, sobre la vitrocerámica o en un armario que encima de un suelo enmoquetado o encima de la cama del dormitorio. Pero tampoco suena igual posar un ordenador portátil en cualquiera de las superficies anteriormente mencionadas. La riqueza de sonidos de Unpacking es una cosa inexplicablemente maravillosa. Un ejercicio de recopilación de sonidos sin parangón y que nos cuenta a las claras que el estudio australiano Witch Beam ha puesto un cuidado casi enfermizo en su segundo videojuego.
La historia de una vida
Pese a ser un juego de puzles en el que colocar los objetos en las diferentes habitaciones es nuestra principal tarea (y básicamente lo único que tenemos que hacer), Unpacking también logra destacar en lo que respecta a narrativa. Narrativa ambiental, concretamente. Este término, popularizado en los videojuegos especialmente gracias a la franquicia Fallout, hace referencia a todo aquello que el jugador puede entender del mundo en el que está inmerso y que el juego no cuenta explícitamente, sino que lo da a entender por elementos que están en pantalla.
Sin decir apenas nada, Unpacking nos lleva a diferentes casas, diferentes mudanzas. Cada una de ellas tiene una estética y nos permite saber por qué fase de su vida está pasando nuestra protagonista. Pero no solo eso. El videojuego de Witch Beam tiene algunos momentos mágicos, emocionantes o tristes. Y nunca dice nada al respecto. Es el propio jugador, mientras explora los escenarios y coloca los objetos en el espacio que quiere (o le dejan) el que debe descubrir qué nos quiere decir cada una de las escenas de este peculiar juego de puzles.
Conclusión
Unpacking es, sin lugar a dudas, uno de los mejores juegos del año. Una experiencia de unas tres horas de duración que nos lleva por toda una vida a través de las mudanzas de su protagonista y que lo cuenta todo sin decir nada. Más allá de su majestuosa y silenciosa narrativa, el título de Witch Beam cuenta con una idea innovadora ejecutada a las mil maravillas y con un cuidado enfermizo: los más de 14.000 sonidos que forman parte de la experiencia que propone Unpacking ayudan a sumergirnos en una obra que nadie debería perderse, especialmente porque ha sido estrenado de lanzamiento en Xbox Game Pass, lo que debería ser un enorme aliciente.