Ya pudimos probar hace un mes las bondades de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters en nuestra visita a las oficinas de Frontier Developement en Cambridge (Reino Unido) y, poco después, se produjo el anuncio oficial de esta versión para Xbox del estupendo juego de rol táctico de la legendaria saga creada por Games Workshop. Ahora que tenemos la versión completa, os podemos dar más detalles de lo que nos ha parecido Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters.
Para los que aún no conocéis este juego, Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters nos propone un videojuego de rol táctico por turnos al más puro estilo X-COM basado en la legendaria franquicia de Warhammer 40K. Tanto si sois ávidos conocedores de sus sagas como si no habéis probado a sumergiros en este universo, Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters es un gran juego para disfrutar de su historia y de un rol táctico razonablemente bien adaptado a consola. Vamos a daros más información sobre el mismo.
Análisis de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters
La historia de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters comienza con una misión en el Mundo Templo Gaheris, el último bastión del culto sanguinario Kaedium. El comandante Agravain decide ignorar la amenazante tormenta eléctrica que rodea al planeta y se embarca personalmente en la misión. El caballero Ectar y la tecnosacerdotisa Lunete se quedan a cargo de la nave mientras Agravain se une al equipo de asalto de Caballeros Grises que aguardan a su comandante. Por desgracia, aunque la misión se completa con éxito, el comandante es derribado en combate.
Ahí entramos nosotros. Una vez superada esta primera misión a modo de tutorial, nosotros seremos designados como el nuevo comandante de la nave (al menos hasta que lleguemos a Titan) y tendremos que encargarnos de llevar a la nave y a sus tripulantes a Titan sanos y salvos. Al menos, esa era la teoría, pues pronto nos abordará la Inquisidora, una guerrera que está investigando el desarrollo de un nuevo enemigo que amenaza a cientos de planetas: la Plaga o el Brote.
Nurgle, el Señor de la Pestilencia, es el causante de esta aflicción y tendremos que derrotar a sus esbirros y secuaces para poder eliminar el Brote. No obstante, se nos pondrán sobre la mesa una serie de decisiones que no serán sencillas de tomar: qué mundos debemos salvar. El Brote no espera a nadie y pronto nos surgirán diversas misiones entre las que tendremos que elegir para ver qué planetas sobreviven a esta afrenta y cuáles se extinguen sin poder hacer más.
Los Caballeros Grises: nuestra principal baza en el campo de batalla
Los Caballeros Grises de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters son una de las últimas esperanzas de la humanidad en su lucha interminable contra los Dioses del Caos. Estos legendarios guerreros, armados con potentes armas cuerpo a cuerpo, armas a distancia y habilidades psíquicas, son nuestras principales bazas ofensivas en las misiones. Contaremos con hasta 4 de ellos en cada misión.
El sistema de combate es el típico que podéis esperar en los juegos de rol tácticos. Tendremos unos mapas más o menos cerrados y cada unidad se desplaza por él dependiendo de su capacidad de movimiento. Podremos interactuar con elementos del propio entorno para elaborar estrategias más efectivas de combate. Cualquier elemento es válido: un barril explosivo, una columna resquebrajada o incluso una grúa abandonada. Por supuesto, las coberturas nos harán la vida más sencilla cuando los enemigos decidan contraatacar y tendremos que tenerlas en cuenta para que nuestras 4 unidades vuelvan a casa sanas y salvas. Un detalle que nos ha gustado mucho es el uso del tiempo bala para determinadas acciones, dándole cierta épica a los combates.
Por supuesto, la estrategia va más allá de atacar o usar elementos de vuestro entorno: también será necesario estudiar en profundidad las debilidades de los enemigos para dar con la mejor forma de atacarlos. Al principio de la historia no necesitaremos devanarnos mucho el coco para cumplir nuestras misiones, pero cuando el desgaste de nuestras unidades vaya a más, tendremos que invertir mejor nuestros esfuerzos de cara a maximizar el poder ofensivo de nuestros Caballeros Grises.
Otro efecto a tener en cuenta es el del propio Brote, que irá aumentando su presencia en el campo de batalla y producirá diversos efectos más o menos aleatorios en el escenario y en vuestras unidades, lo que os obligará a gestionar sobre la marcha situaciones inesperadas, que pueden resultar en un beneficio o en un perjuicio dependiendo de las circunstancias de la misión.
La gestión del Mandato Siniestro, un aspecto fundamental de nuestra misión
Como comandante del Mandato Siniestro, es nuestra obligación gestionarla apropiadamente para llevar a buen puerto nuestras misiones y a nuestra tripulación. Ectar y Lunete nos ayudarán poco a poco a hacernos con la gran cantidad de menús y submenús que la nave dispone para llevar a cabo todas las tareas de gestión. Aquí nos pasaremos muchas de nuestras horas de juego, así que es fundamental hacerse con ella pronto, aunque de primeras os costará lidiar con tanta sección y tendréis que tirar un poco de paciencia para aprender todas las acciones que podréis hacer en la nave.
Por supuesto, la nave no está en sus mejores condiciones y tendréis que invertir vuestros recursos para repararla de forma acorde, investigar mejoras para vuestras unidades de infantería y hablar con los distintos NPC que vayan surgiendo en la historia. Al principio no es demasiado intuitivo, a pesar de que Frontier ha hecho un buen trabajo adaptando los comandos de PC a un mando de Xbox, pero poco a poco os iréis adecuando a la rutina de la nave después de cada misión.

Una de estas rutinas pasa, como no podía ser de otra manera, por la gestión de nuestros Caballeros Grises. Hasta un total de 20 Caballeros Grises podrán llenar nuestros barracones y será fundamental ir entrenando una buena cantidad de ellos para ir realizando rotaciones, según nuestras unidades vayan recibiendo heridas o necesiten un descanso adecuado. Aquí también nos encargaremos de elegir qué habilidades darles o qué equipo asignarles, con un gran rango de personalización. De vosotros depende elegir qué camino siguen vuestros efectivos y cómo usarlos para abordar las misiones que os esperan.
Un gran apartado sonoro
Aunque es verdad que se echa en falta un doblaje al castellano, las voces elegidas para los protagonistas de esta historia son extraordinarias. Por supuesto, el juego cuenta con textos en castellano y son sencillos de seguir. Se notan detalles como la perturbación de las voces cuando los Caballeros Grises hablan a través de sus cascos o cuando recorren grandes distancias en el campo de batalla, dando unas más que sonoras pisadas, ayudando a nuestra inmersión en el combate.
La banda sonora también acompaña muy bien a nuestros Caballeros Grises, ayudando a mantener la tensión cuando el combate se recrudece y permitiéndonos un momento de calma cuando nos encontramos gestionando nuestras investigaciones en el Mandato Sangriento. No obstante, es verdad que cuando aparecen algunos enemigos solo se oyen las voces de los mismos, dando una sensación extraña cuando los planos los enfocan y no se oyen efectos de sonido.
Conclusiones de Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters
Xbox se está llenando de gran cantidad y calidad de títulos de este subgénero del rol y Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters es una apuesta muy interesante si buscáis una alternativa a Gears Tactics o a la franquicia X-COM. Si preferís optar por algo más japonés, es posible que DioField Chronicle, Persona 5 Táctica o el inminente Unicorn Overlord os resulten más sencillos que este Warhammer 40K.
No obstante, pocos juegos tienen el respaldo de una historia tan rica y profunda como es el universo de Games Workshop. Incluso si no estáis puestos en la historia de la saga Warhammer 40K, este videojuego os asegurará momentos de inmersión, combates estratégicos y gestión al detalle como pocos juegos os pueden ofrecer. Con un mínimo de 40 horas de duración, Warhammer 40.000: Chaos Gate – Daemonhunters es una apuesta interesante que no os deberíais perder.