Llega ese momento del año en el que los juegos basados en licencias deportivas salen por doquier, donde estamos disfrutando del baloncesto, fútbol e incluso con una edición del juego de la Formula 1 que ha considerado incluir un modo carrera que permite disfrutar más profundamente la experiencia de ser piloto. Incluso, este año hemos sido testigos del renacer de una licencia clásica, gracias a Codemasters, DIRT Rally, que tiene frente a sí un rival contundente gracias al uso de la licencia oficial del Campeonato Mundial de Rallies, la WRC.
Big Ben Interactive ha vuelto a hacerse cargo de esta licencia para dar un producto renovado y que evoluciona hacia la competición multijugador. Con esto, su propuesta comienza a indagar nuevos ámbitos desconocidos para este género, más todavía para esta licencia. Tras convencer a muchos con WRC 5, continuar el progreso iniciado se ha convertido en un hábito muy productivo para la mejoría de las licencias, donde repetir experiencia de la mano de los mejores pilotos del WRC será una nueva excusa para los amantes de esta disciplina. Progresar desde abajo y convertirse en el nuevo Sebastien Ogier un reto al alcance de muy pocos.
Un año para la redención, pues DIRT Rally ha puesto el listón muy alto en el subgénero de los rallies
Adentrarse en el extremo mundo de la competición más radical sobre cuatro ruedas es un reto que muchos aceptarán como un desafío. Un desafío que este año enfrentará a WRC 6 con títulos de la talla de DIRT Rally. ¿Podrá enfrentarse al poder de la experiencia de Codemasters?
Una competición oficial
La principal baza de WRC 6 es poder hacer uso de la licencia oficial de la WRC, que proporciona una ventaja importante, la de poder competir contra los actuales pilotos de la competición. Esto ofrece una garantía de satisfacción para el jugador cuando ve su nombre superando el de pilotos como Dani Sordo, Jari-Matti Latvala, Thierry Neuville y sobre todo, poder batir al todopoderoso Sebastien Ogier.
De este modo, introducirse en alguno de los vehículos oficiales, como es el Volkswagen Polo, Ford Fiesta, el Peugeot 207, el Mini John Cooper Works, el Hyundai i20 o el Citroen DS3, será una posibilidad que se ofrece al jugador. Hacer frente a las etapas más exigentes por todo el mundo, expone la necesidad de adaptarse en cada momento a las diferentes superficies. Además, WRC 6 cuenta con un propósito especial, ahondar en esta experiencia lo máximo posible, ofreciendo trazados a escala 1:1, es decir, a tamaño real. Barro, asfalto, tierra, gravilla, arena… son superficies que ofrecerán sensaciones muy diferentes y técnicas de conducción variables que, en muchos casos, al alternar superficies o condiciones climáticas en un mismo tramo, supondrá un reto importante.
Los trazados son complejos, tortuosos y muy realistas
Es así como WRC 6 fundamenta los cimientos de una experiencia que tiene todo lo necesario para satisfacer la curiosidad de los seguidores de esta competición, fundamentando uno de sus puntos fuertes, el de llevar a cabo una carrera profesional desde lo más bajo hasta la cima de la WRC. Siguiendo los pasos de WRC 5, comenzaremos eligiendo una escudería en la Junior WRC, con la que llevaremos a cabo una serie de pruebas en el calendario oficial de la competición. Este primer año será un trámite a superar, donde no se corren todos los campeonatos y no se puede acceder a aspectos como los reglajes del coche, que posteriormente serán fundamentales.
Adaptarse al trabajo en equipo, donde dentro de las tres opciones nos ofrecen diferentes objetivos, será nuestra primera misión. Elegir el equipo que más pide arriesgar para obtener resultados, el que pide que el coche no sufra daños, sin importar tanto el resultado y una versión intermedia de estos dos extremos, serán las tres opciones que disponemos. A partir de ahí, ir ajustándose a la conducción de WRC 6 con uno de los modelos menos potentes del campeonato oficial, el Citroen DS3 para la Junior WRC.
Tras nuestro éxito, los contratos llegarán para intentar competir y seguir ascendiendo en la clasificación, pasando por la WRC 2 o dando el salto a alguno de los equipos modestos de la competición mayor. Todo es cuestión de implicarse, siendo este modo de juego el recurso básico que ofrece para cada uno de los jugadores, siguiendo la línea marcada por WRC 5, de hecho, se exponen las mismas carencias derivadas de la limitada licencia que explota. Pocos coches y escasa libertad para ofrecer contenido, si bien, lo que se puede empezar a sentir es que WRC se convierte en un trámite anual sin ningún tipo de innovación ni ingenio por parte de los desarrolladores.
La falta de ambición ha llevado a WRC 6 a ser un expositor del campeonato de este año
Recorriendo el mundo ‘a toda leche’
A la hora de introducir al jugador en el papel de un piloto de la WRC, debemos considerar muchos aspectos, donde hacer llegar la sensación de competir por todo el mundo, es importante. Expuesta la licencia oficial, esta funciona tanto para bien, como para mal, dado que en esta ocasión, el número de vehículos que encontramos es bastante escaso y el número de entornos, limitado. Como un producto oficial, no se han podido salir de lo que la licencia puede ofrecer y, si bien es algo que motiva, no podemos dejar de evidenciar que los juegos que han prescindido de este lujo, pueden ofrecer una mayor diversidad de opciones, como coches y ubicaciones.
De este modo, podemos concretar que el diseño de los vehículos es correcto, aunque no será un referente en el ámbito de diseño. Se ven bien, incluso se puede observar como los avatares de la carrera van haciendo mella en la estructura de la carrocería y diferentes partes del coche. Claro que el acabado del coche no resulta espectacular, ni de lejos. Viendo el resultado irregular del WRC 5, ver prácticamente lo mismo ofrece una perspectiva poco alentadora, que aunada a los pocos vehículos que hay, denotan pobreza. Es lo hay, pero no cambia cuando hacemos referencia a los escenarios.
La exigencia en la conducción será tremenda, por la carencia de sensaciones y lo irregular del comportamiento del coche
Como es habitual, todo lo que trasciende de ese primer plano está ahí como complemento, donde si entramos a valorar en detalle su presencia, nos damos cuenta de que el diseño es pobre y las animaciones clónicas y repetitivas. Bien está que nos hagan sentir en muchos países en un mismo juego, donde podemos reconocer los paisajes de los 18 países que se dan cita en el mundial de WRC, desde la exótica Australia, pasando por las gélidas pistas de Finlandia, la lluviosa Gran Bretaña o la soleada costa mediterránea. Son 18 países que se responsabilizan de poner a prueba a los pilotos, con sinuosas carreteras, que lejos de descubrir bellos paisajes, centran la atención en la conducción.
Pero lejos de permitir sumergirse en una experiencia espectacular, el diseño general resulta más pobre de lo que podíamos esperar de un nuevo juego. Puede que sea la falta de evolución lo que delimita una sensación de progreso, dado que la ausencia de cambios hará sentir como que no hemos cambiado de juego. El diseño general no resulta para nada novedoso, incluso se podría decir que es bastante plano, donde el rendimiento se ajusta en la mayoría de casos, aunque haya momentos en los que se notan ciertas “rascadas” de frames que molestan bastante y afectan a la experiencia. Añadiendo que el juego ofrece un acabado poco espectacular, con una iluminación circunstancial, poco dinámica, que produce sombras planas y borrosas, WRC6, en este aspecto, no destaca ni por lo bueno ni por lo malo.
Y es que bien podrían haber incluido más efectos, donde la lluvia o la niebla son pobres detalles que no cumplen más que con la intención de dar cierto ambiente. La pobreza de la iluminación en carreras nocturnas, que tiene sorna, pues con tantos focos que tienen los coches apenas iluminan más allá de la mitad de la pantalla y en definitiva, se conduce a ciegas. La falta de notoriedad de momentos clave del día, anocheciendo o amaneciendo, hacen ver que el juego dista mucho de sorprender y que el trabajo realizado parece más una excusa para lanzar un juego bastante clónico. Cuando hemos visto este mismo año que se puede trabajar mejor el apartado gráfico, este producto denota una falta de ambición importante en este ámbito, donde comienza a pesarle a la licencia.
Su obsoleta calidad gráfica no consigue evitar que se den problemas con los frames
Una conducción sin sensaciones
Un paso importante, más con una competencia feroz por el renovado DIRT, era hacer llegar un juego que supusiera una experiencia realista. Claro que la licencia WRC siempre se ha vinculado con los juegos de conducción arcade, la llegada de Big Ben ha querido aportar más peso a este aspecto. Si bien en WRC 5 se pudo notar que la conducción era mecánica, poco intuitiva y con sensaciones poco claras para el jugador, podemos destacar que el trabajo para WRC 6 si ha ofrecido una serie de cambios que, sin ser sustanciales, parecen haber intentado abordar una conducción que ofrezca más sensaciones.
Pero la realidad es que esos cambios introducidos no han deparado un resultado que llegue a hacer sentir el peso del vehículo. Nuevamente encontramos un producto que peca de tener algún conflicto en la transmisión del peso del vehículo sobre la superficie, la mejoría con respecto a WRC 5 es prácticamente inapreciable. El trabajo realizado en la gestión de físicas parece intentar ofrecer una conducción más exigente, más pesada, con mayor cantidad de inercias, las cuales son de vital importancia en el desarrollo de la conducción en una disciplina como los rallies, pero a la larga, la propia competición, los coches presentes, ofrecen un comportamiento casi clónico y poco atractivo.
La falta de sensaciones no permite tirar de intuición y los errores serán comunes
En un primer instante, el tutorial que intenta darnos a conocer los pequeños trucos que debemos seguir a la hora de conducir, nos expone la conducción de esos coches de la WRC, donde podemos notar que la tracción no es igual hoy día que cuando competían los 4×4. Cambios importantes que han obligado a adaptar las mecánicas, donde los deslizamientos requieren de un mayor control, tanto en la frenada como en la compensación del sobreviraje. Y será el primer escollo que deberemos de resolver, donde la costumbre de gestionar con cuidado el gas se ha convertido en un desesperado intento de hacer que la dirección consiga mantener el coche en la trazada óptima. Pero es aqui donde observamos que girar el volante no supone un efecto creible, pues suele reaccionar de forma diferente ante un mismo movimiento, siendo mucho más fácil perder el control corrigiendo la dirección que intentando cambiarla. La falta de información, de sensaciones, hará que en muchas ocasiones no entendamos el comportamiento del coche requiriendo de adaptarse a estas circunstancias como suele requerirse en los juegos arcade y no por intuición o entrenamiento, como en los simuladores. De este modo, ese realismo que postula la empresa, parece un argumento que hace alusión a otros aspectos, no a la conducción.
Pero posteriormente iremos avanzando por el modo campaña desde la categoría más baja, donde la escasa potencia del coche es un arma de doble filo que nos llevará a intentar frenar lo menos posible. Ir al límite hará cometer muchos errores y las correcciones serán constantes, sobre todo, por la complicada adaptación a unas físicas que derivan en comportamientos irregulares. Pero cuando subimos de nivel y los reglajes son parte imprescindible de la configuración del coche, bien por el diseño de los tramos, complejos y variados, bien por la ineficaz interfaz de los reglajes, la sensación es que es mejor ir a pelo que intentar hacer algún cambio. Ante la imposición de unos reglajes relativos, donde no hay unidades que nos ayuden a concretar cada aspecto, la falta de información y de qué hacemos cuando modificamos algo, llevará a los nuevos fans a fracasar estrepitosamente. Y es que lejos de decir que los reglajes no tienen efecto, el comportamiento errático y la falta de físicas no ayudará a comprender lo que sucede en pista.
Esta pantalla es como una lámpara en casa de un ciego, los reglajes son confusos y no tienen ninguna explicación para comprenderlos
En cierto modo, podría asumirse que esta irregularidad deriva de la falta de peso del vehículo, unas mecánicas que prescinden de físicas que ofrezcan sensaciones intuitivas para los amantes de la conducción. Si que se pueden notar lo cambios derivados de las diferentes adherencias de la superfice. No obstante, el coche circula sin un peso concreto, en muchas ocasiones parece que flota y en otras que pesa demasiado. Es así como en curvas de velocidad media parece que el control sobre el freno permite tener sensaciones muy agradables, cuando la velocidad es alta o baja, el coche sufre un subviraje que más que por cuestiones de reglaje, parece un déficit en las físicas, con reacciones extrañas que en la mayoría de casos acabará en tragedia.
Nos encontraremos con situaciones muy frustrantes, sobre todo mientras nos adaptamos de esos juegos que ofrecen sensaciones intuitivas a estas mecánicas que exigen un protocolo de actuación y no una reacción lógica. Contrastando este juego con la imponente propuesta de Codemasters, estas mecánicas se podrían describir como un juego arcade, como podría ser un Need for Speed, lejos de intentar introducir al jugador en el excitante mundo de los rallies y sacar su destreza a la luz, como en DIRT Rally. Estas carencias se notan, más que nada, cuando estamos en la categoría Junior WRC, donde no se puede acceder a reglajes y el comportamiento del coche es estándar. A partir de ahí, los reglajes pueden ayudarnos un poco a compensar algunas carencias, pero nos veremos con la dura realidad de haber hecho mal la labor de ayudarnos con el copiloto.
Pero dentro de la conducción hay un elemento que, en el caso de los rallies, resulta de vital importancia. Para conseguir el máximo rendimiento y hacer frente cada etapa para sacar lo mejor de nosotros mismos, se requiere de un copiloto que nos indique que curvas nos llegan. Nuevamente, encontramos un copiloto, que no se puede configurar más allá del tipo de instrucciones que nos ofrece, con un doblaje al español que puede ser algo controvertido.
No es cuestión de apuntar al acento o la procedencia de la voz, es más una cuestión de como las órdenes no resultan nada eficaces, ya que también se plasman en pantalla con las típicas flechas de colores. El doblaje resulta agresivo, con una voz chirriante, una entonación desagradable que se mete en la cabeza con órdenes mal dadas. Resulta muy complicado centrarse en la pista, mientras nuestro copiloto nos grita con tonos muy irregulares, instrucciones que en ocasiones resultan algo confusas o que se pierden en la memoria.
El tipo de instrucciones se puede configurar, alternando entre detallado y rápido, añadiendo el momento, adelantándose o retrasando cuando lo dice. Pese a esto, la falta de opciones es flagrante, porque la adecuidad de estas instrucciones no parece la más correcta, por la entonación y por la aplicación de la misma. En ocasiones la lista de órdenes se pierde como consecuencia de algún término confuso, que puede hacer reír a carcajadas mientras no podemos evitar irnos por el barranco. Pero cuando pretendemos tomarnos la carrera en serio, puede llegar a saturar al conductor y no para intentar centrarse en lo que acontece en la pista, sino hasta el punto de querer quedarse sordo y obviar las instrucciones.
Suprimir las opciones de copiloto supone tener que aguantar a un compañero inútil y cargante. Para doblajes así…
De este modo, perdemos algo de información, por la mala ejecución de estas voces, intentando apoyarse en la interfaz gráfica, la cual, omite mucha información o no la plasma de forma adecuada. Durante las primeras carreras, resulta innegable que el impacto que tiene este doblaje es negativo, más negativo resulta comprobar que no han añadido alguna función para cambiar el idioma, incluso, opciones como cambiar la voz dentro del mismo idioma, que vienen ofreciendo muchos juegos de este género.
Exigencia al extremo
Los rallies son una competición dura, fundamentada en la destreza de los pilotos para recorrer una distancia lo más rápido posible. Es así como cualquier modo de juego presente en WRC 6 busca este propósito. Big Ben Interactive comenzó una apuesta personal por ofrecer cobertura con los eSports en WRC 5, encontrando en WRC 6 la plataforma ideal. Se ha conseguido implementar mejor esta plataforma, sobre todo, por una mayor presencia y protagonismo de los modos multijugador.
Lejos de ofrecer carreras en circuitos o enfrentamientos directos en pista, los pilotos deben aceptar el desafío que les llevará por los sinuosos trazados buscando marcar el mejor crono. Una competición que se puede explotar perfectamente vía marcadores, aunque también se haya impuesto como modos concretos dentro de carreras online o campeonatos online. Pero para fijar la atención en los eSports, los desafíos que Big Ben Interactive o Kyloton Games ofrecen desde un primer instante, en el menú del juego, son una evidencia de la vinculación de WRC 6 con los eSports.
Podríamos hablar de plataforma, donde WRC 6 ofrece las típicas opciones que muchos jugadores quieren explotar cada año, como es el modo carrera, con las opciones alternativas de carreras rápidas, cronos y campeonatos personalizables, pero que en el ámbito multijugador quiere explotar nuevas opciones. Todo lo que se vincula con esta iniciativa de los eSports parece emocionante, aportando una longevidad extrema que solo la paciencia del jugador determinará cuando acaba.
Priorizando los eSports
Se puede observar que WRC 6 se ofrece como un producto en el que se ha trabajado con un objetivo claro, ofrecer una propuesta vinculada a la experiencia multijugador. Con esto, el producto ofrecido carece de una evolución en el apartado técnico, escudándose por un lado en los límites que ofrece la licencia WRC. No se puede negar que no se han implicado en intentar explotar mejor una licencia que tiene una gran historia tras de sí, haber incluido más coches, de diferentes años y algún modo de juego que permita recorrer la historia u optar a algo más que cuatro coches y los mismo circuitos año tras año.
Big Ben Interactive no ha abordado cambios técnicos, más allá de ofrecer un rendimiento algo más sólido y una actualización de contenidos. Del mismo modo, la conducción se mantiene en un concepto mecánico, con pocas sensaciones para el jugador. Se ha implicado en la gestión de opciones muy interesantes, como es la llegada de los eSports a este género de conducción, más concretamente a los rallies. Una plataforma que hará que los fans de esta disciplina deportiva tengan incontables horas por delante, desafíos dinámicos que se actualizan constantemente, con una jugabilidad aceptable, pero carente de sentimiento.
La falta de ambición ha lastrado un producto que tenía potencial, pero no se ha abordado la conducción sino opciones multijugador
Es evidente que la llegada de DIRT Rally ha supuesto una referencia que se ha obviado. Su conducción intuitiva y repleto de reacciones derivadas de una buena transmisión de sensaciones, no ha sido algo que se haya intentado imitar. Ofreciendo una conducción vertiginosa, con una velocidad adecuada para un rendimiento estable, centrarse en comprender las mecánicas y responder en cada momento a las instrucciones de un chirriante y desagradable copiloto, hace que prescindir de la ausencia de evolución técnica pueda ofrecer muchas horas de diversión.
Pero para aquellos que quieren un juego que descubra el tarro de las esencias de un tipo de conducción basado en las sensaciones, WRC 6 no es un juego que ofrezca esas sensaciones. No se puede negar que las reacciones de un piloto de rally pueden ser muy mecánicas, donde el hermanamiento con el copiloto es absoluto para ejecutar instrucciones con precisión. Pero el copiloto no ayuda, las instrucciones en pantalla tampoco y las físicas y sensaciones harán que los tiempos no acompañan y la diversión se vea algo coartada. Adaptarse a esta mecánica supondrá un desafío interesante, pero podría exigirse algo más, sabiendo que existe una competencia que ha conseguido transmitir todas esas sensaciones.
WRC 6 se ofrece como un producto inapropiado, carente de ambición y progreso, lo que hace que se desaproveche una oportunidad de marcar diferencias en un momento que lo necesitaba