Yakuza 3 es un juego complicado por muchos motivos. En su contexto inicial suponía el continuar de alguna forma la historia que asentó a Kiryu como personaje principal de la saga y que tras el impactante final de Yakuza 2 veía más que nunca que debía pasar el testigo. En nuestro caso y en el de los miles de jugadores que hayan aterrizado a la saga gracias a Yakuza 0 y los Kiwami, Yakuza 3 implica volver a un juego de 2009. ¿Vale la pena hacerlo? Os lo contamos en nuestro análisis de Yakuza 3 Remastered para Xbox One.
Yakuza 3 Remastered no es un remake como los Kiwami, sino que estamos ante una adaptación del juego original a una resolución HD de 1080p (independientemente de si jugáis en One o Series X|S) y 60 fps. El primer obstáculo que encontraremos será su apartado gráfico y es que no voy a negar que volver a un juego de 2009 a estas alturas (pese a la mejora en la calidad de imagen) es algo pesado. Además, este juego será el que vayáis a jugar después de Yakuza Kiwami 2, que cuenta con el Dragon Engine y unos gráficos a la altura de lo que esperamos de un juego AAA.
El motor utilizado por Yakuza 3 no es ni el de Yakuza 0 y se le notan las costuras por todos lados pero si conseguimos adaptarnos en sus primeras horas no tendremos más pegas.
El otro Kiryu
Hasta ahora, la saga había girado alrededor de Kiryu y de la Yakuza. Yakuza 3 toma muchos riesgos y se atreve a cambiar por completo las bases de la saga durante la mayor parte de la historia y es algo que los fans nunca llegaron a perdonar. Sí, a día de hoy tenemos que considerar Yakuza 3 como un juego necesario, pero si hasta ahora la saga os había encantado, Yakuza 3 os puede hacer cambiar muy rápido de opinión.
No me confundáis, Yakuza 3 no es un mal juego, pero es un mal juego de Yakuza. La trama comienza un año después de una guerra que casi acaba con Kamurocho en la que la Alianza Omi y el Clan Tojo lucharon con todo con Kazuma Kiryu regentando el orfanato Morning Glory junto a su ahijada Haruka.
Kiryu pasa de estar metido de lleno en una lucha de poder entre las mafias más poderosas y terroríficas de Japón a cuidar de niños huérfanos a la orilla de una playa. Y sí, Yakuza 3 es expresamente así, es un juego que busca decir al jugador que Kiryu está harto, que ha pasado por mucho y que ahora lo que quiere es cuidar de niños huérfanos como él. Ya ha perdido a muchos compañeros y con las decisiones que tomó en Yakuza 2 dejó el destino del Tojo Clan en buenas manos.
Gran parte de la trama principal de Yakuza 3 irá enfocada en conocer a nuevos personajes relacionados de una forma u otra con el orfanato Morning Glory, situado en la isla de Okinawa y a solucionar los problemas que tengan los niños. También tendremos problemas y tendremos que defenderlos, pero sí, hay que reconocer que Yakuza 3 es una bajona tremenda en ese aspecto.
Claro que luego cierto suceso cambia las tornas y obliga a Kiryu a guardar la camisa de colores y volverse a poner el traje, ahí es cuando Yakuza 3 vuelve a brillar y a dejarnos momentos épicos, pero quizás es algo tarde.
Un enorme paso atrás en el gameplay
El gameplay de Yakuza Kiwami 2 tiene muy pocas pegas, de hecho los 3 Yakuza que estaban disponibles hasta el momento en Xbox contaban con el gameplay más trabajado de la saga, pero claro, como he comentado antes volver atrás en lo técnico también implica en lo jugable. Yakuza 3 Remastered no ha retocado el gameplay original y la verdad es que lo habría agradecido.
Estamos ante un Beat em Up, por lo que si venís de Yakuza: Like a Dragon vais a disfrutar del gameplay típico de la saga, pero lo cierto es que los movimientos se sienten toscos y las peleas más importantes tampoco ayudan. Hay demasiados enemigos «tanque» que nos bloquearán todos y cada uno de nuestros ataques y será exasperante poder derrotarlos.
Por otro lado la mejora de habilidades y características de Kiryu es bastante tosca (aunque menos confusa que en Yakuza 0) y no contamos con tantos movimientos y combinaciones como en Yakuza 0 y los remakes del 1 y el 2. Así que sí, los combates en Yakuza 3 no son tan fluidos y entretenidos como en las entregas que llevábamos hasta ahora en Xbox.
Aun así no os preocupéis, aunque la trama sea bastante más floja de lo que estamos acostumbrados y el gameplay sea tosco, el contenido de Yakuza 3 Remastered es el típico de Yakuza: multitud de divertidas secundarias (especial mención a la de Kiryu practicando inglés), minijuegos por doquier, extrañas formas de aprender habilidades… El caso es que estamos ante un Yakuza con todas las letras en ese aspecto. Y sí, también podemos pescar.
Un remaster justito
Es bastante peculiar, pero uno siempre piensa que los juegos más antiguos son los que más se beneficiarían de un remaster, pero la realidad es que mejorar tan solo resolución y rendimiento en un juego de 2009 nos hace ver las costuras presentes en su día de manera más clara.
Da igual si lo jugáis en Xbox One o en Xbox Series X|S, ya que el juego no cuenta con mejoras específicas, ni siquiera en Xbox One X, por lo que nos veremos limitados a 1080p y 60 fps. La única mejora que podéis encontrar en Xbox Series X|S son los tiempos de carga reducidos, que ya son bastante rápidos en Xbox One.
Lamentablemente Yakuza 3 Remastered nos llega, como Yakuza 0, Yakuza Kiwami y Yakuza Kiwami 2, en completo inglés con voces en japonés. Si antes no os había molestado demasiado aquí tampoco debería. Una lástima, ya que Yakuza: Like a Dragon lo podemos disfrutar en nuestro idioma.
Análisis de Yakuza 3 Remastered para Xbox One
Yakuza 3 Remastered es el peor juego de la saga Yakuza, por consecuente también de la The Yakuza Remastered Collection que acaba de llegar a Xbox Game Pass. Eso no quiere decir que sea un mal juego, ojo, pero sí que es un título muy peculiar y que puede perder a jugadores por el camino.
En Yakuza 3 nos encontramos con un Kazuma Kiryu diferente que no es tan entretenido, pero que sí que sirve para desarrollar al personaje y sienta las bases de muchas cosas que están por venir. Kiryu sabe que la vida de Yakuza no acabará bien y quiere apartarse, hacer crecer a su familia y ser una persona corriente, por desgracia todos sabemos que esas historias nunca acaban bien.