Siempre he confiado en Logitech. A nivel de calidad y servicio me parece que se trata de una de las mejores marcas, sobre todo si, como es mi caso, te dedicas a los streamings en Internet. Tener una buena calidad de sonido es fundamental para todos aquellos que tienen que crear vídeos, podcast, o cualquier otro tipo de función que implique un micrófono de por medio. Hasta la fecha, me jactaba de tener un Yeti X, mi fiel compañero de mesa, que nunca me solía fallar y el cual podía manejar con toda la sencillez del mundo. No esperaba ni tenía previsto buscarle un sustituto hasta que el Yeti Studio cayó en mis manos.
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Especificaciones del Yeti Studio
- Tipo de cápsula: Dinámico
- Patrón polar: Supercardioide
- Respuesta de frecuencia: 40Hz–18kHz
- Sensibilidad: -34 dBV/Pa a 1 kHz
- THD: 0,05% a 1 kHz, 94 dBSPL
- Relación señal/ruido: 69,5 dB A-wt
- SPL máx.: 129 dBSPL a 1% de distorsión armónica total, 138 dBSPL a 5% de distorsión armónica total
- Requisito de alimentación: Requiere alimentación fantasma de +24 V o +48 V
Ya a simple vista, hay una diferencia notable entre ambos modelos: su diseño. En este caso, nos alejamos de micrófonos con apoyo y nos centramos en uno pensado para un brazo extensible. Mucho más cómodo, debo añadir. De la misma manera, al contrario que el anterior, el cual incluía sus propios botones de configuración de modelos de captura de sonido e intensidad, este tiene que ir contenido a una mesa de mezclas. Cualquiera estándar de Amazon os puede servir, de hecho. Así, el control que tenemos sobre el sonido no solo es de mayor calidad, sino que más preciso, aunque, con todo ello, no pretendo desmerecer al Yeti X.

En Amazon o en otras plataformas podéis encontrar mesas a un precio asequible
Siguiendo con el diseño, nos encontramos con un producto que cuenta con una apariencia sobria, en diferentes colores, pero elegante, que se centra en un tamaño más reducido para ser menos incómodo. Aquí podéis ver sus medidas:
- Altura: 165 mm
- Anchura: 67 mm
- Longitud: 185 mm
- Peso: 615 g
Dimensiones del Yeti X para comparativa
- Dimensiones (mayores con soporte): 11 cm x 12.2 cm x 28.9 cm
- Peso (micrófono y soporte): 1.28 kg
- Peso (sólo micrófono): 0.519 kg
Ahora bien, en cuanto al peso, ya hablamos de otra cosa, ya que es ligeramente más elevado. Pero comparativas a un lado, nos encontramos ante un modelo XLR dinámico. Es decir, que tiene un conector circular de 3 contactos, cuya ventaja principal es que resulta mejor a la hora de preservar la calidad del sonido con respecto a la típica conexión de USB.
Hablamos de un modelo pensado para un uso más profesional o para jugadores. Podría hablaros de sus muchas cualidades técnicas como por ejemplo la tecnología ClearAmp integrada, la cual ofrece una ganancia adicional de +25 dB. Podría deciros que cuenta con interruptores en el panel posterior que refuerzan la presencia de la voz o reducen los graves, que elimina los ruidos, enaltece la voz y proporciona un sonido limpio, etc. Y todo ello es cierto, pero aquí lo que importa también es tener claro que, aunque no seáis unos eruditos de la calidad del sonido, notaréis una mejoría espectacular.
Al tratarse de un micrófono con brazo extensible, lo podemos colocar desde cualquier ángulo según las necesidades del usuario. Eso hace que la experiencia de uso sea cómoda y práctica. Ahora bien, entrando un poco más en mi propia experiencia, hay varios puntos que me gustaría resaltar con respecto al Yeti Studio que todavía no he comentado.

Este modelo cuenta con un diseño sobrio y elegante
La experiencia de uso del Yeti Studio XLR
En primer lugar, el Yeti Studio viene con una almohadilla integrada, favoreciendo la captación del sonido y amortiguando los “residuos”. Al estar colgado y no en posible contacto involuntario con el interlocutor, es muy complicado que se produzcan golpes o fluctuaciones de sonido irregulares. De la misma manera, aunque en un inicio la conexión requiera de la mesa de sonido, con su adicional sobrecoste, lo cierto es que he agradecido completamente la ausencia de cierto componente electrónico en la voz. Es decir, el Yeti X es una opción muy recomendable, pero en función del cable que usemos, podemos notar fluctuaciones de este tipo en la voz al ser grabada, sobre todo cuando ya ha sido usado un largo periodo de tiempo. Tampoco hay margen para equivocaciones en su conexión, en el modo de activación, ni nada similar. Es tan fácil como dejar configurado los detalles que queremos desde el inicio y listo. El resultado es un sonido limpio.
Por supuesto, hay una contra añadida, y es que su portabilidad es menos accesible que en modelos como el Blue Snowball que cabía en el bolso casi si nos descuidábamos. Si bien su transporte no es imposible, es mucho menos cómodo para el usuario, aunque siempre podemos llevarnos el cabezal si tenemos otro equipo acondicionado. De la misma manera, si hubiera que señalar algún tipo de desventaja, también podríamos señalar el hecho de que necesita de un componente externo para funcionar. Aún así, os aseguro de que es un modelo que compensa.

Aquí podéis observar el tipo de conexión que tiene el modelo
Y ahora bien, hablemos del precio, el Yeti Studio se encuentra en torno a los 359 euros (precio de página oficial). Teniendo en cuenta que una mesa sencilla nos puede costar en torno a los 50 euros, al final el precio general supera los 400. Está claro que se trata de una inversión, una que sí que merece la pena, pero hay que tener en cuenta a la hora de hacerla, puesto que, si buscamos un uso puramente recreativo, a lo mejor otros modelos más asequibles de la marca son más idóneos para vosotros. Ahora bien, si buscáis un micrófono profesional, esta opción es más que perfecta para trabajar o jugar. Nos adentramos en una línea un poco más seria dentro de la marca, pero que ofrece un servicio a la altura de lo que se esperaría.