Ya han pasado cinco meses desde que Microsoft anunció en su conferencia del E3 de 2015 el Elite Controller para Xbox One, y si bien en algunos lugares del mundo hace cosa de un mes que lo están disfrutando, ahora le toca el turno a España. No es mucho tiempo para esperar, sobre todo considerando, por un lado, el gran producto que tenemos entre manos, y por otro, que se trata de un mando dirigido no al gran público general, sino a la élite de los jugones profesionales. Aunque claro está, si no eres un profesional, nadie te va a impedir que te hagas con él. A menos que tu tienda se quede sin unidades, tal y como paso en Estados Unidos.
Se trata de un mando diseñado por jugadores profesionales para jugadores profesionales, y se nota. Cada milímetro cuadrado del Elite Controller ha sido cuidado al detalle. Desde las paletas posteriores que brindan multitud de nuevas posibilidades de controlar nuestros juegos, hasta el elegante diseño en negro y plateado, pasando por la cobertura de goma en las zonas de agarre, los sticks y crucetas intercambiables para darle una mayor ergonomía al mando.
¿Quieres conocer mejor el mando? Pues echa primero un vistazo a nuestro unboxing y después acompáñanos en el análisis del Xbox Elite Controller.
Para los más exigentes
Lo primero que salta a la vista del Xbox Elite Controller es ese aura de producto premium que lo envuelve. Y no es, para nada, algún tipo de ilusión. La caja ya sirve de preludio para lo que vamos a encontrar dentro, siendo un envoltorio bien sólido y con un diseño más pensado para causar buena impresión que para ahorrar material. El mando viene dentro de un estuche reforzado junto a todos los accesorios intercambiables, es decir, los tres juegos de sticks, las dos crucetas y las cuatro paletas posteriores. Sin duda sólo el estuche ya es todo un lujazo y viene muy bien tenerlo para poder llevar nuestro mando de un lugar a otro totalmente protegido.
Hay que decir que el Elite Controller tiene en su diseño unas cuantas cosas que no se ven, como los anillos reforzados de bajo rozamiento en torno a cada joystick, que minimizan el desgaste y aportan suavidad de movimiento. Algo más visibles son sus sticks, paletas y crucetas que están realizadas en acero inoxidable para dotarlas de una mayor durabilidad, mientras que las zonas de agarre están realizadas en goma con relieve para que el mando sea más fácil de agarrar y sea más difícil que se resbale de nuestras manos. Esto a su vez supone menos esfuerzo al usar el mando, por lo que podremos jugar durante más tiempo sin que las manos sufran. Incluso el cable USB que se incluye tiene ese acabado premium gracias a la cobertura de protección.
Todo esto viene rematado por una estética elegante que combina el negro y el plateado, algo que, si bien no es lo más importante en un mando de estas características, diseñado para ofrecer el mejor rendimiento posible, es de agradecer, sobre todo si quieres fardar delante de tus amigos o de tus contrincantes.
Un mundo de posibilidades
No hace falta ser un jugador profesional para darse cuenta de que el Xbox Elite Controller ofrece al jugador una clara ventaja frente a quienes juegan con el mando estándar. Sólo las paletas, que suponen la característica más llamativa del mando, ya nos dan una ventaja clara ante aquellos que tienen que emplear un pulgar para controlar cuatro botones y un joystick. Casi por intuición las cuatro paletas asumen las funciones de los botones X, Y, A y B (o al menos a un servidor le pareció, al principio, la configuración más obvia). Pero gracias a la nueva aplicación que incorpora Xbox One en su nuevo sistema operativo OneCore, se nos abre un mar de posibilidades en el que podemos asignar a las paletas la función de cualquiera de los botones del mando. Y no sólo a las paletas. Si queremos que el botón A se comporte como el botón LB, no habrá ningún problema (de hecho esto lo podemos hacer también con cualquier mando normal).
Pero las paletas son sólo el principio de todo lo que podemos personalizar en este mando. El Xbox Elite Controller dispone de dos crucetas intercambiables en acero inoxidable. Una es la estándar, con la misma forma que la de cualquier otro mando de Xbox One. La otra es una cruceta en facetas, muy útil sobre todo para marcar las diagonales de la cruceta. Así mismo también tiene tres pares de joysticks. Uno de ellos tiene el diseño normal, mientras que de los otros, uno de ellos tiene el cilindro más largo y el sombrero en lugar de remetido está en forma de cúpula, y el tercero juego es igual que el primero pero con los cilindros todavía más largos. Estos sticks brindan diferentes grados de control al ofrecer un par mayor, por lo que la precisión aumenta.
Además de las piezas que podemos ponerle y quitarle al mando como si fuese un juguete de LEGO, en la parte trasera el Xbox Elite Controller dispone de dos pestañas, una por cada gatillo, que nos permiten acortar el recorrido de éstos últimos, de manera que, sobre todo en juegos de disparos, no tengamos que hacer todo el recorrido del gatillo para disparar, ahorrando así décimas de segundo entre disparo y disparo.
Arriba es abajo, derecha es izquierda, y viceversa
Pero la personalización del Xbox Elite Controller no acaba en lo que se ve. El verdadero trabajo para conseguir personalizar el mando totalmente a nuestro gusto lo tendremos que hacer desde la consola valiéndonos de la aplicación. Como ya hemos dicho, a cualquier mando normal podemos modificarle el comportamiento de los botones, pero las opciones con el Elite Controller van muchísimo más allá gracias a la aplicación.
Ya hemos hablado de que podemos personalizar el mapeado de botones gracias a la aplicación, pero ésta, en el caso de el mando Elite, nos permitirá también meternos con el comportamiento de los gatillos, los joysticks, la vibración e incluso ajustar la intensidad de la iluminación del botón Xbox.
En el caso de los gatillos podremos ajustar qué parte del recorrido funciona, pudiendo quitar recorrido tanto al inicio como al final, algo que una vez más puede hacernos ganar décimas de segundo frente a nuestros rivales. De la misma manera podemos personalizar la sensibilidad de los joysticks eligiendo entre cinco patrones. Posiblemente para algunos aquí esté una de las pegas de este mando, ya que mientras que en el caso de los gatillos podemos crear nuestros patrones de respuesta, en el de los joysticks sólo podemos elegir entre los predefinidos. Aun así parecen patrones suficientes y a buen seguro el control de algunos juegos, como The Witcher III cuyo control era un poco impreciso debido a la sensibilidad de los sticks, se volverá muy cómodo gracias a esta función.
Por otra parte tenemos la configuración de dos aspectos que no están tan ligados con el control sino con la comodidad. Algunos juegos hacen vibrar nuestro mando excesivamente y hasta ahora la única solución era desactivar por completo la vibración. El mando Elite nos permite ajustar la vibración, pero no en el conjunto del mando, sino que podemos reducir la vibración de cada uno de los cuatro vibradores que tiene el mando de Xbox One (uno en cada gatillo y otro en cada agarre) de manera independiente, haciendo mucho más cómo jugar, y ahorrando batería a la vez. Y por otro lado, la aplicación también nos permite ajustar la intensidad del LED del botón Xbox del mando, algo que quienes jugamos a oscuras vamos a agradecer muchísimo.
Una experiencia nueva
Sin duda tanta prestación está muy bien. ¿Pero qué tal es a la hora de jugar? Las respuestas a esta pregunta pueden ser muy variadas, aunque seguramente todas dependerán del tipo de jugador que las responda. Un jugador que no sea demasiado exigente con el mando encontrará que o bien no supone mucha diferencia o que tanta palanca y cruceta guay no hacen más que entorpecer. Lo cierto es que para quien no esté acostumbrado o no necesite ese grado de precisión y velocidad elementos como las paletas pueden no ser más que un estorbo. Pero es un estorbo al que uno puede llegar a acostumbrarse. La sensación inicial con el Xbox Elite Controller e intentar usar las paletas me recordó muchísimo a mis primeras horas con un mando de Xbox 360, en las que no sabía donde estaba la mitad de los botones (y era un juego con quick time events, y fallaba todos…).
Sin embargo, aquellos que ya estén acostumbrados a este tipo de mandos o que los necesiten y de verdad se planteen acostumbrarse a jugar con todos los dedos de la mano, encontrarán en el Xbox Elite Controller un magnífico aliado con el que aspirar a la victoria en todo tipo de competiciones. Sólo hay que ver la cantidad de prestaciones de gran calidad y de opciones de configuración que ofrece el mando para darse cuenta de que es un gran producto. Eso sí, como ya hemos dicho, pensado para las competiciones.
Ello no quita que los jugadores «del montón» no puedan sacarle partido y que no vayan a apreciarlo. Funciones como la de bajar la intensidad de la luz del botón Xbox son muy interesantes, aunque pagar los 150€ que cuesta (y vale) el mando tal vez sea algo excesivo si sólo lo quieres por eso. Aun así se pueden probar configuraciones más básicas o simples con las que ir acostumbrándose a usar las paletas. Por ejemplo en Star Wars Battlefront yo usaba sólo dos paletas, una para saltar y la otra para agacharme, sustituyendo los botones A y B, evitando tener que soltar el stick derecho cuando quería saltar o agacharme. Y por supuesto el recorrido de los gatillos limitado para disparar más rápido. O para Forza Horizon 2, una configuración en la que una palanca sirve para subir marcha y otra para bajarlas, resulta tremendamente cómoda.
En definitiva, que aunque quienes realmente van a disfrutar del Xbox Elite Controller y sacarle partido son aquellos que vayan a competir con él, el resto de usuarios también puede encontrarle ventajas y, ¿quién sabe? Tal vez el día de mañana domine el panorama de los eSports.