Tras su salida en Xbox One a finales de febrero también se anunció una edición física -llamada Coleccionista- del popular juego de coches y fútbol. Hemos estado disfrutando de la propuesta que ofrecen los chicos de Psyonix y os traemos nuestro análisis de Rocket League Edición Coleccionista. Quemad rueda y afinad la puntería, que empezamos.
La mezcla perfecta
A priori, si nos dicen que alguien se ha sacado de la manga un juego sobre coches y fútbol le miraremos mal y pensaremos que la propuesta es infumable, Rocket League hace que esa mezcla suene bien y nos preguntemos por qué nadie había hecho algo similar antes. La magia de los juegos indie es que los desarrolladores pueden arriesgar en sus proyectos e igual que alabamos a Psyonix por esta mezcla la podríamos haber crucificado como ha pasado con otros indies que se han quedado a medio camino.
Rocket League es un juego original, un éxito de masas (más de 15 millones de personas lo han jugado). De la mano de 505 Games nos llega la versión física con todo el contenido lanzado para el juego -salvo skins y banderas para personalizar el vehículo- para atraer a más gente si es posible.
Para los despistados: ¿En qué consiste Rocket League?
En Rocket League jugamos partidas locales (hasta 4 jugadores) o multijugador online (hasta 8 jugadores) con un objetivo simple: marcar gol. El punto fuerte de esto es cuando tenemos que conseguir ese objetivo siendo un coche. Sí, los equipos están formados por vehículos, además el balón es un esférico gigante y el campo es un recinto cerrado que permite que la pelota rebote por todos lados. Debemos pasar, despejar y tirar con nuestro coche, para ello contaremos con potenciadores de velocidad repartidos por el campo que se obtienen de manera bastante orgánica y con un botón de salto que nos permitirá alcanzar el balón cuando esté elevado.
Con ‘RT’ aceleramos y con ‘LT’ frenamos o damos marcha atrás, como si de un juego de carreras se tratase, con ‘A’ saltamos y con ‘B’ activamos el «nitro». Mientras con el stick izquierdo movemos el coche tanto en el suelo como en el aire y con el stick derecho movemos la cámara. Un sistema bastante simple a simple vista pero que hasta que no llevemos unos cuantos partidos jugados no acabaremos de pillar.
En la variedad está el gusto
Si bien hasta hace poco la única manera de jugar a Rocket League era en el modo normal que imita al fútbol este año se añadieron dos nuevos modos que han cambiado el estilo y la manera de jugar. Os los detallamos:
- Snow Days: El modo de juego se basa en el hockey sobre hielo. Contando con un disco gigante y un campo completamente congelado tendremos que introducir el disco en la portería. Aunque no suponga un cambio drástico respecto el modo original de Rocket League cabe destacar que el disco rara vez se despegará del suelo y que por lo tanto es más difícil superar rivales. Sólo podremos jugar este modo en un estadio que estará completamente congelado. Se habría agradecido modificaciones de aspecto en los otros estadios.
- Rocket Hoops: Este modo imitará al baloncesto y si ya con el fútbol Psyonix se arriesgaba con el baloncesto se ha pasado. La propuesta está muy bien implementada pero al contrario que en la realidad el baloncesto es más tedioso y lento de jugar que el fútbol. Contaremos con un balón que bota más y unas canastas donde están las porterías, allí debemos introducir el balón desde arriba. Es una práctica bastante complicada y si en el modo de juego normal estamos acostumbrados a ver 6/8 goles aquí no pasaremos de los 4 puntos. Como en el caso del Hockey sólo podremos jugar este modo en una sola pista.
A parte de estas variaciones a la propuesta original que podremos jugar en el modo exhibición Rocket League cuenta con otros modos. En Temporada podremos jugar con nuestro equipo una tanda de partidos (desde 9 hasta 37, a nuestra elección) como si de una liga tratase y luego unos play-off finales para conseguir el título. Por último tenemos el modo online, una de las grandes bazas de Rocket League. Jugar contra la IA es divertido y sirve de práctica pero el juego online es una maravilla y más con amigos, pocos juegos ofrecen tanta diversión online como Rocket League.
Otro de los puntos fuertes de Rocket League es la personalización de tu vehículo. Tenemos ilimitadas combinaciones. Chasis, colores, pegatinas, ruedas, banderas, accesorios… Todo para hacer nuestro vehículo único con un sistema de recompensas que de manera aleatoria nos va otorgando recompensas con un rango de «rareza» (más o menos como en Destiny o The Division).
Un juego de lo más vistoso
La paleta de colores de Rocket League es admirable, teniendo tantos juegos en esta generación que pecan de abusos de tonos azulados o marrones, Rocket League nos trae un mundo colorido y vivo a 1080p nativos de resolución y 60 frames por segundo. Un rendimiento muy estable y que rara vez nos dará problemas. Si bien el juego no es un espectáculo gráfico cumple con creces en todo lo que ofrece y los detalles de las estelas de nitro (ya sea humo, láser o demás) están bastante trabajadas, el estadio donde corremos está logrado y los efectos visuales igual. Aunque las gradas y los fondos se podrían mejorar un poco.
El apartado sonoro es más que correcto, una playlist musical digna de FIFA y unos efectos sonoros que cumplen. El juego llega en completo castellano ya que los textos en los menús están en nuestro idioma y el juego carece de voces narrativas. Los cánticos de las aficiones cambiarán dependiendo del modo que juguemos, siendo bastante más ruidosos en los partidos de baloncesto. También me ha sorprendido el detalle de los coches chirriando como zapatillas de baloncesto en el parqué de la cancha de Basket.
¿Por qué a nadie se le ocurrió antes?
Rocket League es la mezcla perfecta de dos modalidades de deporte que ya de por si consiguen muchos adeptos en los videojuegos y en Psyonix han sabido que la esencia de los dos siga intacta en esta simbiosis. Desde 505 Games nos traen la edición coleccionista, una edición que no deja de ser lo que tenemos disponible en digital (el juego base + sus expansiones) pero con el romanticismo que supone hoy en día un juego en versión física.
A un precio de 30 euros es una compra muy recomendable a todos los que no han podido jugarlo por su naturaleza digital hasta ahora o simplemente porque no les llamaba la atención. Servidor os dice que si os gustan los coches y el fútbol ya estáis tardando y si puede ser buscad unos colegas con los que echar unas pachangas ya sea de manera local u online.