Las serpientes son seres fríos, que dan miedo a más de un protagonista de película y que se arrastran amenazantes. Es uno de esos animales que incomoda al ser humano por su peligrosidad. Pero ahora, Sumo Digital ha lanzado Snake Pass, un título en el que controlamos a Noodle, una serpiente que parece sacada de una película Disney ¿Nos habrá enamorado o nos seguirán causando miedo las serpientes?
Desssslizándonossss
Snake Pass es uno de los juegos más sencillos (en apariencia) que hemos visto en los últimos años. Siendo muy breves, nosotros somos Noodle, una simpática serpiente que irá acompañada de Doodle, un colorido colibrí. Ambos deberán superar quince níveles en los que deberemos usar nuestras deslizantes destrezas. Para superar cada nivel deberemos abrir el portal, que necesita tres piedras mágicas y conseguirlas será cada vez más difícil. El juego no tiene más.
Incuso su argumento es simple. En realidad, las pantallas que componen el mundo de Haven Tor son un lugar de paz y tranquilidad, pero un día las portales comienzan a cerrarse. Esto se debe a que hay un habitante de estas tierras que no está contento y nosotros debemos descubrir de quien se trata. Esto nos llevará a recorrer los niveles de creciente dificultad.
Muchas veces no hace falta más, al fin y al cabo se nota cual es el objetivo de este juego. Busca claramente rememorar los viejos tiempos de Rare o esos plataformas de Nintendo 64. Es una propuesta sencilla y desenfadada que basa toda su diversión en el control de Noodle. En este punto, no han podido acertar más.
Nunca habíamos jugado a algo así. Controlar una serpiente puede parecer fácil, pero no lo es. De hecho, controlar a Noodle es terriblemente satisfactorio. Su movimiento es fluido, realista y retante, pero sin desesperar. Con el gatillo derecho reptaremos hacia adelante, pero para poder avanzar no podemos ir en línea recta. Debemos imitar el movimiento de una serpiente, haciendo que nuestro cuerpo haga continuas curvas. Parece difícil, pero no lo es. Es un movimiento lógico y realista que nos da pistas de por dónde va a ir el juego.
Con otro botón levantamos la cabeza, lo cual no servirá para ascender por paredes, palos, etc. Es uno de los movimientos más importantes ya que esto decidirá el sentido de nuestra cabeza a la hora de avanzar. Esto es vital, dado que pulsar este botón o no hacerlo nos permitirá enrollar nuestro cuerpo de una manera u otra alrededor de un palo de bambú. El hecho de que la cabeza tenga esta posibilidad nos abre un mundo nuevo de movimientos que deberemos descubrir y aprender nosotros mismos.
También podremos pedir ayuda a Doodle, el azulado colibrí. Con pulsar otro botón, le silbaremos y nos levantará la cola. Esto es bastante importante en momentos en el que el peso de nuestra cola nos impida llegar a algún sitio en el que ya tenemos la cabeza, pero no el resto del cuerpo. Más adelante incluso nos llevará volando entre ciertos tramos.
Por último, con el gatillo izquierdo podemos contraer nuestros músculos. Esto nos permitirá agarrarnos mejor al pedazo de madera que estamos rodeando. Con esta contracción, podremos manejar mejor nuestra cabeza y ser más precisos a la hora de realizar movimientos. Es este movimiento el que nos permitirá realizar las tareas más difíciles.
Además, el juego te enseña de una manera realmente inteligente. Movimientos que en la primera pantalla te parecen imposibles, en la quinta ya no lo son. Y no es que le juego se haya vuelto más sencillo, sino todo lo contrario. Te ha forzado a mejorar tu control sobre Noodle hasta que dominas todas sus escamas. En este sentido estamos ante un juego brillante.
Pequeños mundos con grandes ideas
Noodle es monísimo y su control es una pasada. Pero el diseño de niveles del juego es, directamente, de premio. Todos los lugares a los que iremos tienen un estilo de civilización maya olvidada, muy curioso. Multitud de colores inundan la pantalla, con hierba verde, charcas azules y piedras con dibujos. Hasta los obstáculos son bonitos.
Ahora bien, se trata también de un diseño bastante simple. Aunque el juego tiene 15 pantallas divididas en cuatro mundos, todas se parecen mucho. Las pantallas con agua tienen tonalidades más azuladas y los escenarios con lava son ligeramente más oscuros, pero poco más. La brillantez de su diseño no tiene que ver con su aspecto, sino con las decisiones que se han tomado a la hora de poner obstáculos.
Cada prueba que se le pone a nuestra serpiente está creada de manera muy inteligente. No hay reto demasiado difícil ni lugar inalcanzable. El único límite es nuestra destreza. Además, los obstáculos siempre son diferentes e imaginativos. Será difícil que encontremos dos pruebas muy parecidas en la misma pantalla. De hecho, será difícil que encontremos dos pruebas muy parecidas en todo el juego. Realmente todo se basa en escalar reptando y en pasar por zonas utilizando nuestras habilidades, pero se ha creado con mucho mimo.
Hay que destacar que el juego permite superar cada obstáculo de más de una manera. Hay zonas en las que puedes enroscarte muchas veces o probar con un enfoque más directo y reptar casi en linea recta, utilizando la gravedad como compañera. Pero si las construcciones de bambú os aburren, no os preocupéis, que hay más pruebas. Podremos mover palancas, utilizar pulsadores o mover ruedas. Incluso habrá zonas en las que tendremos que empujar un balón. Nunca nos habíamos planteado que una serpiente empujase un balón, y en este juego debemos hacerlo. Como decimos, hay muchas buenas ideas en este juego y todas están bien llevadas a cabo.
Por último, cabe destacar la hermosa banda sonora del juego. La ha realizado David Wise (creador de la música de Donkey Kong Country, entre otros) y se nota que ha puesto mucho corazón. Hay tonadas divertidas que se quedan grabadas. Todas ellas son bonitas y tienen cambios sutiles pero acertados. La verdad es que nos ha gustado mucho como se ha utilizado la música, recordándonos épocas más sencillas y posiblemente mejores.
No todo es color de rosa
Posiblemente, los mayores fallos del juego se encuentren en los temas técnicos. No hemos encontrado ningún punto en el que el juego tenga grandes fallos ni bugs. Aunque alguna vez hemos visto como la cabeza del protagonista hacía movimientos un tanto extraños. Pero no hay ningún fallo serio.
Donde vemos que el juego está algo falto es en los gráficos. Todo es muy bonito, pero da la sensación de que se podría haber conseguido más. El mayor ejemplo lo vemos en Doodle, el colibrí, que parece que está mal hecho. También se nota que la iluminación no es lo que más cuidado está. Si acercamos la cámara comenzamos a ver resoluciones más bajas. No es nada muy importante, pero afea un producto que por lo demás es precioso.
También hemos notado ciertos tirones en algún punto. El juego por lo general va fluido, pero aproximadamente una vez por nivel hemos notado como los frames caían por los suelos durante un segundo. Luego todo volvía a la normalidad. Debe ser algún fallo de optimización, porque no ocurre en los momentos en los que haya mucha carga gráfica. Simplemente ocurre de vez en cuando. Cabe decir que no hemos fallado ninguna prueba por estas ocasionales caídas.
Además, la otra gran pega del juego es su duración. 15 niveles y casi ninguno dura más de diez minutos. Es un juego que se puede completar al 100 % en tres horas. Es poco tiempo, muy poco. El control es tan bueno, y el juego tan especial, que quince niveles se hacen cortos. Tenemos ganas de más, de mucho más. Y sabemos que Sumo Digital puede hacer mucho más. El juego es lo suficientemente bueno como para que no te aburras, y lo suficientemente corto para que desees más. Tal vez lancen más pantallas vía DLC, aunque eso no estaría bien.
No estaría bien porque el precio del juego también es algo alto. 20 euros por un juego no parece mucho y menos por uno con esta calidad y una premisa jugable tan original. Pero al ser tan corto, parece que es algo caro. Por cinco euros menos nos parecería una compra obligada.
Conclusiones
Snake Pass no hace casi nada mal. Es un buen juego. Sencillo, original, jugablemente una delicia y con una serpiente que sonríe. Su precio es algo elevado para su corta duración y hay alguna caída de frames, pero ya está. Es un juego que recomendaríamos a todo el mundo y que encantará a los amantes de las plataformas y de Rare. Este juego es una carta de amor a los plataformas en 3D. No hay enemigos y no los necesita, su jugabilidad ya es suficiente para tenerte alucinado.