En su día ya analizamos The Division en profundidad. Así que ahora le llega el turno al análisis de Tom Clancy’s The Division: Subsuelo, una expansión que a pesar de ofrecer muchas horas de juego, puede resultar un poco decepcionante para aquellos que busquen algo más que completar misiones.
A día de hoy no cabe duda de que The Division ha sido uno de los grandes lanzamientos de lo que llevamos de 2016. Un título que a pesar de la atención que acaparó hace tres años cuando fue presentado en el E3 de 2013 fue perdiendo fuerza en las quinielas. Hasta que dos betas, una cerrada y una abierta, volvieron a captar las miradas de los jugadores.
Tras un par de grandes actualizaciones con diversos contenidos gratuitos, entre los que destacan las dos primeras incursiones, Halcón Caído y Cielo Despejado, o los conjuntos de equipo, junto a la llegada del verano los chicos de Massive Entertainment han decidido lanzar la primera expansión de pago para Tom Clancy’s The Division, incluida en el pase de temporada.
Ahí abajo no hay nada…
Seamos sinceros. La primera expansión de Tom Clancy’s The Division no es para aquellos que quieran profundizar en la trama iniciada por el juego base. Aunque el inicio de la expansión parece prometedor en este sentido, tras sus primeros compases descubrimos que Subsuelo en el fondo no es más que un generador de misiones aleatorias con las que ir adquiriendo experiencia y mejor equipo.
Todo empieza cuando tras una explosión en un centro de refugiados reunimos pistas que nos conducen al subsuelo de Nueva York, lugar en el que parece que las facciones se están reorganizando después de que les hayamos golpeado duramente en la superficie. Después ya todo se limita a misiones aleatorias, asaltos a las bandas para seguir minando sus fuerzas y evitar que resurjan en las calles de la Gran Manzana.
Por suerte tampoco se puede decir que los chicos de Massive se hayan olvidado de aquellos a quienes nos gustan las historias. Al igual que pasaba con el juego base, hay mucho trasfondo escondido bajo tierra a modo de coleccionables. Eso sí, hay que jugar mucho para encontrarlos todos, pues sólo aparece un coleccionable por cada fase del asalto (hasta un máximo de tres fases). Aunque en las grabaciones se atisban algunos indicios de lo que se puede estar cociendo (cosas como un supuesto túnel secreto que sale de la ciudad), la verdad es que en general este contenido descargable no hace avanzar la historia en absoluto.
Preparaos para el asalto
Como ya hemos mencionado, toda la expansión se basa en un sistema de asaltos aleatorios. Pero por mucho que fastidie la falta de una trama en Subsuelo, hay que admitir que el sistema de generación de misiones resulta interesante.
Una vez hayamos desbloqueado el Centro Táctico de Operaciones (CTO), una especie de bunker subterráneo bajo la BDO desde el que podremos acceder a todo el subsuelo de Nueva York, tendremos a nuestra disposición una mesa desde la que «planificar» nuestro siguiente asalto. En ella podremos elegir la dificultad, el número de fases y las directivas (las cuales recuerdan muchísimo a las calaveras de Halo). Todo esto influirá en diversos aspectos de la misión, desde lo resistentes que serán nuestros enemigos, la duración y el número de objetivos, o la cantidad de desventajas que aplicaremos a nuestro personaje o grupo.
Eso sí, una vez entras en materia y te pones a jugar, resulta bastante satisfactorio, sobre todo porque ya en Fácil la cosa es bastante desafiante, y más si vas sólo. Todo el subsuelo se considera zona de no reaparición, por lo que si nos matan, volveremos a la CTO y habrá que organizar un nuevo asalto (que será diferente al asalto en el que hemos fracasado). Por eso, completar la misión resulta bastante gratificante, y no sólo por el hecho de haberlo conseguido, sino por las jugosas recompensas que se obtienen.
En dificultades superiores la cosa se pone todavía más fea. Por desgracia la manera de aumentar la dificultad es idéntica a la de las misiones diarias y semanales en Desafiante, a base de una jauría de enemigos hipervitaminados que se lanzan sobre ti como si llevasen un chaleco bomba. Y no mola nada tener que atrincherarte junto a tus compañeros en medio metro cuadrado porque si te asomas un poco para coger una posición táctica mejor, te vuelan la cabeza. Definitivamente es una manera de aumentar la dificultad que estropea por completo ese punto de juego de estrategia que tenían las misiones normales.
Bienvenido al inframundo
Como ya dijimos en el análisis de The Division, gracias a una fabulosa recreación de Manhattan, Nueva York se convertía en la auténtica protagonista del juego. Con Subsuelo los chicos de Massive Entertainment lo han vuelto a hacer. Estaciones y túneles de metro, alcantarillado, túneles de mantenimiento o servicio y otros lugares del mundo subterráneo de la Gran Manzana están recreados de manera soberbia en esta expansión. Los diferentes ambientes le dan cierta variedad al submundo neoyorquino, con distintos estilos según sea una estación de metro abandonada o la confluencia de varios colectores de alcantarillado, además de alguna que otra sorpresa. Lástima que algunos objetivos vayan por tiempo y no puedas pararte a admirar el paisaje.
Tal vez esto se vea vagamente empañado por la repetición de escenarios. De igual manera que en Dragon Age II donde la misma cueva, mazmorra o thaig era reaprovechada una y otra vez para distintas misiones (aunque cambiando el punto de entrada, a veces), The Division: Subsuelo cuenta con un número limitado de zonas, que a modo de escenario modular se reorganizan aleatoriamente de una misión a otra, de manera que aunque el recorrido nunca será dos veces el mismo, a la larga no podremos librarnos de la sensación de «yo ya he estado aquí antes». Por suerte a los de Massive la jugada les ha salido mejor que a los de BioWare, y el reaprovechamiento de escenarios se nota algo menos gracias a que son más amplios y a que la acción es más intensa.
Y como punto realmente negativo, algo que acaba con esa idiosincrasia que tenía el juego de no tener pantallas de carga internas. En el juego base era una gozada que hicieras lo que hicieras, no te tenías que tragar una pantalla de carga, por lo que podías empezar una misión principal o acceder a la Zona Oscura (zona multijugador) sin tener que esperar. En Subsuelo esto se ha acabado. Ya sólo para acceder a la CTO tenemos que esperar a que ésta cargue, y después, a la hora de empezar un asalto, habrá que esperar a que éste cargue. Aunque es cierto que teniendo en cuenta la aleatoriedad de cada misión, habría sido imposible hacerlo de otro modo.
En general Tom Clancy’s The Division: Subsuelo deja un sabor agridulce, tal vez porque personalmente esperaba algo más de historia tras el final tan abierto del juego base. Sin embargo sigue siendo divertido y el sistema de generación aleatoria de asaltos está muy bien y nos permite jugar a muchas misiones diferentes las unas de las otras. Además, la ambientación subterránea, claustrofóbica y agobiante, hace que se te olvide cualquier posible pega que le puedas encontrar a la expansión.