Uno de los puntos fuertes del diseño de Xbox One, y en especial de Xbox One S, es su refrigeración. Tanto el modelo original de Xbox One como Xbox One S cuentan con un sistema para expulsar el aire caliente muy eficiente. En Xbox One S es especialmente sorprendente, sobre todo si la comparamos con otras consolas del mercado, porque tras horas y horas de uso prolongado, podemos posar la mano encima y notar como la consola apenas se ha inmutado por el esfuerzo realizado. Con Xbox One X todo irá a más, pero Microsoft ha vuelto a pensar en un efectivo método para evitar el posible calentamiento de la consola, aunque en esta ocasión se ha apostado por algo un poco más sofisticado.
Así es la refrigeración de Xbox One X
Se ha comentado en alguna ocasión que el sistema de refrigeración de Xbox One X es líquido, pero no es así, no es en realidad como la habitual refrigeración líquida por circuito que podemos encontrar en los PC preparados para el alto rendimiento. Sí es, en cambio, un sistema similar al que se emplea en tarjetas gráficas de gama alta actuales, como es el caso de las GTX 1080 Founders Edition creadas por NVIDIA. Es decir, se trata de algo así:
La refrigeración de Xbox One X no se basa en un circuito de líquido, sino en cámaras de vapor apoyadas por una turbina. El disipador que la consola emplea para evitar el calentamiento cuenta con unas finas láminas de aluminio, que son las que llevan dentro el vapor/líquido. El funcionamiento es simple, cuando la consola está a pleno rendimiento, el líquido del interior de la cámara se calienta y se convierte en vapor, que asciende hasta la parte superior de la cámara, donde se vuelve a enfriar y condensar. Es entonces cuando en su estado líquido vuelve a la zona inferior y se repite el proceso. Una forma bastante ingeniosa (y silenciosa) de recoger el calor producido para expulsarlo luego. Para apoyar todo el proceso, y es aquí donde Xbox One X es más especial, la turbina del disipador recoge aire frío (exterior) a través de uno de sus laterales, destinado a ayudar en el proceso de condensación del vapor. A su vez, este aire frío se «tira» contra las cámaras para enfriar y el aire caliente se expulsa por el otro lado.
Para dejarlo un poco más claro, lo mejor es fijarnos de nuevo en la imagen que ilustra esta misma entrada, en la que podemos ver el aspecto del disipador de Xbox One X y unas líneas a modo de esquema que nos enseñan la dirección del aire. La turbina se encarga de recoger el aire exterior y ponerlo en movimiento en el interior del disipador, mientras se lleva a cabo el proceso en las cámaras de aluminio, y finalmente el aire caliente es expulsado por la parte de atrás del disipador.
Un método ingenioso, y más silencioso, que ya se emplea en tarjetas gráficas de gama alta en PC, preparadas para dar el máximo rendimiento y hacer uso del overclock. Y un método que volverá a garantizar el buen funcionamiento de Xbox One X y evitar su calentamiento por un uso prolongado o exigente. La nueva consola volverá a estar en este aspecto tan preparada como su hermana pequeña, Xbox One S.