Vivimos en un mundo en el que la publicidad lo es todo, en que estamos siempre conectados ya sea vía Twitter, Facebook, foros, páginas web de noticias… Y en esos medios se nos bombardea constantemente con información que se adapta a nuestros gustos.
Destiny ha sido un juego del que cada mes veías un par o tres de noticias y ya cuando encaró su recta final era una constante de material que entraba a nuestros ojos y ese goteo de información ha ido calando a todos los que seguimos el mundo de los videojuegos. Destiny ha sido un juego que desde sus inicios llamó la atención, Bungie, sus desarrolladores, habían acabado su relación con Microsoft y se aliaban con Activision, la editora que entre otras IP regenta Call of Duty y por consecuente sus millones en ventas. Si juntamos el talento de Bungie y el dinero de Activision encontramos que esa combinación puede ser mágica. Destiny estaba predestinado a triunfar. Todos los medios seguían el juego de cerca y su presentación en el E3 de 2013 no dejó indiferente a nadie.
Muchos veían un sucesor de Halo, un MMO Sci-fi que podría sentar las bases de los juegos multijugador en el futuro o un nuevo universo al más puro estilo de Mass Effect. Pero siendo sinceros jamás tuvimos claro qué tipo de juego iba a ser. Activision se dedicaba a jugar al despiste y a dar informaciones vendiendo el juego de manera que atrajese a cuanto más público mejor. La primera vez que el público pudo jugarlo fue en la Alpha en el pasado Junio. El juego parecía acabado para tratarse de una Alpha, muy sólido y con pocos fallos. En esa fase los jugadores pudieron jugar varias misiones en la Tierra y varios modos multijugador. El título pintaba bien y el diseño artístico dejó a muchos con la boca abierta y con la sensación de que íbamos a ver algo épico. Semanas después se publicó la beta, en teoría en una fase más avanzada del juego. En la Beta se podía jugar las dos primeras horas del juego y varios modos multijugador ya presentes en la Alpha. Hasta ahí todo era correcto, el juego prometía pero muchos usuarios se percataron de que cabía la posibilidad de que el juego podría pecar de repetitivo y corto. Las misiones se repetían y seguían un mismo patrón, los enemigos siempre aparecían en el mismo lugar que las otras veces y pecaban de poca variedad, además la facilidad con la que subíamos de nivel era pasmosa.
Durante esos mismos días saltó la noticia que el máximo nivel que conseguiríamos sería el 20 y todos nos llevamos las manos a la cabeza. «¡Pero si en 4 horas he llegado al nivel 8 voy a llegar al 20 a las 10 horas!» pensamos todos, Bungie nos prometió que ese número tenía trampa, que no iba a ser llegar ahí y acabarse el juego, que habría algo más allá, con unas declaraciones que no hicieron nada más que crear aún más polémica dejando entrever que si queríamos prolongar nuestra experiencia con Destiny necesitaríamos pasar por caja y caer en el cuento del contenido descargable. Y tras eso nos llegó que en Destiny sólo habría cuatro localizaciones, una de ellos ya la habíamos jugado al completo en la Beta y que para Bungie suponía un 20% de la historia. Cada vez teníamos más claro que Destiny iba a ser un juego «incompleto» y que necesitaríamos comprar contenido extra si queremos disfrutar de la experiencia completa.
Las reviews llegaron, tarde, pero llegaron, en ellas había un descontento general, descontento presente también en los usuarios.
Se acercaba el lanzamiento y Activision nos dice que no habrá reviews hasta pasada la fecha de salida. ¿Miedo a malas notas? Ellos argumentaban que los que analizan el juego necesitan jugarlo cuando haya muchos jugadores para que puedan interactuar y ayudar en sus partidas y así disfrutar del juego en todo su apogeo. Bueno, pues las reviews llegaron, tarde, pero llegaron, en ellas había un descontento general, descontento presente también en los usuarios que desde el día 9 de septiembre ya lo estaban jugando, había un sentimiento de «esto no es lo que esperaba» pero, ¿Qué esperábamos? Y esa pregunta no tiene una respuesta clara, esperábamos muchas cosas, demasiadas, cosas que quizás Bungie ni tenía pensadas incluir pero que jamás negó o matizó. Un ejemplo claro de lo que hablo en estas líneas lo plasma de manera genial mi compañero Sergio en el análisis que hizo del juego.
Destiny es un FPS ambientado en un universo de ciencia ficción con una historia típica que podemos ver en cualquier título del mismo género, con un reparto de enemigos justo, con tres clases (Hechicero, Titan y Cazador) que combinamos con una gran cantidad de armas El multijugador no es un pilar del juego ya que puedes acabarlo sin aliarte con amigos para hacer misiones, el PvP es divertido pero se acaba haciendo monótono, el cooperativo en asaltos o desafíos es divertido pero siempre que contemos con el factor de jugarlo con amigos, algo que ocurre en todos los juegos de este tipo. Para rematar, la continuidad del juego se basa en coleccionar ítems que nos dan nivel más allá del 20 y que sólo los conseguimos en el PvP o repitiendo misiones ya hechas muchas veces y cuya mecánica es tan simple como cualquier pantalla de un CoD o Battlefield. Pero bueno, el éxito no se lo niega nadie. Ahí tienen sus ventas, logrando ser la nueva IP que más ha vendido en su lanzamiento desbancando a Watch_Dogs, otro juego que necesita mención aparte en cuanto a cosas que nos prometieron.
El pecado de Destiny ha sido el querer abarcar mucho y que el hype que ha generado ha sobrepasado a lo que podía ofrecer.
Para concluir, deciros que a veces hay que pasar de todo eso que leemos y observar el material tal y como es y no como queremos o como nos dicen que será. Saber si nos va a gustar o no, porqué Destiny antes de salir ya había ganado más de 150 premios de la industria en diferentes ferias, un juego que aún no había demostrado nada y que había sido premiado más por el «¿Qué será?» más que por el «¿Qué es?”. No podemos negar que Destiny es un buen juego, que tiene su público y que se sigue jugando mucho a día de hoy, pero la decepción que muchos jugadores se han llevado es innegable. Leía hace unas semanas un análisis de VG247 , escrito con un tono muy sarcástico y que explicaba que Destiny es muchas cosas pero a su vez deja de ser otras que nos imaginábamos o que nos dijeron que sería, Destiny ha pecado de un despliegue de marketing asombroso en el que incluso cualquiera que no sepa de juegos ha sentido hablar de él tanto en espacios de Noticias, anuncios en TV, promociones en redes sociales, etc. El pecado de Destiny ha sido el querer abarcar mucho y que el hype que ha generado ha sobrepasado a lo que podía ofrecer. Un efecto que medios especializados y demás se han encargado de fomentar y que luego a la hora de la verdad han sufrido el mismo desengaño que nosotros.