Halloween está siendo muy especial en Xbox One este año. Este año 2018 está siendo considerado por muchos como un nuevo resurgir del género. Lo estamos viendo en el cine, en la televisión y también en los videojuegos. Por supuesto, los fans del género solo podemos recibir este auge con los brazos abiertos. Después de una generación como la de Xbox 360, marcada por los shooters, las aventuras y la acción, parecía que el terror no iba a volver a ocupar un lugar importante. El lugar que sí ocupó en la generación de Xbox y PS2. Quedando relegado a juegos independientes, sin que ninguna compañía apostase por él a lo grande. Sin embargo, parece ser que nos equivocábamos. Y que el terror solo estaba dormido, no muerto. Así que hoy vamos a desvelaros porqué vuelve a estar de moda el terror en Xbox One.
De Ringu a Hereditary: videojuegos y cine van de la mano
El mundo del entretenimiento siempre ha estado muy unido en todos sus géneros. Las generaciones han estado marcadas por los mismos eventos que han influido en el mundo del entretenimiento. Ya hablemos de cine, de series o de videojuegos. Los videojuegos han tardado más que las películas y series en llegar al público mayoritario. En dejar de ser algo de nicho para volverse algo mucho más amplio y alcanzar a un público mayor.
El survival horror se consagró como tal en los años 90. Previamente habíamos tenido otros ejemplos del género de terror en títulos como 3D Monster Maze (1982), The Lurking Horror (1987), Maniac Mansion (1987) o Friday the 13th (1989). Pero fue en los noventa cuando se consagró. Desde 1996 hasta 2004 pudimos disfrutar de auténticas joyas del género. De una lista de survival horror que, a día de hoy, no se ha podido igualar ni en cantidad ni en calidad. Resident Evil (1996), Clock Tower (1996), Parasite Eve (1998), Silent Hill (1999) o Project Zero (2001) son los grandes nombres pilares de la industria.

Project Zero (Fatal Frame) fue, junto a Resident Evil y Silent Hill, la saga que consagró al survival horror.
Que todos estos títulos sean japoneses no es casualidad, porque fue en los noventa cuando el terror japonés se abrió paso en el mercado occidental. Hasta entonces los slashers habían dominado el mercado, pero los noventa se caracterizaron, entre otras cosas, por el auge del terror nipón. Un terror diferente, más íntimo y pausado que las películas a las que estábamos acostumbrados hasta la fecha. No es casualidad que los survival horror japoneses alcanzaran el éxito al mismo tiempo que The Ring (1998), Audition (1999) o Perfect Blue (1998). Como tampoco lo es que antes triunfara el género slasher tanto en los videojuegos como en el cine.
El cine occidental no se quedó atrás en la influencia del survival horror. El Proyecto de la Bruja de Blair (1999) catapultó el subgénero del metraje encontrado a lo más alto. Subgénero que ha influido en todas las épocas del survival horror: desde Silent Hill 2 (2002), Outlast (2013) o Resident Evil 7 (2017). La década de los 2000 estuvo marcada por el gore y el cine de «exploitation». Hostel (2005), Martyrs (2008) o El ciempiés humano (2009) son algunos de los ejemplos. Y en los videojuegos destacaron títulos como Manhunt (2003), Dead Space (2008) o Condemned: Criminal Origins (2005). El survival evolucionó. Pasamos de un miedo psicológico e íntimo a algo más sangriento y violento. Pero este año hemos vivido una vuelta al terror en estado puro.
Siendo justos, podemos decir que todo empezó el año pasado. Con éxitos como Déjame Salir o IT, la taquilla de terror volvió a lo más alto. Y en el mundo de los videojuegos ha pasado lo mismo. El año pasado pudimos disfrutar de Resident Evil 7, Outlast 2 o The Evil Within 2, entre otros. Juegos realmente perturbadores, con presupuesto, que han catapultado al género.

Dead Space nos trajo un terror más violento, sangriento e incómodo.
Esa semilla plantada en 2017 ha estallado este año. El género ha demostrado que puede reinventarse a sí mismo y competir con los demás géneros en calidad. Que es capaz de hacer sentir miedo y de ofrecer un producto con gran presupuesto y estéticamente bonito. Algunos de estos ejemplos han sido Un lugar tranquilo, el más reciente Halloween y por supuesto Hereditary. En el sector de los videojuegos Silent Hill ha vuelto a la retrocompatibilidad por todo lo alto. Y Amnesia, uno de los juegos que cambió el terror actual, ha llegado a Xbox One con una colección completa. 2018 también ha sido el año donde se ha anunciado la vuelta de uno de los reyes del género: Resident Evil 2. Juego que, teniendo en cuenta las palabras de Capcom, podría batir todas las expectativas de ventas.
El resurgir del género noir con Vampyr y Dark Souls
No solo de survival horror se nutre el género. Durante estos últimos años, hemos visto como el terror más puro se ha ido ramificando por otros. Ofreciéndonos más posibilidades entre las que elegir. Y uno de los subgéneros que más importancia ha cobrado ha sido el terror noir. Un tipo de terror distinto, que se aleja del survival horror y nos ofrece más investigaciones, ambientes lúgubres y oscuros. Juegos góticos con elementos de RPG. Es muy probable que se os hayan venido muchos ejemplos a la cabeza y que los que más resuenen sean Dark Souls, Vampyr o uno de los juegos más esperados por estas fechas: Call of Cthulhu.
2018 pertenece a la década de las redes sociales. Donde impera la información rápida y sobre todo visual. Instagram o Youtube son prueba de ello. Así que no es de extrañar que el diseño visual sea cada vez más importante en los videojuegos. Compañías como From Software y Focus Home Interactive ha tomado buena nota de esto, ofreciéndonos unos juegos que visualmente son una maravilla. Ambas compañías nos llevan a otras épocas y explotan todos sus detalles de forma muy cuidadosa.

Dark Souls es terror gótico en estado puro.
Japón siempre ha tenido un cuidado y un detalle inmenso con el apartado artístico en todos sus juegos. Ya hablemos de Dark Souls o de Castlevania. Pero es cierto que Occidente también está consiguiendo despuntar con sus estudios. Dontnod Entertainment o Cyanide Studios son algunos ejemplos. Parece clara esa tendencia de querer ofrecernos juegos que visualmente nos impacten. Ahora mismo un buen diseño artístico puede catapultar un juego del nicho al público mayoritario y lograr que tenga más éxito. Así que no es de extrañar que los diseños, los colores y las ambientaciones cobren cada vez más importancia.
El acercamiento a otros géneros también ha sido un punto vital a favor del terror. El survival horror puro se ha expandido, ofreciéndonos más posibilidades. Tenemos juegos puristas como Alien: Isolation o Outlast. Pero también juegos como Call of Cthulhu, centrados en la investigación con toques RPG. Juegos de terror asimétrico como lo han sido Dead by Daylight o Friday the 13th. O incluso Hide or Die, descrito como un “horror royale” por sus creadores. Este juego pretende acercarnos al género más puntero ahora mismo, pero sin olvidar la supervivencia y la escasez de recursos propias del survival horror. Incluso Supermassive Games ha decidido apostar por todo con Man of Medan. Y cada una de las historias de su pentalogía tocará un subgénero.
Y, aunque pueda parecer lo contrario, esta expansión nos beneficia a todos. Seamos más o menos puristas o no lo seamos en absoluto. Cuanto más público tenga el terror, más posibilidades hay de que todos podamos disfrutar de todo. Y de que todo eso que salga a la venta tenga un público que económicamente lo sostenga. En caso contrario, todos estamos perdidos.

«Los buscadores del horror frecuentan lugares extraños y lejanos» H.P. Lovecraft.
Resident Evil 2, la vuelta del icono
Aunque los indies hayan jugado un papel muy importante en el resurgir del género, lo cierto es que el golpe de gracia ha llegado de la mano de Capcom. Y del anuncio, en el pasado E3, de Resident Evil 2, esperado remake del survival horror original. El tráiler nos dejó sin palabras y las novedades que han seguido no han bajado las expectativas de los fans. Para muchos, el renacer de la saga se dio con Resident Evil 7. Pero es mucho más probable que sea Resident Evil 2 el juego que consagre esta nueva era.
Haber escogido Resident Evil 2 no parece casualidad. Se trata del título que consagró la saga en 1998, encantando a toda una generación. Y, con este lavado de cara, Capcom ha conseguido un trabajo magistral. No solo ha devuelto la ilusión a quienes nos emocionamos con los survival horror clásicos japoneses, survival puros, sino que ha conseguido atraer a las nuevas generaciones con un remake más actual y oscuro.
Capcom parece haber dado con la clave del resurgir del género y lo ha hecho por méritos propios. Si, cada cierto tiempo, hay una película que relanza el terror a lo más alto, parece que en los videojuegos ocurre lo mismo. Y esta vez el estandarte es Resident Evil 2, juego crucial del género. Es muy curioso que, el mismo juego que lo lanzó a la fama hace veinte años, sea el que lo haya devuelto a lo más alto en 2018. Qué mejor manera de empezar un nuevo ciclo en el survival horror que con Resident Evil 2, uno de los juegos que lo empezó.

Resident Evil 2 revolucionó el survival horror en 1998 y puede volver a hacerlo en 2019.
Xbox Game Pass, retrocompatibilidad y netflix: cómo llegar al público mayoritario
No podemos terminar el artículo sin mencionar el importante papel que Xbox Game Pass y la retrocompatibilidad han jugado en el despegue del terror. Servicios como Netflix, Amazon Prime o Hulu han acercado todo tipo de películas y series a los usuarios, que de otro modo no disfrutarían. Algo que también se aplica a los géneros. Netflix ha decidido aprovechar la campaña de terror de Halloween 2018 para lanzarnos, desde hace semanas, muchos estrenos del género. Esto ha permitido que conozcamos películas diferentes de terror y que podamos disfrutar de las que más nos gusten cuando queramos. Lo mismo que ha ocurrido con Xbox Game Pass y los videojuegos.
En Xbox Game Pass podemos encontrarnos, ahora mismo, un catálogo de terror muy interesante. Prácticamente toda la colección de Resident Evil está incluida. Algo que nos vendrá de lujo de cara al 25 de enero, día de lanzamiento de Resident Evil 2. Metro 2033 y Metro: Last Light también están en el catálogo. Además de shooters como DOOM o el DmC: Devil May Cry de Ninja Theory. Ahora mismo Xbox Game Pass nos ofrece un catálogo muy extenso y variado, que permite que los usuarios accedan a títulos diferentes. A juegos que de otro modo no jugarían.
Esto potencia increíblemente el género de terror. Un género que, casi desde sus orígenes, ha sido de nicho y para un público limitado. Pero, que una cantidad masiva de usuarios pueda acceder a juegos tan peculiares como Layers of Fear y >Observer_, es todo un acierto. Así no solo se consigue que el género se asiente y llegue a un público mayor. Sino que se logra que el público que ya existe, y que quizá no le había dado una oportunidad hasta ahora a esos juegos concretos, lo haga.

Silent Hill 3, uno de los mejores juegos de la saga, ya es retrocompatible con Xbox One.
El papel de los streamings y gameplays sigue siendo fundamental. Slender y Amnesia consiguieron esa viralidad por los sustos de quienes los jugaron y que se retransmitieron por YouTube. Y ahora esa sensación sigue ahí, aunque a través de plataformas más variadas. Además, igual que ocurre con las películas de terror, siempre es especialmente emocionante ver el terror. Y sentir el mismo miedo que los protagonistas de las películas. O los streamers en este caso.
El terror seguirá hambriento en 2019
Que el terror en Xbox One está de moda es una realidad. Ya sea por el auge del cine, por servicios como Xbox Game Pass o por el surgimiento de títulos apetecibles y diferentes. Y todo apunta a que el género crecerá más el año que viene con la llegada de Resident Evil 2. Ahora ya solo nos queda esperar que sea un éxito y que Capcom, una de las reinas del survival horror, recupere más IP del género. Algo de lo que disfrutaremos como hace veinte años. Porque todo apunta a que el terror por fin tiene su sitio en esta generación. Y ha vuelto para quedarse.