Tal vez algunos recordéis como el año pasado Assassin’s Creed IV: Black Flag recibió duras críticas por parte de PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) debido a que, según la asociación defensora de animales, el juego glorificaba la caza de ballenas. Por ello Ubisoft, la cual se encarga del desarrollo y la edición tanto de las franquicias de Assassin’s Creed y Far Cry, entre otras, ha querido emitir un comunicado de la mano su director creativo, Alex Hutchinson, de cara al próximo Far Cry 4, ya que ésta es conocida por permitir a los jugadores mutilar animales, ya sea por diversión o para conseguir materiales y equipamiento.
«Espero que PETA esté al tanto de que es un juego y no un documental, así que creo que por ese frente estamos tranquilos» dijo Hutchinson en unas declaraciones a ArabicGamers. «Sí, sigue habiendo mejoras basadas en los animales, pero no pasa a menudo que el juego te fuerce a cazar un animal o a matarlo, así que creo que es algo que queda a la elección del jugador qué y cuantos animales quieres cazar o dejar vivos».
«Con los elefantes por ejemplo, no hay recompensa por matarlos en Far Cry 4. Es algo que decidimos que no quedaría bien».
Hutchinson además dijo que la gente ya debería ser capaz de hacer distinción entre los videojuegos y la vida real cuando se trata de estos temas.
«Para nosotros hay una línea muy clara que separa la ficción de la realidad» añadió. «En mi opinión, hago un montón de cosas horribles en los videojuegos que nunca haría en la vida real. No es algo que me preocupe demasiado».
Assassin’s Creed IV: Black Flag no es el primer juego en el que se incluye la caza de animales ni mucho menos. Su antecesor en la franquicia, Assassin’s Creed III nos permitía cazar una amplia variedad de animales para poder sacar provecho de la piel, la carne o los huesos de nuestras presas, y lo mismo hacía Red Dead Redemption. La diferencia con Black Flag es que hoy en día las ballenas están en vías de extinción, y posiblemente eso, sumado a que cazarlas era provechoso para nosotros, fue lo que despertó las iras de PETA.