En lo que respecta a videojuegos principales, en Halo hemos conocido hasta tres tipos de enemigos distintos. El Pacto o Covenant probablemente sea el más conocido, seguido de cerca por los Flood y terminando con los Forerunner. Hemos visto al Jefe Maestro hacerles frente en repetidas ocasiones, pero en Halo Infinite nos encontraríamos ante nuevas amenazas que podrían poner las cosas realmente difíciles. Una de ellas ya se nos presentó durante Halo 5, especialmente al final del juego. Se hacen llamar los Creados y son las IAs en estado de rampancia que se han unido a Cortana, quien ha reclamado el Manto de Responsabilidad y ahora gobierna la galaxia gracias a los Guardians. A este particular enemigo le dedicaré un articulo entero más adelante, ahora toca hablar de otro recientemente confirmado, los Desterrados.
No es la primera vez que vemos a los Desterrados como el principal enemigo. En Halo Wars 2, la nave Spirit of Fire llega en extrañas circunstancias al Arca, lugar en donde esta terrible facción se habían asentado y aniquilado todos los puestos científicos de los humanos. La historia de los Desterrados comienza en el Covenant, comienza con un Jiralhanae y comienza con un acto de rebelión. Repasemos la historia del que será un imparable enemigo en la próxima gran entrega de Halo, una amenaza que encontraremos en Halo Infinite.
La raza Jiralhanae, conocidos por los humanos como Brutes, era una raza que formó parte del Covenant en su travesía para encontrar artefactos Forerunner por la galaxia. Esta travesía estaba erróneamente justificada por la creencia de que activar los anillos Halo les convertiría en dioses, en inmortales, tal y como ellos veían a los Forerunner. No todos podían compartir esa visión dentro del Covenant, aunque algunos prácticamente habían estado toda su vida sirviendo ahí y no conocían otra cosa. Ese era el caso de Atriox.
Atriox nació y creció en el Covenant y cuando tuvo la edad suficiente se alistó en sus filas. No tardó mucho en demostrar sus dotes de combates, tanto en la fuerza bruta como en la estrategia. El Covenant lo mandaba siempre a primera línea de combate contra la UNSC, lo que provocaba que siempre regresara solo habiendo perdido a todo su pelotón en incontables ocasiones. Misión suicida tras misión suicida, Atriox comenzó a replantearse su lugar en el Covenant, harto de ser carne de cañón y ver morir a sus soldados una y otra vez. La fama le persiguió casi desde el principio, desde que demostró ser un diestro soldado. Poco a poco comenzó a ser una fuente de inspiración para otros, especialmente para otros Jiralhanae. Atriox no creía en el Gran Viaje y por consiguiente no le veía sentido a la Guerra Humano–Covenant. Era un pensamiento que se fue extendiendo peligrosamente entre las filas del Covenant hasta que los Profetas decidieron tomar cartas en el asunto. Atriox, acusado de rebelión y herejía, fue condenado a muerte. Llegando de otra misión suicida, le recibió un grupo de Sangheili con órdenes de ejecutarlo. Atriox no pareció mostrar ni un atisbo de sorpresa ni tan siquiera de resistencia, se arrodilló aceptando su funesto destino, o eso parecía. Antes de que la espada Sangheili le asestase el golpe, Atriox la detuvo y mató a su portador. Inspirados, el resto de Jiralhanae se enfrentaron al resto del pelotón Sangheili hasta acabar con todos. Los Desterrados habían nacido.
Durante muchos años, Atriox ha ido reclutando nuevos miembros a su causa. No eran todos simples soldados, sino peligrosos mercenarios. De entre lo más destacados encontramos a Decimus, un violento y peligroso Jiralhanae, y a Let ‘Volir, un Maestro de Nave Sangheili cuyo único propósito tras el Gran Cisma del Covenant era el mantener a su tripulación unida en el Enduring Conviction, aun si eso significaba unirse a los Jiralhanae. Entre las filas de los Desterrados encontramos también otras dos especies que previamente pertenecieron al Covenant, los Leklogo (conocidos como Hunters por los humanos) y los Unggoy (conocidos como Grunts). Desde las sombras, los Desterrados no dejaron de reclutar y agrandar su ejército, asaltaban bases enemigas sin dejar rastro, como fantasmas. Aprovecharon al Gran Cisma para hacerse con todo el armamento del Covenant que pudieron, especialmente vehículos y artillería. En las sombras, los Desterrados se hicieron fuertes, imparables y la galaxia no tardaría en conocerles.
Los Desterrados no pasaron desapercibidos para la ONI y la UNSC. Si bien es verdad que no se sabia mucho de ellos, sí se conocía su existencia e incluso la UNSC trató de dar encontrarlos antes de la caída del Covenant, con el fin de aunar fuerzas contra un enemigo común. Sin embargo, tras la derrota del Covenant, Los Desterrados desaparecieron y tanto la ONI como la UNSC dieron carpetazo al asunto. Cerca de 10 años de silencio envolvió a Atriox, mientras que en su silencio no hacía más que aumentar su ejército. Este silencio continuó hasta los acontecimientos narrados en el videojuego Halo Wars 2, cuando el Spirit of Fire se topó con ellos en El Arca. Tras los acontecimientos de Halo 3, la UNSC había comenzado a estudiar de cerca esta enorme estructura Forerunner, apostando varios campamentos científicos. Cuando el capitán de la Spitir of Fire, James Cutter, avista que estos centros de investigación estaban destruidos, sabía que algo malo se estaba urdiendo en la superficie del Arca. Atriox les tendió una trampa y derrotó casi sin esfuerzo a tres Spartans del Equipo Rojo, una muestra del peligro que supone Atriox y su ejército. El Spirit of Fire, lejos de huir, deciden enfrentarse a esta nueva amenaza, logrando vencer a Decimus y mermar un poco las fuerzas de Atriox. La nave de Let ‘Voir, la Enduring Conviction, entra en escena y le complica las cosas a la Spirit of Fire, quienes tienen que hacer uso de su astucia para salir de esa situación. Gracias a la IA destinada al Arca, Isabel, y al Spartan II conocido como Jerome-092, lograron entrar en la Enduring Conction para activar sus armas y atacar la superficie del Arca. De esta manera los sistemas de defensa de la estructura Forerunner se activarían y destruirían la nave de Let ‘Volir.
La victoria del Spirit of Fire fue importante, pero no era en absoluto definitiva. El plan para salir del alcance de Atriox no era del todo infalible y solo la profesora Ellen Anders logra escapar haciendo uso de un anillo Halo que el Arca acababa de construir. Este anillo la llevó cerca del planeta Reach, pero una fuerza superior la detiene y Anders contempla como se despliega un imponente Guardian, dejado patente que las cosas no estaban yendo bien en la UNSC. Cortana estaba empezando a propagar su poder, empuñando el Manto de Responabilidad en la que los Creados serian la raza superior que se encargaría del futuro de la galaxia. Mientras, el Spirit of Fire seguiría varada en el Arca, haciendo frente a Atriox hasta que recibieran ayuda o perecieran.
Halo Infinite es el siguiente capitulo que continuará esta historia. Los Creados, con Cortana al mando, gobiernan con terror gracias al poder de los Guardians. Por otro lado, Atriox y su ejercito de Desterrados se ha convertido en un enemigo imparable. La cosa podría volverse aun peor y es que en una expansión de Halo Wars podemos ver como el Flood vuelve desde lo más profundo del Arca, por lo que el parasito podría volver a complicar las cosas a todo organismo vivo.
El viaje a Halo Infinite continua y el viaje del Jefe Maestro nunca había sido tan difícil.
Guía de Halo (1): La Matriz de Halo
Guía de Halo (2): Los Forerunner