Habiendo tratado los temas más espinosos y complicados de la configuración de un PC, llegamos a un componente que pese a parecer más sencillo, puede ser importante. Los discos duros siempre han estado relacionados con la capacidad de almacenamiento, pues es su misión principal. Pero a la hora de hablar de un PC para jugar, ahora estamos viendo que los tiempos de carga son, en gran parte, responsabilidad de estas unidades de almacenamiento.
Cuando optamos por elegir un disco duro tenemos que tener en cuenta algo más que cuantos Teras, Gigas o Megas tiene. Ahora que los SSD ya han salido a la palestra como unidades de almacenamiento más rápidas que los discos duros mecánicos tradicionales, un primer paso para comprender la importancia de la velocidad de transferencia ha sido comprendida. Pero esto también está sujeto a algo más que el tipo de disco duro, están las conexiones que pueden ser tanto o más importantes.
Veamos paso a paso que conceptos debemos considerar para elegir disco duro.
Mecánico vs Estado Sólido
Antiguamente la única opción que había en el mercado eran los discos duros mecánicos. Incluso en esta época existían claras diferencias entre los diferentes modelos existentes, donde las circunstancias relativas a su elección eran igual que ahora. Los discos duros se clasificaban por su velocidad, donde la mayoría de modelos rondaban los 5400rpm, que son las vueltas que da el disco duro a la hora de leer. A partir de ahí, opciones más rápidas surgieron, con velocidades en torno a los 7200rpm y los 10.000rpm. Esto se sigue dando actualmente, donde mayormente encontramos los modelos de 5400 y 7200rpm.
La tecnología ha ido evolucionando hasta que llegaron los discos duros en estado sólido, que parten de la tecnología que se desarrollo para las unidades de almacenamiento extraíbles. La necesidad de reducir el tamaño de los dispositivos externos de almacenamiento hizo que esta tecnología se popularizase por su alta velocidad de transferencia. Cada vez se obtenían capacidades mayores y a partir de las ventajas que ofrecía surgieron esos discos SSD que ahora son tendencia. Son tendencia porque se alcanzan unas velocidades de transferencia tales que si instalamos en uno de ellos el sistema operativo el ordenador parece rejuvenecer.
Frente a unas velocidades que rondan los 150Mb/s, los SSD llegaron a alcanzar en torno a 500Mb/s y eso ayudó a impulsarlos como una opción interesante para reducir los tiempos de carga. No hay un tiempo de espera más tedioso que el de encender el ordenador hasta ver el escritorio. Por eso, la popularidad de los SSD en la comunidad de PC creció como la espuma. Pero un PC no se limita a tener un único dispositivo de almacenamiento, donde la tendencia desde hace ya unos años es alternar un disco duro en estado sólido, o SSD, con un disco duro mecánico para las tareas de almacenamiento masivo.
Dado que actualmente los SSD ya ofrecen capacidades de almacenamiento más «decentes», y su fiabilidad es mucho mayor que los primeros modelos, se han convertido en un elemento clave para más que instalar el sistema operativo. En el ámbito del gaming, pocos serán los usuarios que no hayan optado por una unidad SSD para instalar los juegos, además de la que tiene en exclusiva para el sistema operativo. Claro que, si queremos ampliar la capacidad de almacenamiento de nuestro ordenador a valores gigantescos, el recurso de equipar un HDD mecánico sigue siendo una opción más económica con capacidades de hasta 10Tb.
El tipo de conexión marca la diferencia
Hemos visto que las propias capacidades de los discos duros, según su tipo, confieren grandes ventajas a la hora de disminuir los tiempos de carga dada su velocidad de transferencia. Pero si hay algo que también ha evolucionado es el tipo de conexión que se usa al enchufar estos discos duros y que puede ser, tanto o más importante que la propia unidad de almacenamiento.
Lejos queda aquella época donde se podía optar por equipar al ordenador con tarjetas controladoras SCSI, pero no por ello dejaba de ser importante que conexión tenían los discos duros. El lento y común IDE dio paso al actual SATA, que ha ido evolucionando para dar una conexión universal para todos los PC y que también encontramos en las consolas actuales.
Actualmente, podemos ver que entre las diferentes opciones aparecen alternativas al SATA convencional. Entre ellas, están el PCIe (PCI Express) y el M.2. Ambas son conexiones dedicadas que ofrecen como principal ventaja una mayor velocidad de transferencia. Ahora bien, a la hora de querer optar por una de estas, hay que mirar atentamente a la placa base que se ha elegido. A la hora de elegirla, puede ser interesante comprobar el número de conexiones PCIe y M.2 que tienen, aunque no sea algo por lo que uno deba romperse el cráneo. La mayoría de las placas actuales, más las destinadas al gaming o a las estaciones de trabajo, suelen ofrecer alguna conexión de este tipo.
Y es que la velocidad de transferencia del disco duro, siempre que este sea compatible, puede verse alterada de forma notable según el disco duro se conecte vía SATA, PCIe o M.2. Vía SATA, que es lo más normal, las velocidades pueden rondar los 500Mb/s en el caso de las unidades SSD. Pero si esa unidad lo permite, en el caso de conectarse vía M.2, puede alcanzar cifras mucho más elevadas, de hasta 3.5Tb/s
Incluso los propios HDD pueden mejorar su rendimiento en base a estas conexiones. No llegarán a la velocidad que ofrece un SSD, pero si que pueden marcar una diferencia clara. Es evidente que tanto en un caso como otro, la alternativa más económica sea el SATA y todo dependerá de la relevancia que para el usuario tenga tener que esperar más o menos a la carga.
Es por esto que, teniendo una serie de valores objetivo claros, configurar un PC y sus diferentes unidades de almacenamiento puede suponer un mayor-menor gasto, pero con el que se obtenga el máximo beneficio.
Discos Duros para tareas específicas
El principal consejo que se viene dando desde hace unos cuantos años, es que según cual sea el objetivo de cada unidad, se puede optar por una opción u otra. Resulta poco práctico llenar el PC con discos duros extremadamente rápidos para almacenar documentos, fotos, música o vídeo. Son archivos que ocupan grandes volúmenes en nuestro PC, aunque la tendencia del streaming podría hacer desaparecer este requerimiento. Siempre es positivo tener una capacidad de almacenamiento elevada, pues siempre habrá gran cantidad de documentos que prefiramos almacenar in situ.
A parte de esto, pocos discuten que la unidad en la que se instala el sistema operativo sea diferente a un SSD. El tiempo de carga de Windows 10 se reduce considerablemente y bien sea un PC de sobremesa o un portátil, la opción del SSD para el sistema operativo se antoja imprescindible. A partir de ahí, según el presupuesto, se puede optar por añadir una segunda unidad SSD para instalar juegos o aplicaciones. Con esto, se reducen los tiempos de carga específicos para ellos. Pensando en que el número de slots para alternativas como el PCIe o el M.2 es limitada en las placas base, ya es criterio de cada uno si optar por ellas. Cada uno deberá considerar si es mejor optar por estas conexiones para la unidad del sistema operativo, o para la de los juegos.
La realidad es que siempre se agradece que los tiempos de carga sean mínimos, pero como es habitual en este ámbito, el presupuesto manda y el límite que imponen las cajas, más cuanto más pequeña sea, pueden hacer requerir de otros modos para el almacenamiento de datos.
Discos duros externos y NAS
Si hay algo en la mayoría de placas base que se ofrece en cantidad, suelen ser las conexiones USB. A la hora de valorar ampliar el almacenamiento de una forma económica, siempre se puede optar por un disco duro externo. Es una solución viable, que se puede ver más como ese recurso que se ofrece cuando ya tenemos los discos duros internos a reventar. No obstante, tanto para trasladar datos entre diferentes equipos o lugares, la opción de un disco duro externo siempre está ahí.
No obstante, para aquellos que les guste implicarse en este ámbito, pueden llegar a conocer la opción que ofrecen los NAS, Network Attached Storage. Estas son unidades de almacenamiento en red que permiten unir varios equipos a través de la red local para acceder a este equipo que puede gestionar varias unidades de almacenamiento. Una versión básica de este concepto son los discos duros en red de fabricantes como Western Digital, que ofrecen discos duros que en vez de usar USB, usan el cable de red.
Pero los NAS suelen ser más complejos y su configuración es más completa. Son equipos básicos que cualquier puede montarse con piezas de ordenadores obsoletos. Se busca que esta opción permita un almacenamiento determinado, pudiendo instalar varios discos duros, que al estar conectado vía red, cualquier equipo que se conecte a esa red local pueda ver y acceder a esos archivos. De este modo, se salva el límite que ofrecen los discos duros externos que se conectan vía USB.
Pensando en una red doméstica con varios equipos, de sobremesa o portátiles, incluso con una SmartTV, un NAS puede ofrecer acceso a un almacenamiento elevado al que acceder desde cualquier dispositivo. Es una alternativa realmente interesante, aunque suponga una inversión considerable y una comprensión mayor de lo que supone un disco duro USB. Existen modelos prefabricados de NAS que pueden ayudar mucho a salvar algunos obstáculos, con herramientas muy accesibles para tener una opción de almacenamiento en red muy interesante para ampliar los Gb disponibles en el ordenador.
Organización y almacenamiento
Con todo esto, se puede observar que en lo relativo al almacenamiento las cosas pueden complicarse pese a los sencillo que parece. Además, hay una gama muy extensa de discos duros que ofrecen características muy diferentes para un aspecto muy básico. En el fondo, la consecuencia de elegir uno u otro planteamiento no parece tener el mismo efecto que con otros componentes.
Lo normal es, como ya hemos comentado, optar por al menos una unidad SSD donde irá instalado el sistema operativo y, al menos, una segunda unidad de almacenamiento mecánica en la que guardar datos. Si se opta por esta opción, la recomendación es que esa segunda unidad sea de al menos 7200rpm. Si se opta por más discos duros y esta segunda unidad solo es para almacenar documentos, esta velocidad no tiene tanta importancia. Existe además una amplia gama de discos duros con etiquetas de diferentes colores que orientan para que labor está destinado cada uno de ellos.
No cabe duda de que hay ciertos aspectos que quedan claros a la hora de hacer la elección del disco duro, aunque hoy día en lo relativo a almacenar grandes volúmenes de información parece algo del pasado gracias al streaming. Siempre habrá quien requiera de muchos ‘teras’, incluso ‘petas’ (no me entendáis mal, hablo de petabytes) de información en su equipo. Para esos fines, la alternativa del NAS parece una de las más recomendables… pero más a largo plazo. Primero hay que llenar los, mínimo, dos discos duros que seguramente optarán la mayoría.
Última actualización el 2025-04-07. Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados. SomosXbox podría recibir una comisión por tus compras. Más información.