Con Forza Horizon 5 y su abismal éxito, Xbox tiene vía libre para centrar el foco durante estos últimos retazos del año 2021 en el exclusivo insignia de la marca: Halo Infinite. Título que estaba planeado para lanzarse junto a la nueva generación en noviembre del año pasado pero que, para asegurar la calidad del producto y poder lanzar un juego a la altura de la franquicia. Después de un silencio sepulcral donde 343 Industries estuvo trabajando y dando todo, pudieron comenzar a enseñar, primero el multijugador, y hace pocas semanas, el primer vistazo a la campaña, y parece ser que ese año de retraso le ha venido como anillo al dedo, ya que ha habido un feedback muy, pero que muy positivo por parte de los fans, y eso es por el buen hacer del estudio desarrollador.
A pocas semanas del lanzamiento oficial, Xbox nos dio la oportunidad de acceder a una versión de review de Halo Infinite, proporcionándonos la posibilidad de poder disfrutar de sus 4 primeras horas y ver qué es lo que 343 Industries ha estado desarrollando con tanto secretismo. Después de haber podido experimentar las primeras cuatro misiones de la historia principal, haber liberado algún que otro puesto de los Desterrados, haber liquidado a objetivos importantes de la cadena de mando de los Desterrados, podemos decir que el Jefe Maestro ha vuelto, por la puerta grande, y con una historia que promete removernos todo tipo de sentimientos. Ahora, toca exponer todo lo que hemos podido disfrutar en estas primeras impresiones de Halo Infinite.
Un Jefe Maestro derrotado y cansado
Desde el primer tráiler que pudimos ver durante el E3 de 2019, veíamos como la UNSC había sido derrotado por la facción rebelde alejada del Covenant, llamada «Los Desterrados», quienes fueron presentados durante la historia de Halo Wars 2, y que en este Infinite ocupan el papel antagonista al completo. Ahí es donde entra en acción el Jefe Maestro, quien juntando fuerzas con un piloto de la UNSC, forman la última resistencia para acabar con la presencia enemiga que ha invadido y se ha hecho con el poder de la Instalación Halo Zeta. Echando la vista al pasado, siempre hemos visto al Jefe Maestro como un faro de esperanza, un héroe de guerra, quien ha conseguido sobreponerse a cualquier peligro y situación.
De pocas palabras, John 117 siempre se ha asemejado más a una máquina que a un humano (en Halo 4, ya vimos esa dicotomía del hombre-máquina, aplicada a la relación entre el Jefe y Cortana) pero en este Halo Infinite, por lo que hemos podido ver, el Jefe Maestro ya lleva tanta pérdida, tanto dolor cargado a su espalda, que le vemos mucho más humano, mostrando más sus sentimientos, algo que era muy necesario, ya que permite explorar una faceta del personaje que pocas veces hemos tenido la oportunidad de ver. Durante años, no ha parado de enfrentarse al Covenant, a los Prometeos controlados por el Didacta, y por último, a su ex-compañera IA, y es totalmente razonable que ya esté cansado de tanta guerra. Ese cansancio se puede apreciar en la forma en la que se mueve durante las cinemáticas, el tono de voz con el que habla con el Piloto o el Arma, o en cómo «llora» la muerte de los marines que nos vamos encontrando por el anillo, y siendo sinceros, es un Jefe Maestro que muchos llevábamos tiempo queriendo ver.
Por si no era poco, el ejército de los Desterrados está liderado por el cacique brute llamado Escharum, quien por lo que hemos visto, parece ser uno de los enemigos más despiadados y violentos a los que nos hayamos enfrentado jamás, comiéndose la pantalla cada vez que entra en escena. Ve al Jefe Maestro no como un enemigo, si no como una presa, y no dudará en enviarnos a sus subordinados (en unas «boss fights» espectaculares llenas de acción) para darnos caza. Si en Halo 3 era una guerra galáctica entre los ejércitos de la humanidad/élites contra el Covenant, esta es una guerra mucho más desnivelada, ya que el Jefe Maestro, junto al Piloto y al Arma, tendrán que hacer frente a un enemigo que les supera en número y en potencia de fuego, por mucho. Pero no será la primera vez que el Jefe sale de situaciones que, desde un principio, parecían imposibles.
Halo Infinite recupera la esencia de las entregas de Bungie, y de la mejor forma posible
Desde que 343 Industries relevó a Bungie en el desarrollo de Halo, muchos fans siempre han criticado que «el ADN» de la franquicia se vio desvirtuado tanto en Halo 4 como en Halo 5: Guardians, alejándose mucho del camino que llevó a la franquicia estrella de Xbox a ser lo que es hoy en día. Desde la jugabilidad, la historia, el multijugador e incluso la banda sonora sufrieron un cambio de rumbo muy marcado, y no mucha gente estuvo totalmente de acuerdo con la visión que 343 Industries tenía de la saga. Pero después de casi 10 años desde ese Halo 4, y mucho, mucho feedback por parte del público, el estudio ubicado en Redmond ha encontrado por fin el camino de vuelta, y nada más aterrizar en la Instalación Halo, nos vendrá a la cabeza una cosa, y esa es Halo: Combat Evolved.
La primera entrega de la saga presentó allá por 2001 una propuesta muy novedosa: mapas muy grandes, con batallas de por medio llenas de granadas, armas de plasma y vehículos por doquier (no podemos olvidar ese despliegue de la UNSC en la playa, mientras que la maravillosa banda sonora de Martin O’Donnel suena). Esa sensación de libertad completa, de exploración, ha sido el foco principal que 343 Industries ha cogido como base, dejándonos a nuestro aire en la Instalación Halo Zeta. Obviamente, con los estándares de hoy en día, ya que en 2001 no existía la misma tecnología que hay ahora, y en palabras de Joseph Staten (director creativo de Halo Infinite, y figura clave desde la creación de la primera entrega), esta visión que 343 Industries ha impregnado en Infinite es la que en su día pretendían desarrollar en Bungie, pero por limitaciones técnicas de la época, no pudo ser posible.
En esta nueva entrega, tendremos la Instalación Halo Zeta al completo para explorar, pero no se trata de un mundo vació y lleno de montañas, si no que se siente orgánico, vivo, gracias al mimo que 343 Industries ha puesto en su creación. Gracias al ciclo día/noche, podemos notar que el tiempo pasa, y a nuestro alrededor, nos damos cuenta gracias al gran trabajo de sonido ambiente, ya que se diferencia, y mucho, la tranquilidad del anillo por la noche, con la actividad que podemos encontrarnos durante la mañana. Además, mientras exploremos el anillo, nos encontraremos misiones secundarias, como puestos de avanzada de los Desterrados, objetivos que asesinar, o coleccionables que aportan más a la trama. Y por si mucha gente lo piensa: no, no es aburrido explorar la Instalación, ya que gracias al gancho, y a la gran variedad de vehículos, se hace tremendamente divertido y entretenido ir viendo las diferentes partes del anillo.
No podemos esperar a explorar todos los rincones de la Instalación Halo Zeta
Sabiendo todo lo expuesto anteriormente, es normal que muchos nos encontremos con unas ganas terribles de enfundarnos en el traje del Jefe Maestro y podamos descubrir todos los misterios que nos aguardan enterrados en este anillo. El retraso de un año que el título sufrió a mediados del año 2020 le ha venido más que bien, y es un claro ejemplo que con tiempo y, sobre todo, dedicación, siempre se pueden sacar las cosas adelante de una buena forma. Esta entrega aúna todas las virtudes que hicieron de Halo la saga insignia de Xbox: un gunplay excelente, con un manejo y variedad de armas que quita el aliento, añadidos como el gancho o la exploración de mundo abierto que le quedan como anillo al dedo, y un cambio de rumbo en la historia que, solamente habiendo rascado la punta del iceberg, promete darnos buenos (y malos) momentos.
Aunque no hemos hablado del apartado técnico, queda a la vista de todo el mundo (por los trailers y las imágenes adjuntadas al reportaje) que el título se ve de escándalo, gracias en gran parte al impresionante trabajo en la dirección artística y de iluminación del título, consiguiendo un resultado muy, pero que muy por encima de lo visto en 2020. Otro detalle que no debe pasar por alto, y que a opinión personal es de alabar: las cinemáticas están grabadas en un plano secuencia continuo, y los cambios de localización, de personajes o la transición a in-game están logrados con una fluidez digna del ejemplo más claro: God of War (2019).
Para dar un final a estas primeras impresiones, dejar claro que estamos ante un gran competidor para el GOTY, ya que al igual que Forza Horizon 5 es, para muchos, el techo referente en los juegos de coches, Halo Infinite podría serlo perfectamente en lo referente a los FPS, ya que ejecuta todo a la perfección. Obviamente, tendremos que disfrutar de toda la obra para poder asegurar con seguridad esto, pero las sensaciones que nos ha dejado la nueva entrega del Jefe Maestro son muy, pero que muy positivas, y no han conseguido más que meternos más ganas en el cuerpo de que llegue el 8 de diciembre ya, y podamos ver como el Jefe Maestro, el Piloto, y el Arma hacen frente al ejército más peligroso al que nos hayamos enfrentado nunca. Toca terminar de una vez por todas la guerra.