¿Estáis hartos de los tiempos de carga de los juegos en Xbox One? Sí, nosotros también, pero es algo con lo que hay que vivir. Sin embargo, se le puede poner solución. Como todos sabéis, Xbox One no permite que ampliemos el almacenamiento interno (sin invalidar la garantía, claro), pero sí nos deja instalar un disco duro externo gracias a la conexión USB 3.0 de la consola. Ahora bien, ¿qué pasa si le metemos un disco SSD a Xbox One?
Vamos paso a paso. La conexión del HDD interno de Xbox one, que va a 5.400 rpm (revoluciones por minuto), es SATA II, una conexión desfasada con una velocidad bastante pobre y superada, por mucho, por la velocidad de los puertos USB 3.0 de la consola. Con eso es con lo que jugaremos. Si sois usuarios de Xbox one, ya sabréis cómo va eso de instalar un disco duro externo en Xbox, pero os dejamos este vídeo en el que el equipo de Microsoft muestra el proceso:
Como veis, es tan sencillo como »pinchar» el disco externo a uno de los puertos USB 3.0 para que la consola lo reconozca, os pida formatear y deje instalar ahí los juegos. Gracias a la conexión USB 3.0 l a carga de juegos mediante el almacenamiento externo es algo más rápida que mediante el interno, pero se podría mejorar mucho más si conectamos un SSD a Xbox One.
Como podemos ver en un artículo antiguo de Digital Foundry, la carga de los juegos mejora muchísimo utilizando un SSD (incluso un SSHD, un disco duro híbrido con partes mecánicas y sólidas). Os dejamos la tabla comparativa de tiempos en la que podréis comprobar que juegos como GTA V, Fallout, Just Cause 3, The Witcher 3 o MGS5 mejoran muchísimo sus tiempos de carga:
Ahora bien, ¿por qué os contamos esto ahora? El precio de los SSD ha bajado muchísimo y, aunque aún no puede equipararse con el de un HDD convencional de 2,5, sí es sencillo hacerse con un SSD de 500GB por unos 150€. Sigue siendo caro, porque por ese precio os montáis un disco externo de 4TB, pero ahí sois vosotros quienes tenéis que decidir si os interesan cargas más rápidas o más almacenamiento.