Con la llegada de la nueva generación, la apuesta por el juego multijugador a través de Xbox Live requería de algo nuevo, y si bien existen varios proyectos vinculados a la experiencia MMO, el auge de los MOBA no podía tardar. Es el caso de uno de los títulos vinculados a Microsoft Studios, Smite, desarrollado por HiReZ Studios y que llegará próximamente a Xbox One. Ahora bien, el juego lleva ya un tiempo en PC dando buen resultado y es que, la propuesta que nos hacen llegar cargada de mitología es realmente atractiva.
Para comenzar, Smite hace uso de un buen número de mitologías, no solo para dar cierto ambiente al asunto, sino para cargar de personajes varios todos ellos, dioses de estas culturas milenarias. Siempre es atractivo hacer uso de este recurso, más considerando que culturas como la griega, vikinga, romana o egipcia son de sobra conocidas, pero añadimos a la lista culturas como la china, maya o hindú. De este modo, la lista de personajes disponible es realmente extensa y se va actualizando.
De este modo, Smite emplea a dioses como Odin, Poseidon, Hercules, Isis… todos adaptados como luchadores y para ello, ciertas características que, si bien en algunos casos son obvias, en otros lucen de forma original. En cierto modo, se ha buscado convertir a estos dioses en luchadores dentro de diferentes clases, extraídas en su mayoría de los típicos juegos de rol, donde tendremos guerreros, magos, pícaros y con ello, grandes mazas, rayos, fuego, flechas, invisibilidad… una cantidad amplia de poderes, posibilidades y retos por delante.
Cualquier jugador puede seleccionar personajes varios y disfrutar de cada uno de ellos, descubrir sus poderes y ponerlos en juego en divertidas partidas multijugador que combinan modos de juego cooperativos y competitivos. En esto, realmente el juego aprovecha bien el potencial del juego online para diversificar sus opciones, pues, partiendo de los modos de juego competitivo, podemos optar por todos los modos de juegos disponibles, aunque posteriormente, en el modo cooperativo donde nos enfrentaremos a IA, algunos se han suprimido.
Con esto, mencionar la Arena, Conquista, Asalto, Asedio, Justas y Torneos, como modos de juego donde habrá ligeras diferencias en cuanto objetivos a cumplir, ya que, no es lo mismo una partida en la que el que más mata gana, a aquella en la que se tienen que llegar a la base enemiga y conquistarla. En cierto modo, se puede observar que los protocolos a considerar son muy similares a otros juegos, aun así, la inclusión de todos estos modos de juego, dando soporte a clanes y ligas, aumenta las posibilidades y con ello, el posible interés por participar.
Ahora bien, dentro de cada escenario hay algunos elementos interesantes, como son los potenciadores. Estos no se encuentran ocultos y con el mero hecho de pasar y recogerlos lo obtenemos, sino que en el escenario hay una serie de puestos, cubiertos por un pequeño contingente de enemigos a los que hay que matar para poder hacerse con un potenciador de Mana, Vida, XP o Fuerza, con los que hacer frente a los enemigos. En cierto modo, es un riesgo que hay que asumir para conseguir mejorar las aptitudes y hacer frente a los objetivos prioritarios del juego.
De este modo, bien para conquistar una torre, bien para eliminar un escudo o hacer frente al desafío final de conquistar una base, eliminando el Titán que la guarda, hay que considerar una determinada cantidad de elementos que hacen que tengamos que ser conscientes de la situación. En cierto modo, caer en el campo de batalla puede ser tan honrado como inútil, pues con un simple toque de botón, en caso de necesidad, podemos evitar ser eliminados aunque, con esto, volvamos a nuestra base. Es allí donde podemos obtener y canjear vida, u otros elementos, que potencien nuestra próxima embestida.
Siendo un título de acción en tercera persona, la jugabilidad es un aspecto que está vinculado a esta particular vista. Si bien, como juego de rol, la experiencia que ofrece viene a ser muy común con otros títulos del género, no podemos evitar hacer comparaciones con otras referencias donde la orientación y la acción están más enfocadas hacia el daño a larga distancia. Sin demasiados artificios para ejercer una movilidad que nos permita evadir ataques y sin poder recurrir a sistemas de fijado de objetivos que faciliten el apuntado, aunque si para no liarnos con la cantidad, en ocasiones elevada, de enemigos que salen en pantalla, hacer frente a los enemigos y enfrentarse con los ataques básicos o los poderes del personaje es sencillo y divertido.
Además, en algunos modos de juego, la cantidad de enemigos en pantalla llena el escenario y resulta muy atractivo. Si bien, no podemos decir que se convierta en un espectáculo multitudinario, no da la sensación de escenario vacío, es más, en ocasiones puede pasarse mal si somos objetivo de demasiados enemigos, generando efectos varios que pueden desorientar si perdemos de vista nuestro personaje. Puede resultar algo frustrante, pero en el fondo, nos lo tienen que poner difícil y si nos golpean por todos lados, es lo que pasa.
Y es que no podemos decir que en el juego los luchadores se enfrentan entre sí o contra otros dioses controlados por la IA, como hemos dicho, tendremos que atacar torres de defensa que, si bien estas torres tienen un arma defensiva poderosa, también aparecerán minions, pequeños guerreros que también harán su labor. Si bien, su efecto contra otros personajes, o minions en la batalla, puede ser secundaria, su implicación en batalla puede conferir grandes beneficios dada la “facilidad” en eliminarlos. Ahora bien, si estamos inmersos en una partida de conquista o asalto, estos irán de cabeza a por las torres de defensa, de forma que, mientras mantengamos nuestra posición, ellos intentarán dañar las defensas del enemigo para que nosotros acabemos el trabajo con mayor contundencia.
Todo esto ha sido adaptado desde la típica configuración de PC al uso de los botones del mando de Xbox One, combinados con el gatillo izquierdo o el botón que está sobre este, se puede acceder a más funcionalidades, ataques, uso de pociones. Resulta un riesgo ineludible que la gran cantidad de posibilidades que ofrece puedan llevar a confusión, no obstante, se ha sabido adaptar bien el uso de poderes combinando los botones de acción con el gatillo, algo similar a lo que ofrece Dragon Age Inquisition. En cierto modo, el paso de la combinación teclado y ratón al mando ha intentado realizarse con la mayor fluidez posible, algo que durante el juego no supone problema alguno, pero en el acceso al menú, no se puede decir lo mismo.
Pero existen diferentes configuraciones de mando, en ausencia de la personalización de los controles, donde el sistema citado parece el más intuitivo de usar, bien por referencias, bien por el uso habitual. Si bien, parece que las alternativas no han sido del todo bien meditadas, como puede ser el que hace uso de los gatillos y botones LB y RB para los ataques, ya que, la diferente consistencia de estos, el recorrido de los gatillos, resulta problemático para llevar a cabo el ataque. Es por esto que, en cierto modo, se recomienda la configuración predeterminada hasta que habiliten la configuración de los botones del mando.
La experiencia propuesta es sencilla, en cierto modo, los laberínticos escenarios no suponen un reto a la movilidad, no hay obstáculos, y la plana superficie no presenta irregularidades que puedan impedir que el personaje se mueva con soltura. En cierto modo, es de vital importancia este aspecto, ya que en estos juegos, la movilidad puede salvarnos en situaciones críticas. A la hora de apuntar, considerando algunos poderes, no se puede achacar imprecisiones notables, el producto es fluido y, considerando las opciones, puede resultar algo confuso en su configuración, no tanto a la hora de usar al personaje en batalla.
Como hemos citado anteriormente, en plena batalla, bien si morimos, bien si escapamos, podemos optar a adquirir objetos en la tienda, así como mejorar el personaje cada vez que subimos de nivel. De este modo, podemos optar a adquirir pociones varias, de maná o vida, cada vez que intentemos regresar al combate, y poder así hacer frente a los enemigos. Resulta importante plantearse una estrategia antes de abordar el desafío a la ligera, y, aunque durante el combate no se puedan adquirir armas o accesorios, los consumibles pueden suponer, si no se nos da demasiado bien, en un derroche excesivo. El hecho de poder optar a potenciadores deja evidencias de como hay que plantearse cada partida, marcando un objetivo para cada ataque, bien para ganar experiencia o dinero, lo cual puede llegar también obteniendo fuerza o maná, según personaje, ya que a más enemigos eliminados, más botín.
Con cada partida los jugadores irán adquiriendo varios recursos, desde experiencia que permite subir de nivel y, con ello, acceso a nuevos poderes, accesorios o armas, así como gemas o favores y dinero que permiten adquirir consumibles varios, armas o personalizar al héroe. Hay que diferenciar el dinero y la experiencia, que se van acumulando a lo largo de la partida, de las gemas y los favores, que se otorgan al finalizar esta. Con estos elementos, se podrá acceder a la adquisición de un buen número de accesorios, armas, potenciadores y consumibles, siendo estos últimos, elementos que pueden ser adquiridos durante la batalla, el resto, habrá que esperar para equiparlos.
Con la cantidad de dioses, es decir, personajes seleccionables, es obvio que la gama de accesorios y elementos para adquirir es bastante amplia, incluso puede resultar algo caótico, pues, como juego F2P, el balance de obtención de gemas y dinero de forma gratuita o de pago es evidente, así como acceso a algunas de ellas de forma exclusiva, aunque, a priori, sin que esto suponga un desfase en la experiencia de juego. Pero puede que, dado su origen para PC, la accesibilidad y navegación por los menús, que han sido, en parte, modificados, siga haciéndose algo pesada.
En cierto modo, no podemos terminar el avance sin mencionar el apartado gráfico. En cuestiones de diseño el juego tiene un carácter que mezcla mitología con un aspecto desenfadado, ligeramente cómico, lo que confiere cierta personalidad a este producto. Tanto por los escenarios, cuyo diseño es interesante pero con estructuras repetitivas, tanto para los Asaltos como la Arena, no podemos negar que ha habido un intenso y variado trabajo de diseño que permite disfrutar de una estética propia, confiriendo personalidad al producto y resultando agradable.
Si bien, siendo un requerimiento que no debe inmiscuirse en el rendimiento, no resultará excesivamente espectacular. Pero tampoco peca por defecto, ya que tampoco resulta excesivamente sobrio. En lineas generales guarda una estética muy arraigada en esa ingente horda de juegos multijugador que vienen explotando este mismo concepto, personajes diseñados con aire de cómic, aunque guardando las apariencias y manteniendo una variedad interesante en artilugios que personalizan a cada personaje. Bien podría pensarse en un editor, pues los resultados podrían ser realmente espectaculares.
Posteriormente, haciendo referencia a los escenarios, no podemos decir que sean un ejemplo de variedad, si bien, parece más un mismo entorno modificado en su campo de batalla que escenarios propiamente dichos. Teniendo en su mano la opción de poder introducir escenarios en base a cada personaje, no resulta demasiado variado. Además, gran parte de los recursos que aparecen son estructuras repetidas. No obstante, hay que defender que estos elementos suelen ser así por cuestiones de orientación, pues, el usuario ya tiene suficiente con centrarse en la acción, como para preocuparse de estas cosas.
Todo este aspecto parece vinculado a la prioridad que el rendimiento requiere, sin descuidar que el objetivo sea un producto que de la sensación de estar acabado. Además, estos juegos suelen ser propensos a las actualizaciones que van añadiendo nuevas armas, personajes e incluso, escenarios. Con esto, el resultado es bastante agradable, pero no podemos decir que sea espectacular. La estética no hace requerir texturas complejas ni estructuras de millones de polígonos, no desentona. En cierto modo, la cantidad elevada de personajes denota un trabajo de diseño interesante, además, considerando el uso de skins, incluso la personalización de las voces, y las diferentes armas que cada personaje puede emplear, se podría decir que el trabajo de diseño se ha centrado en diversificar, no en mostrarse extraordinario.
Es por esto, que podríamos decir que, sin pecar por defecto, se ha buscado que Smite sea un producto atractivo, pero en el que la experiencia sea prioritaria. Por ello, parece guardar un equilibrio que permite disfrutar del producto con un rendimiento fluido y adecuado, sin tirones ni bajadas de framerrate, y aunque el riesgo inherente es el LAG, esto no es un elemento que puedan controlar, aunque, también dependerá del éxito del producto. Por ahora, la experiencia, para ser multijugador, ha sido satisfactoria, tanto por la estabilidad como por el rendimiento propio del juego.
En definitiva, Smite se convierte en una alternativa interesante, sobre todo, si su explotación en Xbox One se hace de forma correcta. Dado que todavía quedan muchos detalles por confirmarse, como puede ser como será distribuido, las partidas multijugador, bien en modo cooperativo o competitivo, permiten disfrutar de un gameplay básico, repleto de acción y posibilidades. Smite es un título que combina de forma acertada todos esos factores típicos de un género que parece querer entrar en las consolas por la puerta grande, si bien, su éxito en los compatibles lo avalan como una de las tendencias de este mercado.
Con una ambientación atractiva, una estética interesante y una acción constante, la apuesta por esta clase de juegos solo hace requerir de la oportunidad que los usuarios quieran otorgarles. El posible éxito de Smite dependerá de la gestión en su distribución y de hacer la publicidad correcta para comprobar si la comunidad está dispuesta a dar una oportunidad a estos productos. Puede ser un buen título para iniciarse.