A diferencia de sus franquicias estrella, The Elder Scrolls y Fallout, las nuevas apuestas de Bethesda dentro del marco de los juegos de corte individual, como Prey, Wolfenstein, Dishonored y The Evil Within, han vendido por debajo de lo esperado a pesar de su gran calidad. Algunos muy por debajo, incluso, se llegó a dudar del futuro de Prey.
«No es justo usar el mismo estándar» respondía Pete Hines, vicepresidente de relaciones públicas y marketing de Bethesda, en una reciente entrevista con GameIndustry al ser cuestionado sobre la gran brecha de ventas que existe entre estas dos líneas de lanzamientos dentro de la compañía.
«Sí, pero muchos juegos no se venden tan bien como Fallout y Elder Scrolls. Queremos apuntar al objetivo correcto de lo que estamos haciendo y lo que esas franquicias pueden dar de sí», explica el directivo. «Si mides cada juego como si tuviera que hacer lo que Fallout y Skyrim hicieron, entonces no vas a hacer muchos juegos porque muy pocos juegos lo harán. Por ejemplo, Doom no hizo eso, pero Doom aun así, se vendió increíble. Así que, es solo cuestión adaptar los objetivos al tamaño del equipo de desarrollo, el ciclo de desarrollo y el tamaño de la audiencia. Estamos haciendo un buen trabajo para lograrlo.»
Fallout 76 es la única gran apuesta de Bethesda para lo que queda de año. Un juego de supervivencia post-apocalíptica que bien se podría convertir en un superventas, como acostumbra a hacer la compañía con esta franquicia. Aunque Todd Howard, director del proyecto, confesó sentir algo de miedo por su apuesta multijugador.