Os voy a ser sincero, Outriders no me llamaba nada. De hecho, creo que cada vez que teníamos información nueva a publicar echaba para atrás los ojos y me preguntaba si de verdad era necesario publicar novedades sobre este título. Al fin y al cabo tenemos que informar sobre el mundo de los videojuegos y lo que a mí me puede no importar puede tener legiones de fans detrás ansiosas por conocer más sobre el juego. Bueno, pues tampoco parecía ser el caso.
A medida que pasaban los meses y nos iba llegando más información sobre Outriders, el nuevo juego de People Can Fly, me iba picando más la curiosidad. Una curiosidad que se limitaba a verme esos eventos grabados en los que publicaban gameplay del juego, se centraban en su trama, desvelaban las clases y demás. Esas retransmisiones de Outriders eran básicamente los desarrolladores diciendo al jugador «Así es nuestro juego, sin trampa ni cartón, te estamos enseñando todo esto para que veas que no mentimos y que te puedes esperar esto que ves en el juego final».
Toca repasar los apuntes
Un mensaje así es muy potente a día de hoy, más tras los fiascos de Cyberpunk 2077 y Anthem, dos juegos que no han conseguido estar a la altura de lo que los fans esperaban de ellos. El primero en cuanto al apartado técnico y el segundo en cuanto al producto general. Justamente creo que Outriders ha aprendido mucho de Anthem y es que el juego de Square Enix y People Can Fly consigue darnos más sensación de juego narrativo y de rol que lo que Bioware lanzó a principios de 2019.
Outriders está planteado como los juegos de la ‘vieja escuela’ sin pensar en microtransacciones
La transparencia de los creadores de Outriders me ha fascinado y una prueba de ello es la demo que la pasada semana llegó para todos. En esta demo -disponible en Xbox, PC y PlayStation- podemos jugar el prólogo y el primer capítulo completo del juego, así como unas cuantas secundarias. Además, al tratarse de las primeras horas de juego se nos ofrece la posibilidad de probar las 4 clases de Outriders, por lo que a lo largo de unas 3-4 horas de juego podemos probar una clase y si no nos convence, volvemos atrás, seleccionamos otra y volvemos a jugar el capítulo con otros poderes y cualidades.
Esta decisión es vital, ya que en el juego final no podemos cambiar de clase. El hecho de que la demo nos permita rejugarla con todas las clases presentes es una nueva declaración de intenciones de los desarrolladores pidiendo al jugador que lo pruebe todo, que se empape del juego, que si algo no le convence pruebe otra cosa hasta que le siente como un guante. People Can Fly quiere (desea) que al jugador le guste Outriders, que si algo no le convence vuelva atrás y pruebe otra cosa para que, al final, si de verdad el juego no es para él no sea porque los desarrolladores no lo han intentado.
La humanidad como el enemigo de la humanidad
Curiosamente estas ganas de gustar al jugador también se trasladan en la trama y el eterno cuento de los shooter-looter: «Podrás jugarlo en solitario de principio a fin». Muchos son los juegos de este estilo que prometen grandes historias y experiencias para un jugador, aunque los desarrolladores siempre recomiendan jugarlo en cooperativo. La triste realidad es que muchas son las veces que los juegos nos fuerzan a jugar con otros (véase Destiny 2) o nos presentan picos de dificultad que en compañía no serían problema (véase The Division 2).
Outriders cuenta con una trama interesante, siguiendo la recientemente habitual fantasía de una humanidad en guerra que abandona el planeta tierra para formar una colonia en un planeta y allí prosperar, dando una nueva oportunidad a la humanidad. Un grupo de exploradores y soldados con grandes capacidades son los que lideran el primer equipo, los que limpian el terreno para que el resto de humanos, a salvo en su nave en el espacio, puedan descender y establecer su colonia (por cierto, si os atrae esta idea os recomiendo la serie Raised by Wolves).
Por supuesto, el planeta presenta más hostilidades de lo imaginado, en forma no solo de extrañas bestias, sino de fenómenos sobrenaturales. Una vez más, las disputas entre la propia humanidad vuelven a surgir y el ciclo que se creía abandonado en la Tierra vuelve a brotar en un nuevo hogar. Ahora sí que estamos en casa.
Que Outriders abuse de las cinemáticas sacará de quicio a los que buscan un Destiny, a aquellos jugadores habituados al JcE que quieren pegar tiros y divertirse en el campo de batalla, el meme del «mucho texto» en carne y hueso. Pero yo lo que veo en Outriders es una nueva esperanza, una nueva oportunidad a un juego que tras no atraerme lo más mínimo me ha ido camelando poco a poco y me ha ofrecido una demo donde me da aquello que le pedía a un juego de acción, RPG y ciencia ficción.
La diversión como uno de los pilares fundamentales
Una de las grandes bazas que debe tener un juego de este estilo es que divierta al jugarlo y -para mí- Outriders lo consigue. No os miento si os digo que al inicio me confundió mucho su propuesta de disparo desde coberturas, algo que me hizo recordar a Gears of War. Poco tiempo pasé detrás de una cobertura hasta que me vi rodeado por dos enemigos a cada lado y una granada a mi espalda.
¿Cómo hay que jugar a Outriders? Pues mezclando el juego de cobertura de shooter de Gears of War con la destrucción sin control de DOOM, y la verdad es que el juego se gusta mucho en ese aspecto. Mezclar los poderes de mi clase -la de Ilusionista- con armas de media-corta distancia, golpes cuerpo a cuerpo, coberturas y un porrón de enemigos a todos lados da como resultado un gameplay frenético, divertido y desafiante.
No sé qué me deparará en el juego final, si el sistema de progresión se convertirá en injusto, si la trama principal se convertirá en algo insulso y tópico o si al final si será necesario jugar con compañeros para poder disfrutar de la experiencia completa del juego, pero lo que os puedo decir en base a estas primeras horas de Outriders es que el juego de People Can Fly me ha dado esperanza. ¿Los desarrolladores de shooter-looter aprendido por fin la lección? Ojalá.