Probablemente no os estamos contando ninguna primicia al afirmar que Red Dead Redemption 2 sigue siendo uno de los mejores juegos de la historia. Sí, sus controles y sus mecánicas de disparos pueden no estar a la altura de lo esperado y pueden resultar toscos, ya sea por decisión de diseño de Rockstar o por otras razones. Pero muchos de sus elementos están a un nivel tan alto que muy pocos desarrolladores pueden siquiera acercarse a competir con lo conseguido por los creadores de GTA en su último título de mundo abierto.
Por eso, hoy queremos analizar de forma más detallada por qué consideramos que, aún tras nada menos que cuatro años de su salida, Red Dead Redemption 2 sigue estando a un nivel superior al de la mayoría de juegos lanzados tanto anterior como posteriormente, incluso con la ayuda de un hardware mucho más potente.
Uno de los mundos más detallados y realistas jamás creados en un videojuego
Empezamos por la joya de la corona. Se han creado muchos (muchos) juegos de mundo abierto en los últimos años, algunos verdaderamente masivos y otros llenos de contenido muy rico en cuanto a calidad, como en The Witcher 3. Pero ninguno es capaz de alcanzar las cotas de inmersión de Red Dead Redemption 2. La combinación de su enorme fidelidad gráfica, la posibilidad de interactuar con cada NPC con el que nos encontremos, los eventos aleatorios y todas las mecánicas que Rockstar implementó con el objetivo de sumergirnos en su mundo, como la caza realista y el sistema de armamento, convierten Red Dead Redemption 2 en una experiencia que casi se siente por momentos como la de un simulador. En este juego realmente sientes vivir en el salvaje oeste americano.
Una historia capaz de competir con cualquier película o serie de televisión
Otro de los puntos más fuertes de Red Dead Redemption 2 es su compleja y trabajada trama. Si bien esto no es sorpresa, ya que Rockstar nos cautivó con la trágica historia de John Marston en el primer título, su secuela llega a cotas aún más altas, con personajes mucho más realistas y desarrollados y una duración considerablemente mayor, que permite que los personajes se desarrollen a un ritmo muy pausado, llevándonos a desenlaces más naturales y satisfactorios que en los juegos anteriores de la compañía. Si bien el ritmo tan pausado no fue del gusto de todo el mundo, no cabe duda de que va de la mano con el realismo del mundo y la inmersión del resto de elementos del juego.
Decenas y decenas de horas de contenido único y de gran calidad
Red Dead Redemption 2 cuenta con una cantidad absolutamente ingente de contenido. Desde su larguísima trama principal hasta decenas de misiones secundarias y actividades opcionales, como la caza o la pesca, hay un sin fin de actividades para realizar en el juego de Rockstar Games, y lo mejor de todo es que, a diferencia de lo que pasa en muchos otros juegos del género (como comúnmente se achaca, por ejemplo, a Ubisoft) carece casi por completo de contenido reciclado. Cada misión de cazarrecompensas es única, cada encargo secundario tiene su propia trama y personajes, e incluso actividades menores, como la caza, ofrecen una gran variedad a través de aspectos como los animales legendarios y únicos.
Además, cada zona del juego cuenta con grandes diferencias en cuanto a sus elementos, sin sentirse como extensiones procedurales de un mismo mapeado. Desde las frías montañas y los bosques del inicio del juego hasta la industrial Saint Denis, las localizaciones están construidas como entornos únicos y diferentes entre sí, sin notarse la presencia de assets y elementos reciclados entre sí.
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Red Dead Redemption 2 sigue siendo uno de los mejores juegos de la historia
Estos son los elementos principales por los que consideramos que Red Dead Redemption 2 continúa estando en su propia liga como uno de los mejores juegos de la historia. Y tras nada menos que cuatro años desde su salida, todo apunta a que la situación no está cerca de cambiar, al menos, no hasta que Rockstar Games llame a la puerta con Grand Theft Auto VI, que a juzgar por los rumores y los precedentes del estudio, podría suponer una revolución aún mayor.
