AVISO IMPORTANTE: No leas este artículo si no has terminado Red Dead Redemption 2, en él se desvelan aspectos importantes de la trama.
Si seguís leyendo imagino que es porque habéis terminado Red Dead Redemption 2. Varias veces me he propuesto escribir sobre este juego, el que será para muchos el mejor de este año. Se puede hablar del uso de la cámara en primera persona y de cómo pese a ser algo opcional está implementada de una manera sublime, también podemos comentar los aspectos gráficos y de gameplay del juego, así como los miles de detalles relacionados, se puede destacar la banda de Van der Linde y lo bien definidos que están todos sus integrantes, pero definitivamente yo me he decantado por otra opción. Esta elección es algo arriesgada, ya que sólo me permite hablarle de tú a tú a aquellos que hayan terminado el juego, entre los que estás tú, querido lector.
El tema del que trata este artículo es de la empatía y sobre todo de la redención de Arthur Morgan, protagonista principal de Red Dead Redemption 2 y uno de esos nombres que sonarán para siempre en nuestra memoria cuando pensemos en videojuegos.
Red
Arthur Morgan muere a los pies de una montaña. Brutalmente herido tras una pelea con Micah, el traidor de la banda. Dutch presencia la pelea entre ambos y decide no intervenir. Antes, Arthur había dado sus armas y equipo a un joven John, Morgan había dedicado sus últimos días de vida para asegurarse de que John Marston, el único miembro de la banda que había formado una familia, pudiese vivir en paz.
«Eres mi hermano, Arthur» son las últimas palabras que John Marston dirige a Arthur Morgan. Arthur es diagnosticado con tuberculosis, una enfermedad que le fue contagiada por culpa del propio Arthur al propinar una paliza a un hombre enfermo. Entre el Arthur que propina esa paliza y el Arthur del final del juego hay una gran diferencia, tanto de tiempo como de actitud, pero es algo que también pasa con el jugador.
Cuando empecé Red Dead Redemption 2 no es que me importase mucho el sistema de honor, ya que si quería divertirme lo más normal es que ese honor bajase en picado. La situación no me penalizaba al actuar como un completo imbécil. Sí que es verdad que cuando llegaba al campamento, Mary-Beth o Karen me pedían que me sentase con ellas y ahí es cuando Arthur confesaba que no era un «buen hombre». Tampoco es que me importase. La banda venía de un atraco fallido en Blackwater, por el camino habían muerto dos miembros de la banda pero parecía que Dutch tenía un plan y sabía lo que hacía, así que yo me limitaba a seguir ordenes. Total, si la cosa se torcía siempre estaba por ahí el bueno de Hosea que sabía enderezar a Dutch.
Herr Strauss era un prestamista austriaco que formaba parte de la banda. Le encargaba a Arthur la nefasta tarea de perseguir a aquellos que le deben dinero y recuperarlo de cualquier manera. Una de esas misiones fue la de visitar a un granjero enfermo, al cual a base de puñetazos amenazamos para que nos devuelva el dinero. Lo que ni Arthur ni nosotros sabíamos es que esa avaricia, esa sombra del Arthur «del pasado», es lo que iba a provocar su muerte.
El primer encuentro con Micah fue peculiar, una masacre en Strawberry de la cual se acordaron durante tiempo en el pequeño pueblo. Ese fue uno de los primeros puntos de inflexión en los que uno se da cuenta que el juego tiene memoria y que los residentes de Strawberry recordarán durante tiempo a Arthur. Mientras los demás miembros de la banda parecen mostrar un ser «humano» bajo una faceta de ladrón, pistolero o embustero, Micah se mostraba tal y como era. Es por eso que desde un principio al jugador no le cae bien, al igual que al propio Arthur.
Durante el episodio 2 del juego y después de hacer un poco el ganso decidí empezar a comportarme -más o menos- bien. No es que siempre ayudase a la gente o no robase alguna que otra tienda, pero al menos tenía en cuenta el sistema de honor. Igualmente el indicador seguía estando más o menos por la mitad, algo más decantado al espectro bueno.
Dead
A Dutch no le salen las cosas bien. Del primer Red Dead Redemption recordaba de él a un hombre rozando la locura y que prefiere suicidarse antes de entregarse a las autoridades. En esta segunda parte veo a un líder carismático que es capaz de embelesar a cualquiera con sus palabras, quizás es por eso que toda la banda le profesa una lealtad inusitada y casi lo veneran. Pero es que a Dutch no le sale bien ningún plan, ninguno de los muchos que idea. Dutch piensa que el Este es una nueva oportunidad donde robar y estafar a la gente como en el Oeste, pero la sociedad aquí es más avanzada y no deja de repetirse la situación en la que él piensa que está engañando a alguien y casualmente a quien engañan es al propio Dutch y a toda la banda.
Arthur tenía que ir a ver al granjero que todavía le debía dinero, el enfermo al que había pegado. Estaba muerto, claro, su mujer y su hijo dan a Arthur todo lo que tienen, condenando su propia vida. La señora Downes y su hijo se marchan sin nada, Arthur vuelve con el dinero para el plan de Dutch. Es aquí cuando el juego, sutilmente, va aumentando la tos de Arthur, algo que al principio no notábamos o no dábamos importancia. Cada vez irá a peor.
Sean es el primer miembro de la banda en caer. Un chaval pelirrojo con el que Arthur había cabalgado varias veces. Era joven pero atrevido, gracioso y con un gran futuro. La disputa entre los Gray y los Braithwaite acabó con el pobre Sean. Con el pesar de su muerte y una vez más obligados al éxodo, Dutch debía idear un nuevo plan con el que recaudar dinero y marcharse del país. Al poco tiempo también es asesinado Kieran, un pobre chico que la banda había rescatado.
Hosea era la parte racional de la banda, el hombre que mantenía con los pies en el suelo a Dutch. Hosea muere a manos de los agentes Pinkerton durante el atraco al banco de Saint Dennis. Lenny, uno de los mejores amigos de Arthur en la banda, es disparado durante la huida del atraco, muriendo en el acto. Parte de la banda se ve obligada a huir fuera del país, mientras los otros deben mover el campamento si quieren sobrevivir.
En este periplo caribeño es donde Arthur descubre la parte más oscura de Dutch, donde la sensatez de Hosea había desaparecido y predominaba la influencia de Micah. Después de Guarma nada iba a ser igual, Arthur había comenzado a dudar de Dutch y este comenzaba a perder las riendas de su cordura.
La banda se reúne pero las dudas asolan al grupo, que ve que por mucho que huyan siempre acabarán perseguidos. La muerte ya acabó con muchos de sus amigos, Dutch se comienza a mostrar débil y Micah se descubre como el nuevo hombre de confianza del líder. Arthur comienza a estrechar lazos con Sadie Adler, quien considera un miembro de confianza junto con Charles y John.
La tos de Arthur cada vez va a peor y de camino a una reunión con Sadie un médico le confirma lo peor. Arthur tiene tuberculosis, una enfermedad incurable. Es ahora cuando comienza una cuenta atrás. Arthur tiene que aprovechar la vida que le queda para hacer que esta sirva para algo.
Redemption
Arthur no es creyente y lo demuestra varias veces durante el transcurso del juego. En una de las muchas misiones opcionales del juego, Morgan se encuentra con un pastor pidiendo en la calle para alimentar a aquellos que se cobijan en su iglesia y también le pide ayuda para descubrir una posible trama de esclavismo y tortura. El cura agradece a Arthur los servicios prestados e insiste en lo buen hombre que es, mientras que Arthur sólo hace que negarlo. «En su interior hay bondad» es una de las frases que el pastor dedica a Morgan. Tiempo después, Arthur pasa por la iglesia, donde allí se le presenta una hermana a la que unos ladrones le habían robado un objeto de valor, Arthur ayuda y volvemos a presenciar una conversación parecida a la anterior en la que Arthur niega ser alguien bueno. Este hecho pone de manifiesto que -obviamente- Arthur ha hecho cosas malas antes del comienzo del juego, incluso durante el transcurso del juego siendo controlado por el jugador. Pero ahí, esa versión, la que han conocido esos «sirvientes de Dios» es la de una buena persona.
Estos hechos tuvieron lugar bastante antes de que se le diagnostique tuberculosis a Arthur y dan pie a una de las escenas más bonitas del juego. Una escena completamente secundaria y que vemos después de acompañar al general del ejército que estaba ayudando a la tribu india de Águila Voladora y Lluvia Repentina. Tras dejar al general en el tren charlamos con la monja que conocimos en Saint Denis. Arthur revela su enfermedad y lo mucho que teme a la muerte, la hermana insiste en que Arthur no se conoce a si mismo y que su propia naturaleza es la de una persona bondadosa. La hermana le aclara que este hecho sirve para que Arthur vea por fin su vida clara y que el tiempo que le queda lo dedique a ayudar a alguien.
«Cuando llegue el momento, tienes que correr y no mirar atrás.»
En general el episodio 6 de Red Dead Redemption 2 sirve para definir con pelos y señales lo que significa la palabra «redención». Pero no es algo que suceda de manera impuesta, nosotros podemos seguir siendo unos capullos y actuar por impulso propio. Donde radica la magia de este juego es en la empatía. Sí, llevamos controlando a Arthur Morgan unas 40 horas de nuestra vida, hemos leído su diario, escuchado sus pensamientos y dirigido sus actos, conocemos a Arthur, queremos a ese idiota de ruda fachada que esconde un buenazo siempre dispuesto a ayudar. Sabemos que Arthur va a morir y que el plan de Dutch nunca llegará a buen puerto así que queremos que las cosas salgan bien porque Arthur Morgan importa al jugador.
Por si fuese poco, la opción más obvia de persona a la que Arthur debe regalarle su vida es John Marston. John se ganó nuestro corazón en Red Dead Redemption. En esta entrega hemos conocido su marcha temporal de la banda, sus peleas con Abigail y los problemas con su hijo, también sabemos que Arthur y él han tenido sus más y sus menos, pero que Arthur siempre lo ha considerado un hermano debido a su llegada de bien joven a la banda. Él y John son los «hijos» de Dutch y cuando este pierde la cabeza lo que deben hacer es cuidarse entre ellos.
John tiene una mujer, Abigail Roberts, (pese a no estar casados no dejan de ser casi un matrimonio) y un joven hijo, Jack. Arthur y el jugador deciden a la vez que deben hacer todo lo que puedan para dar un futuro a John Marston y su familia. Arthur forma su propio escuadrón de gente leal con Sadie Adler y Charles. Recurre a ellos para asegurarse que cuando él no esté, ellos cubran a John.
El sistema de honor se vuelve esencial en este sexto episodio, más cuando justamente en este acto las decisiones tienen un peso mucho más en cuanto a «puntos» que suman o restan. Es por eso que cobra mayor sentido el hecho de redimirse de cualquier acto malo que hicimos en los anteriores capítulos para que aquí, a pocas horas de nuestra muerte, realicemos buenos actos que sirvan para dejar huella en este mundo y la sensación de haber ayudado a alguien, de que nuestra vida no haya sido en vano.
Así es como en Annesburg me topo de nuevo con la señora Downes, quien se ve obligada a prostituirse para alimentar a su hijo, él a su vez es explotado en la mina. Decido que debo ayudarlos, Arthur saca al pobre chico de la mina y ayuda a la mujer con dinero, Arthur les da una nueva vida tras haber precipitado la muerte de su marido y padre. No era cuestión de pena o lástima por ellos, sino de redención.
Llegamos a la parte final del juego, en la que un Dutch completamente distinto del que vimos al principio del juego se pone en contra de sus dos hijos y se alía con Micah para enfrentarse a ellos. John y Arthur huyen, dejando atrás el dinero que la banda había ahorrado. El juego nos presenta la opción de volver a por ese dinero o de ayudar a John, obviamente ambas opciones corresponden al camino del jugador empático que quiere cumplir con el cometido de Arthur en este mundo o el jugador al que le da igual el destino de Arthur y John. Ayudamos a John y aseguramos que escape, que se labre una nueva vida con su mujer y su hijo, que nuestro sacrificio haya servido para dar una nueva vida a alguien que la merece. «Tu eres mi hermano, Arthur».
Arthur Morgan muere a los pies de una montaña. Brutalmente herido por Micah, consumido por dentro por culpa de la tuberculosis, con el alma tranquila por saber que su vida ha servido para algo.