En una época sometida a los juegos basados en estereotipos o en las secuelas de sagas consagradas. En una época dónde la originalidad brillaba por su ausencia. En una época de crisis económica y miedo al riesgo. En esa oscura época viene Ken Levine, un gran desarrollador que pasaba desapercibido de los ojos del mundo entero, y crea una de las obras más sobresalientes de la historia de los videojuegos: Bioshock.
El lema que acompaña a este mítico juego bien se podría extrapolar al gran hacer del estudio de 2K a la hora de realizar este título: «Ni dioses, ni reyes. Sólo hombres«. Este Bioshock es el resultado de un trabajo cuidado, sin presiones de fuerzas de más arriba, con ambición y osadía pero sin pecar de vanidad. ¿Qué es Bioshock? Pues es Rapture, es Andrew Ryan y es mucho más pero, sobretodo, es sobresaliente.
¡El hombre elige! ¡El esclavo obedece!
Para hablar de Bioshock primero tendremos que exponer su argumento, más complejo y filosófico de lo que nos tiene acostumbrados la industria del videojuego: Andrew Ryan, un adinerado hombre de negocios a la par que excéntrico y visionario, decide crear una sociedad lejos de las ataduras de la religión y de las leyes o condiciones de aquellos que están en un status social superior. La única forma de mantenerse lejos de los ojos del mundo es vivir en la sombra del mismo por lo que, tras invertir una gran suma de dinero, construye una amplia ciudad llamada Rapture bajo las aguas del océano e invita a multitud de expertos, académicos y gente altamente cualificada a vivir en su utópica ciudad bajo el emblema de una «apacible libertad dónde cada uno puede crear lo que quiere o vivir como lo desee lejos de los ojos de Dios y del yugo de las normas«.
Pero, ¿qué sucede con el paso de los años? Un avión accidentado, un faro en la lejanía y nuestro protagonista es el único superviviente de la catástrofe. Nadamos incansablemente hasta llegar hasta las puertas de un extraño faro posado en medio de un vasto océano, ¿por qué estará aquí?. Pronto descubrimos que se trata de una de las pocas puertas que conducen hasta la entrada principal de Rapture pero todo está en decadencia, un siniestro caos gobierna cada rincón de este antes bello lugar y los pocos supervivientes han perdido todo atisbo de cordura.
¿Qué ha sucedido en este lugar?, ¿los cabos sueltos sólo dan como respuesta más enigmas?, ¿qué son los Little Sisters y por qué vienen acompañadas de esas moles?, ¿por qué esta utopía sin gobiernos está desmoronada y ahora la locura es quién la gobierna? A nosotros nos tocará resolver todas estas incógnitas mientras avanzamos en una trama que nos sumerge en un mundo que mezcla sabiamente el terror y los FPS con algunos novedosos elementos jugables que hacen de esta obra una pieza única en su género y de los cuales hablaremos más adelante. Sin lugar a dudas la historia sigue un hilo conductor que atrapa al jugador de principio a fin.
Construí una ciudad donde el artista no tenía que temer al censor
La parcela gráfica es sobresaliente, digna de elogio. Todo el mundo de Rature está diseñado con una belleza plástica pocas veces antes vista en un videojuego con un modelado de escenarios y personajes lleno de matices y oscuros pero sólidos entornos. En este apartado se nota el mimo del estudio de desarrollo en dotar de verosimilitud al conjunto que conforma el concepto del que parte la raíz de este juego pudiendo meter de lleno al jugador dentro de su historia y de su mundo.
El Unreal Engine funciona como una máquina bien engrasada en la versión de Xbox 360 denotando el gran trabajo de optimización de 2K a la hora de trasladar este motor gráfico a las consolas de la pasada generación. Tal vez lo único que le se pueda achacar es la carga de texturas tanto al continuar el juego desde el menú principal como al pasar por una puerta que divide dos secciones del mapeado pero, eso sí, en conjunto no debemos preocuparnos por nada. Los entornos marítimos están plagados de detalles que nos dejarán con la boca abierta y las físicas, sobretodo del fuego y el agua, están recreadas con un nivel que pocas veces habremos visto en títulos del 2007.
Los personajes, tanto protagonistas como secundarios, están muy bien diseñados aunque algunas veces veremos cierta repetición de skins con pequeñas modificaciones en la indumentaria en los enemigos más comunes. Mención aparte para las Little Sisters y sus «guardaespaldas» los Big Daddies (los cuales serán los enemigos más duros del juego pero, a la vez, los que mejores recompensas nos darán tras su derrota). Estos últimos supondrán un auténtico reto para el jugador que decida hacerles frente (porque son bosses voluntarios) por lo que deberemos estudiar previamente el entorno para saber si estamos o no en ventaja en un enfrentamiento contra estos. Un plásmido, una trampa o un arma en particular pueden suponer la diferencia entre una feliz victoria o una amarga derrota.
¡Elige tu plásmido y evoluciona hoy!
En lo que respecta a la jugabilidad el control está muy bien representado. Al poco de estar jugando manejaremos todas las funciones disponibles con una gran soltura. Su desplazamiento y ataque es idéntico al de los juegos de FPS con la gran salvedad de que, en este título en particular, podremos manejar unos poderes especiales gracias a una sustancia llamada «plásmidos» por lo que, en diferentes situaciones que se nos presten a lo largo de esta gran aventura, podremos hacer uso de piroquinesis, congelación, invocación de avispas o la hipnosis. Algunos poderes se quedaron en la mesa de desarrollo como la teletransportación aunque, verdaderamente, no se le hace en falta.
Los plásmidos dan mucho juego al título y puede ser, como dijimos con antelación, la clara diferencia entre la victoria o la derrota en los diferentes combates contra oleadas de enemigos o los inagotables Big Daddies. También cabe destacar que la IA enemiga es muy buena y nos podrán en más de un aprieto ya que son capaces de tender emboscadas, parapetarse, usar plásmidos o emplear el entorno en su propio beneficio. Esto le da un toque de estrategia y terror al juego ante situaciones en las que podremos tomar el control a la hora de abordar el enfrentamiento que se avecina o darnos un respingo ante un ataque imprevisto.
Otro aspecto a remarcar de la jugabilidad son los pequeños puzles de los encajes de conectores a través de los cuales podremos obtener objetos exclusivos o grandes descuentos de las máquinas expendedoras que hay repartidas a los largo y ancho de Rapture y que son indispensables para pertrecharnos de equipo, salud o munición. Eso sí, el puzle tiene un tiempo límite y un continuo de errores puede suponer hasta la muerte de nuestro protagonista, quien dijo que lo bueno iba a ser fácil de conseguir…
Podemos adorar lo mejor de nosotros: Nuestra voluntad de ser grandes
Bioshock goza de una de las mejores OST jamás escuchadas que permite, junto al anteriormente mencionado apartado gráfico, sumergirnos de lleno entre sus estrechas calles en el mundo imaginado por Ken Levine. Melodías clásicas fruto de la época en la que se basa y sabios compases que se alternan entre los momentos de relax y aquellos de mayor tensión. Cumplen con su papel principal de inducirnos en el título dotándolo de una personalidad única y exclusiva.
En lo que respecta al doblaje podemos decir que, sin sobresalir por las pocas líneas de diálogos, cumplen de forma sobrada. No es su fuerte pero tampoco su debilidad, podríamos decir que se encuentra en un punto intermedio pero que consiguen convencer al jugador (sobretodo destaca las grabaciones de radio que encontraremos repartidas por el escenario). Gran trabajo de localización del juego en lo que respecta a la calidad. Lo que sí flaquea es en la «cantidad» dado que muchas frases las escucharemos repetidas de varios enemigos del juego (sin duda una molestia soportable típica de muchos juegos).
Ni dioses, ni reyes. Sólo el Hombre
Y llegamos a la conclusión: Bioshock es, sin lugar a dudas, un juego sobresaliente en el 99,9% de su conjunto faltando, para la perfección absoluta, limar las pequeñas asperezas que se quedaron en el tintero como la carga de texturas tras cambiar de zonas o la repetición de enemigos comunes. Creo que la carencia del modo multijugador no es reprochable en un título como el que hoy analizamos pero que, planteado de forma original, hubiera suplido los efímeros defectos que lastran la campaña.
¿Qué es Bioshock? Es un título que goza de una duración elevada, un planteamiento original, un motor gráfico explotado a su máximo exponente, una banda sonora de época muy evocadora, una historia compleja a la par que bien planteada y una filosofía que hará temblar nuestras más férreas convicciones morales… Bioshock es sencillamente un conjunto de grandezas plasmadas en un videojuego y convertido, por méritos propios, en una auténtica obra de arte tanto por aquellos que la cincelaron desde la nada como por todos los que lo jugaron y siguen recordando hoy día, con nostalgia, el paseo que una vez dieron por la utópica y siniestra ciudad de Rapture.