El arcade ha muerto. Con esta lapidaria frase titulaba Housemarque en 2017, cuando aún seguían manteniéndose como desarrolladores independientes y antes de lanzar su primer roguelike, una entrada en su blog que cayó como una bala en el pecho para los fans del estudio. El fracaso en ventas de sus últimos juegos, entre los que se encontraba el ampliamente galardonado Nex Machina, les llevó a esta triste conclusión: ya no hay sitio en la industria para nosotros. O al menos, para lo que habían sido hasta la fecha.
“Las pobres ventas de Nex Machina nos han llevado a decidir que es el momento de que nuestro largo compromiso al género arcade llegue a su fin”, comentaba el presidente de Housemarque, “a pesar de que este género siempre ocupará un lugar especial en nuestros corazones, la industria se está moviendo hacia experiencias multijugador con comunidades robustas y fuertes, y es la hora de que Housemarque se mueva adelante junto a la industria”. Se puede interpretar una clara nostalgia, e incluso tristeza en las palabras del estudio. Es innegable que la industria ha evolucionado dejando a muchos atrás, desde jugadores hasta a, como fue el caso de Housemarque, desarrolladores. Renovarse o morir, como suelen decir.
Pero esta evolución no pasa necesariamente por realizar un giro de 180º hacia el enfoque multijugador o al de los juegos como servicio, donde la competencia es feroz. Como la propia Housemarque comprobaría algunos años después, el arcade no ha muerto, pero ha evolucionado en nuevos géneros con elementos divergentes, más adaptados a los gustos y a las posibilidades actuales, pero manteniendo la esencia de lo que gustaba a los fans de uno de los géneros más antiguos. Vamos a hablar de el roguelike: el arcade moderno.
De Rogue al Roguelike
Probablemente ya hayáis oído hablar de este género, especialmente en los últimos años gracias a la creciente popularidad de títulos como Hades, The Binding of Isaac o Dead Cells. Su nombre surge de Rogue, un juego de 1980 que acunó las bases de este género: niveles generados de forma procedural en mayor o menor medida, un nivel de dificultad desafiante y un progreso autoconclusivo en cada partida —o run, si nos valemos por el extendido término anglosajón—, no obstante, a día de hoy no es exactamente así en la mayoría de casos.
En la mayor parte de títulos modernos, entre ellos los tres citados en este párrafo, se mantiene una cierta progresión entre partidas a través del desbloqueo de nuevos objetos o niveles, o incluso de forma más profunda en el caso de Hades, donde nuestro personaje se va volviendo cada vez más hábil y fuerte. Entre ciertos grupos de fans se ha acuñado el término “roguelite” como un subgénero para referirse a estos títulos que no son tan puristas en sus similitudes a Rogue, pero realmente su uso no es generalizado y puede complicar la discusión, así que nos referiremos de manera indiferente a todos los títulos del género como roguelikes.
El nuevo arcade
Probablemente, con la explicación anterior ya hayáis podido atar los cabos de por qué consideramos a este género como el “arcade moderno”, ya que comparte muchas de sus características clave. Ofrecen, de forma general, partidas autoconclusivas de una duración breve con unas mecánicas sencillas de entender, pero difíciles de dominar. Se suele incentivar la realización de partidas “limpias”, lo más perfectas posibles, empleando sistemas de puntuación e incluso midiendo el tiempo que tardamos en completarlas. A menudo, puntuaciones altas y acabar las partidas en tiempos récord nos llevará a desbloquear nuevos logros y recompensas.
Un aspecto muy importante es el de las runs diarias, que invitan a todos los jugadores a competir entre ellos para ver quién consigue la mejor puntuación en una run con las mismas características. Estas puntuaciones se presentan posteriormente en una tablón online, al más puro estilo de las competiciones dentro de las máquinas recreativas “de toda la vida”. De la misma manera que con los grandes clásicos del arcade, las mecánicas únicas de cada roguelike y el pique por conseguir las mejores puntuaciones en estas partidas diarias llevan a que los títulos más populares se sigan jugando años y años tras su lanzamiento.
Fusionando lo actual con lo clásico
Lo que diferencia al género roguelike del arcade, y por lo que parece encajar más con los gustos actuales de los usuarios, reside en la forma en la que se ha incorporado esta progresión de la que os hablábamos antes. Los tiempos han cambiado, y competir por conseguir la puntuación más alta en los distintos niveles de un título ya no es suficiente para atraer a los jugadores. Aquí es donde destacan títulos como The Binding of Isaac, donde se ofrece una cantidad ingente de horas de juego en las que no dejaremos de desbloquear nuevos personajes, niveles y objetos en todo momento.
El gran componente de aleatoriedad en cada una de nuestras runs ofrece una enorme frescura y complementa a la perfección las bases arcade de este género. Sí, las partidas son autoconclusivas y perfectamente podemos pasárnoslas la primera vez que empecemos a jugar, si somos lo bastante habilidosos. Pero si queremos dedicarle al juego toda nuestra atención durante días, semanas o meses —algo que a día de hoy es el interés de cada vez más jugadores— los roguelike nos permiten tener un meta progreso por encima de cada partida individual. Verdaderamente, este enfoque se siente cercano a administrar una inyección de las características de los títulos modernos a nuestros juegos favoritos de las recreativas.
Nuevos horizontes
Es necesario asumir que de la misma forma que los shooters que triunfan a día de hoy no son los mismos que batían récords hace cuatro décadas, los juegos arcade que atraen al público actual no pueden ser iguales que los que lo hicieron en una época en la que ni siquiera existían las consolas domésticas. Los videojuegos se han transformado durante todos estos años, y con ello las expectativas y deseos de los jugadores. A pesar de todo, solo hay que echar un ojo a fenómenos como The Binding of Isaac, que continúa su éxito tras más de 11 años desde su lanzamiento inicial, o Hades, que se ha convertido en uno de los títulos indies más populares de los últimos años, para ver que el interés en este tipo de propuestas sigue estando ahí. El género de los roguelike está atrayendo más miradas que nunca, y con ello hay algo que nos queda claro: el arcade sigue vivo.