Al igual que muchos universitarios, he terminado mis exámenes hace unos pocos días así que por fin tengo un poco de tiempo para mí, por lo que me dispongo a jugar a esos juegos que tengo pendientes en mi lista ya sean compras que hice durante las rebajas de navidad o novedades en el excelente catálogo de Xbox Game Pass. Lo primero que pasa por mi cabeza es que tengo dos semanas ante mí antes de comenzar un nuevo semestre, así que relativamente tengo poco tiempo. Por tanto, no quiero aventurarme a empezar un juego que me tenga ocupado casi 100 horas. Así que en mi cabeza aparece una pregunta «¿qué debo hacer para saber cuánto dura un juego?»
Quizás suena algo exagerado, pero por mucho que agradezca aventuras con grandes historias y que me mantienen más de 50 horas pegado a lo mandos, hay ocasiones en las que lo que uno busca es una historia entretenida, trepidante y que ronde las 10 horas. Un juego de un par de días que pueda terminar, disfrutar y no sentirme presionado por jugar X horas al día como si de una obligación se tratase. Quiero desconectar, pero sin verme envuelto en un The Witcher 3, Red Dead Redemption 2 o juegos del estilo.
Es entonces cuando recurro a uno de mis pequeños pecados y que recomiendo a muchos de vosotros de forma desinteresada. Una web que se nutre básicamente de su comunidad, una forma de recopilar con datos por parte de usuarios la duración de un juego. How long to beat es una web en la que sus usuarios registran en la ficha del juego la plataforma en la que lo han jugado, las horas totales y el tipo de partida que han llevado a cabo (solo historia, historia y extras, completista) así como el ritmo de juego (apresurado, normal o relajado), así de fácil es saber cuánto dura un juego.
La duración no va ligada a la calidad
Recurrir a ese tipo de webs seguramente chafe un poco la experiencia, pero a medida que uno crece y tiene otros quehaceres en la vida, saber cuánto tiempo vas a dedicar de antemano a un videojuego es algo que se agradece y ayuda a planificar tus otras tareas. Ahora mismo, en una época de «semi-vacaciones», me apetecen títulos cortos como la campaña de Call of Duty: Modern Warfare, que disfruté como un enano, así como revivir la experiencia que es Hellblade: Senua’s Sacrifice tras jugarlo de lanzamiento hace ya varios años. Juegos que rondan las 7-10 horas, que te ofrecen una experiencia única y que agradeces.
En mi lista también están presentes títulos como Rage 2, que desde su llegada a Game Pass me tiene intrigado y quiero comenzar en breves o el magnífico A Plague Tale: Innocence, que recientemente he terminado y sobre el que mi compañero Joel os tiene algo que contar.
Cada vez hay juegos más largos y seguramente esto suene a queja del primer mundo, y efectivamente lo es. Hay muchas cosas en el mundo real por las que nos podemos quejar, pero la duración de un videojuego no es una de ellas, así que ya me perdonaréis este pequeño texto de reivindicación de los juegos cortos, porque caer en el debate de «Si he pagado 60 euros por un juego, quiero que me dure más de 20 horas» es un terrible error.
La duración no va ligada a la calidad y noticias como una reciente esta misma semana, en la que desde id Software aseguraban que DOOM Eternal iba a durar el doble que DOOM como si fuese una maravillosa noticia son todo un error. Creo que la clave de un juego es que no se te haga largo, que disfrutes todas y cada una de esas horas como si siempre tuvieses algo nuevo ante ti y no te sientas como un recadero que repite lo mismo ad infinitum. Antes he mencionado The Witcher 3 y Red Dead Redemption 2, dos juegos largos que me han durado ambos varios meses y que he disfrutado como un enano porque cumplían lo que he comentado, pero otros títulos abusan de un mundo abierto vacío y secundarias vagas para estirar un chicle que no da más de si.
La duración de un juego es una de esas tareas pendientes que los desarrolladores tienen por delante, en la que no deben avergonzarse porque un juego sea más corto, al final, lo importante es hacer que esas horas sean especiales y que el jugador sienta que cada minuto que ha dedicado haya valido la pena.