Quedan poco más de dos semanas para que Alan Wake regrese con su segunda parte más de trece años después de la original. Lo hace con la controversia de lanzarse únicamente en formato digital, pero también con la expectación de convertirse en uno de los mejores juegos del año. Es por ello que me he animado a refrescar la primera aventura.
En ese sentido, ahora he vuelto a Alan Wake, que salió originalmente en el 2010. A pesar de los años que han transcurrido y que, como no puede ser de otra manera, el paso del tiempo ha hecho mella en su apartado jugable, su ambientación y estilo no han envejecido ni un ápice. Hablamos un poco sobre la obra de Remedy Entertainment y Sam Lake y te recomendamos encarecidamente jugarla antes de Alan Wake 2.
Alan Wake, un clásico moderno
Es primordial que un videojuego de acción sea divertido, en eso estamos todos de acuerdo. Sin embargo, algo que se suele pasar por alto pero que acaba siendo un elemento determinante a la hora de que un juego se nos quede grabado a fuego en nuestra memoria es el estilo, la dirección y otros detalles que pocas veces son reconocidos. Alan Wake te causa impacto en muy pocos minutos y es por una combinación de todos estos rasgos.
El juego comienza con una cita de Stephen King, algo muy apropiado teniendo en cuenta que nuestro protagonista es un escritor de éxito de novelas de misterio. A los pocos segundos estamos inmersos en un oscuro sueño, luchando contra sombras con una linterna y un revólver y tratando de llegar a la seguridad que nos ofrecerá la luz de un faro. Despertamos y estamos con nuestra mujer, Alice, a punto de llegar a Bright Falls, el pequeño pueblo estadounidense en el que vamos a descansar para tratar de recuperarnos de nuestro bloqueo creativo que nos ha impedido escribir durante dos años.
El ambiente de pueblecito en el que todo el mundo se conoce es reconfortante, pero también sabemos que algo maligno se está cociendo. Entramos al típico bar-cafetería y obtenemos la llave de nuestra cabaña en una isla. Suena In Dreams de Roy Orbison. En cuestión de treinta minutos, Alan Wake nos ha hecho su carta de presentación cuidando cada detalle visual, musical y ambiental.
La intrincada historia que vendrá después solo es el desarrollo de todo este magnífico inicio y que vuelve a repuntar cuando termina su primer capítulo. Como si de una serie de televisión se tratase, salta una suerte de pantalla de créditos y vuelve a escucharse a Orbison. Al darle a continuar vemos un resumen del primer episodio y arranca el segundo con un flashback que nos da contexto sobre el pasado de Alan y Alice. El resto del juego sigue esa línea a caballo entre obra televisiva, videojuego y narración literaria. Probablemente el mejor juego de Remedy… al menos hasta que sea 27 de octubre y salga a la venta Alan Wake 2 en Xbox Series X|S y otras plataformas de actual generación.