Remedy Entertainment puede calificarse como un estudio con personalidad, algo que demuestra en todos y cada uno de sus títulos. Con Sam Lake como figura principal, el estudio finlandés se ha caracterizado por ofrecer experiencias muy enriquecedoras, hasta tal punto que la mayoría de sus títulos se han visto ampliamente alabados por parte del público general, especialmente en lo relacionado con las franquicias Max Payne y Alan Wake.
No obstante, el estudio con sede en Espoo no se ha anclado a esas dos franquicias (para disgusto de sus fans) y en los últimos años ha ofrecido dos experiencias diferentes a la vista con el famoso escritor. Una con Quantum Break, un juego desarrollado en exclusiva para Xbox One con el que crearon una fórmula que sirvió de base para el título del que hoy tratan estas líneas, y es ni más ni menos que Control.
En el texto de hoy no entraremos a valorar Control como juego, pues es algo que ya hicimos cuando el título salió al mercado. Más bien lo que haremos será responder a una pregunta que muchos aficionados se han podido hacer tras ver la salida de Control: Ultimate Edition. ¿Vale la pena Control: Ultimate Edition en Xbox Series X?
¿Vale la pena Control: Ultimate Edition en Xbox Series X?
A pesar de la polémica suscitada por la decisión de 505 Games de que las mejoras para Xbox Series X y PlayStation 5 solamente llegarían con la versión Ultimate del juego, la respuesta corta a la pregunta que planteábamos un par de líneas arriba es sí. Control: Ultimate Edition en Xbox Series X merece la pena, especialmente si no hemos jugado al título original.
Control: Ultimate Edition no solo ofrecer mejoras para las consolas de nueva generación, de las que ahora hablaremos más en detalle, sino que también incluye todos los contenidos descargables del juego, destacando el DLC que conecta el universo de Jesse Faden con el de Alan Wake, sobre el cual también podéis leer nuestro análisis.
- Future Press(Autor)
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En cuanto a las novedades propiamente dichas que encontramos para Control: Ultimate Edition en Xbox Series X, el juego ha incluido dos opciones gráficas diferentes a elegir por los jugadores. Por un lado, tenemos el modo gráficos, que incluye una de las novedades más sonadas de esta nueva generación en lo que a aspecto técnico se refiere: el ray tracing. Por otro, tendremos el famoso modo rendimiento, capaz de ofrecernos el juego a 60 fps, pero sacrificando en este caso el trazado de rayos.
Respecto al primero de los modos, el juego funciona a una resolución de 1440p reescalada a 4K, y 30 fps, con la importante diferencia del ray tracing. Esta tecnología que ha llegado con esta nueva generación de consolas, ofrece un comportamiento de la luz y de los reflejos encomiable. Como ya vimos gracias al trabajo de Digital Foundry, el juego en comparación con los settings de PC utiliza la mayoría de opciones en bajo, pero como podéis ver en las imágenes es algo que no afecta a la espectacularidad final del título.
La posibilidad de ver reflejados los escenarios en cualquier superficie reflectante como cristales, metales e incluso el propio suelo deja unos resultados capaces de dejarnos con la boca abierta, algo a lo que también hay que agradecerle al fantástico apartado artístico del título. Pero las ventajas del ray tracing no solo están en los reflejos, sino también en el comportamiento de la luz. El trabajo realizado por Remedy para adaptar esta tecnología en consolas nos deja un claro ejemplo de cómo debe adaptarse de cara a los próximos títulos.
Comparan en rendimiento con Ray Tracing de Control en las consolas next-gen
No obstante, al igual que destacamos sus virtudes, también debemos poner encima de la mesa sus defectos. Aunque el juego deja un resultado general buenísimo, hay ocasiones en las que encontramos ciertos aspectos poco detallados o más rudos. Por ejemplo, en una conversación con un personaje hemos podido notar como el detalle de la cara de este se encontraba un escalón por debajo al de Jeese, así como el comportamiento de las animaciones faciales tampoco eran lo más pionero que hemos visto. Pero en general, el modo gráficos de Control: Ultimate Edition deja un gran sabor de boca.
En lo que respecta al modo rendimiento, el juego correrá en esta ocasión a una resolución de 1440p y 60fps, lo que lo convierte en el modo idóneo para todos aquellos que quieran disfrutar del título de Remedy de la forma más fluida posible. Si bien es cierto que el resultado en este modo es fantástico, también lo es que el hecho de perder el ray tracing le resta esa “espectacularidad” que dicha tecnología otorga al juego en determinados momentos.
Para finalizar, en lo que respecta al rendimiento de ambos modos, hay que decir que el modo rendimiento funciona casi en su totalidad a 60 fps, siendo muy poco frecuentes las bajadas de fotogramas. Y la historia es la misma con el modo gráficos, que en este caso mantiene con solvencia los 30 fps incluso en las escenas más exigentes con multitud de elementos en pantalla, aunque eso sí, aquí hemos notado más alguna que otra bajada, aunque el resultado general es de completa estabilidad.
Por tanto, como comentábamos al principio de este texto, sí, Control: Ultimate Edition en Xbox Series X vale la pena, sobre todo si todavía no has jugado al título, pero también para aquellos que disfrutasen con el juego en su momento para ver de lo que es capaz la nueva consola de Microsoft con el ray tracing.