La compra de Activision Blizzard por parte de Xbox fue muy celebrada por los fans de la marca, especialmente teniendo en cuenta el gran catálogo de juegos que la editora poseía, con sagas de renombre como Call of Duty, Diablo o Warcraft. Casi un año después de que se certificara la compra, hemos visto como Xbox Game Pass se ha nutrido de algunas de sus mejores franquicias, aunque haya sido tras la creación de un nuevo plan, que hace necesario contar con la versión Ultimate.
Sin embargo, esto no es lo único que ha cambiado dentro de la compañía. Como consecuencia de la adquisición, Microsoft tuvo que tomar la decisión de despedir a cerca de 2.000 personas a principios de año, algo a lo que se ha sumado otra ronda de despidos durante este último mes. Además, también está la decisión de haber tenido que cerrar estudios como Tango Gameworks o Arkane Austin. Y esto ha demostrado que Xbox ha cambiado respecto a la forma de actual que tenía en el pasado, y tiene una clara explicación: ser rentables.
Xbox ha cambiado su manera de actuar
Al haber invertido cerca de 70.000 millones de dólares en la compra de Activision Blizzard, los peces gordos de Microsoft han exigido que la vertiente gaming comience a dar los frutos económicos que tanto tiempo llevan esperando. A pesar de que es cierto que la compañía mostró un buen cierre del año fiscal, según un reciente informe de Bloomberg, la compañía se enfrenta a unos objetivos de ingresos y beneficios «desafiantes».

Esto es lo que habría provocado el cambio de rumbo de Xbox, que en los últimos meses hemos visto como ha tomado decisiones que no han terminado de gustar dentro de la comunidad, como por ejemplo la de llevar sus títulos exclusivos a las consolas de las compañías rivales. Sin embargo, tal y como recordó Phil Spencer durante la gamescom, se encargan de dirigir un negocio, y en Microsoft tienen «un nivel de exigencia muy alto en cuanto a lo que podemos ofrecer como empresa».