22 de noviembre de 2013. Esa fue el día que se lanzó Xbox One. Llegó acompañada de pocos juegos, pero un par de juegos que se plantaron con un »ok, empieza una nueva generación, preparaos». En 5 años pueden pasar muchas cosas, y en SomosXbox vamos a repasar estos primeros cinco años de Xbox One.
Antes de nada, he de avisar de una cosa, este texto es completamente personal, lo que significa que no todos podéis compartir mi opinión, y es algo que podéis dejar en los comentarios. El resumen, si no queréis leer una auténtica biblia, aunque os invitamos a ello, es que Xbox One no empezó de la mejor de las maneras, pero no solo está remontando, sino que se está fortaleciendo muchísimo de cara a la siguiente generación.
¿Preparados? Ahora sí, vamos con el repaso a los 5 años de Xbox One.
2013, el juego que ha marcado una generación… y el lastre de Mattrick
Cinco años dan para mucho, y debemos empezar hablando de dónde veníamos. Y es que, aunque actualmente Xbox parece en vuelo, con One X, con los retrocompatibles, con nuevos estudios y una línea de negocio que parece clara, en 2013 era… un desastre, para qué engañarnos. Y no era culpa de la máquina, sino de alguien con nombre y apellido.
Por explicarlo de forma sencilla, Don Mattrick era el Phil Spencer de la época. Pilló Xbox en los años finales de Xbox 360 y fue uno de los que empujó Kinect. Esto lastró los últimos años de vida de Xbox 360 y penalizó mucho los primeros pasos de Xbox One, pero ahora llegaremos a eso.
Mattrick era un hombre de negocios, pero también un tipo con gran visión y experiencia en la industria. Bueno, trabajo en varias compañías y fue uno de los mandamases de Electronic Arts. De hecho, el estudio que fundó en 1982, con solo 17 años, se convirtió en EA Canada, casi nada.
Su llegada a Microsoft, y a la división de Xbox, empujó las ventas de la consola, pero empezó a hacer »cosas raras». Ahí estaba Project Natal (Kinect), un periférico para la consola que se nos vendió como algo revolucionario y que, ciertamente, para la industria de la investigación lo era (y lo es), pero para los videojuegos se quedaba pequeño. No queremos recordar hoy a Peter Molyneux, ¿verdad?
Bueno, llegó el 21 de mayo de 2013, la emocionante presentación de la nueva Xbox, y… vale, vimos juegos, pero también el famoso speech de TV, TV, TV, Sports, Sports, Sports. Eso se criticó mucho, ya que Xbox One era una máquina multimedia, sí, pero sobre todo una consola, que era lo que Mattrick no entendió en su día.
Así, llegamos al E3 2013, una conferencia que, pese a los problemas técnico, mostró MGS5, Battlefield 4, Dead Rising 3, Ryse Son of Rome… y una serie de errores en lo que se refiere al politiqueo. No creo ser el único que hoy, casi en 2019 ya, recibe preguntas de amigos en plan »oye, ¿hay que tener la One siempre conectada a Internet y no puedo dejar juegos a mis amigos?»
La confusión entre los directivos de Microsoft y Xbox a la hora de planear la estrategia fue una losa enorme en los primeros meses de Xbox One. Esa mala comunicación llevó a la Edge, ojo, a recomendar PS4 de una forma nunca antes vista. Y, además, Sony nos »robó» a los indis, un tipo de juegos que Microsoft había introducido, prácticamente, en las consolas.
El 22 de noviembre llegó Xbox One con un menú muy, muy simple, no todas las opciones que se nos prometieron (al menos en Europa) y con pocos juegos. Ryse y Forza eran espectaculares, eso sí, y sobre todo marcaban el final de una generación. Por muy buenos, en términos visuales, que fueran The Last of Us en PS3, Halo 4 en 360 o GTA V, lo de RYSE era… pues eso, una nueva generación.
2014: llegaron los vendeconsolas y Phil Spencer
Pasaron los meses y muchos nos preguntamos dónde estaban los juegos. Titanfall no terminó en aparecer. Se criticó muchísimo por su ausencia de campaña, pero era un juego de lo más divertido. Básicamente, un CoD con saltos (cuando aún no había saltos en el CoD) y, además, titanes gigantes que repartían palos de lo lindo.
TItanfall fue un gran juego, pero el problema es que no era exclusivo. Estaba en 360 y en PC cuando lo que Xbox One necesitaba era un juego que, de verdad, animara a la gente a pagar por él. Y sí, se veía bien, pero la diferencia era más en cuanto a rendimiento que otra cosa, comparado con Xbox 360, claro.
Además, estaba la losa de Kinect… Y es que, Kinect hizo que Xbox One costara 100 euros más. Podéis decir que no, que no me vais a convencer. Pagamos cada euro de Kienct en su día. Las ventas eran desastrosas y, entonces, Nadella, jefazo de Microsoft, decidió poner al tito Spencer al frente de la división de Xbox y, al contrario que Mattrick, con todos los poderes.
Spencer se marcó un gran E3, pero lo mejor fue una Gamescom en la que pudimos jugar a Forza Horizon 2, Ori and the Blind Forest y Sunset Overdrive (literalmente, ya que fue nuestra primera Gamescom, qué recuerdos…). Microsoft empezó a remontar y juegos como los citados animaron a unos cuantos, a mi el primero, a apostar por Xbox One ese otoño.
Forza Horizon 2 estaba en Xbox 360, pero ahora sí, había una diferencia abismal entre ambas versiones. Además, Sunset Overdrive, que acaba de llegar a PC, sigue siendo uno de los mejores exclusivos de la consola de Microsoft. Y Ori… bueno, qué decir (aparte que salió en 2015, claro). 2014 fue un »buen» año, pero no fue más que la previa de un gran 2015.
2015: Halo 5 y, sobre todo, la retrocompatibilidad
Y es que, ir mal en ventas, muy por detrás de PS4 debido a tener que arrastrar las decisiones y polémicas del 2013, obligó a Microsoft a reaccionar y a tomar una línea clara: servicios, más que juegos. Eso está cambiando con la adquisición de los nuevos estudios en 2018, pero es algo que, a la larga, se ha demostrado que es la línea correcta.
2015 fue un año que pasó rápido hasta el E3. Halo 5 era el absoluto protagonista, pero también un Gears of War 4 que se mostró en un gameplay de 7 minutazos que nos dejó con la boca abierta. Pero bueno, era el año de Halo y un nuevo Halo siempre es emocionante.
Sin embargo, y como al final este repaso es desde mi perspectiva, lo mejor de ese año fue la llegada de la retrocompatibilidad. Lo hizo de manera tímida, pero pronto empezamos a ver títulos que, por el mero hecho de ejecutarse en una Xbox One, mejoraban en aspectos como la tasa de frames por segundo.
Esa lista, como todos sabemos, no ha hecho más que crecer y, además, ahora podemos jugar a un buen número de títulos retrocompatibles mejorados para Xbox One X. Aunque ya llegaremos a eso…
¡Ah! La exclusividad temporal de Rise of the Tomb Raider tampoco estuvo nada, pero que nada mal. Parecía haber un esfuerzo por parte de Microsoft a la hora de volver a contar con títulos exclusivos, algo que ahora se ha afianzado.
2016: Gears of War 4 como bastión y Xbox One S
En 2016 tampoco hubo una cosecha de exclusivos bestial, pero sí dos juegos de los que afianzaron la generación con gráficos de infarto. Forza Horizon 3 sigue siendo uno de esos juegos espectaculares, tanto por lo divertido que es como por cómo se ve. De hecho, ahora que vuelvo la vista atrás y me doy cuenta que ya tiene dos años, me sorprendo, porque es de los que sigo teniendo presente como un juego muy actual.
El otro fue Gears of War 4. No, no gustó a todo el mundo (aunque yo le marqué un 94 en Hobby Consolas y mi compañero Daniel un 9,7 en esta santa casa, que se dice pronto. Dos juegos no salvan un año (dos juegos por decir los lanzamientos más grandes, claro está), y menos mal que 2017 fue como fue.
Además de los juegos, en agosto de ese año tuvimos nueva consola. Más potente, más ligera, más bonita, con fuente de alimentación interna y, además, con lector UHD y HDR para disfrutar de películas 4K y juegos con HDR.
2017: hola, Xbox original y Game Pass
Adiós, Scalebound. Vale, no empezamos muy bien el año con la cancelación de uno de los juegos más esperados de la consola. La cancelación de Scalebound era otra piedra más en el mausoleo de proyectos y estudios de Microsoft esta generación, junto a Lionhead y su Fable Legends o el nuevo Phantom Dust.
Los primeros meses no fueron sencillos, pero pronto Microsoft presentó Game Pass. ¿Qué narices era eso? Se presentó como el Netflix de los videojuegos, una selección de títulos que podíamos descargar para jugar en nuestra consola, sin necesidad de tener una conexión de altísima velocidad para jugar en streaming. Al principio sonaba raro, pero ahora es uno de esos servicios que merece la pena de una consola.
Y es que, cualquiera que hoy se compre una Xbox parte, por 10 euros al mes, de una selección de 100 títulos entre los que se incluyen los exclusivos de Microsoft. Ya sabéis que los juegos van rotando, pero los de Microsoft se mantienen y, además, el servicio ha evolucionado, permitiendo descargar los juegos exclusivos de salida sin coste adicional.
Sin embargo, lo realmente emocionante fue la presentación de One X. En el E3 2017, por fin, conocimos a la bestia. Tras ver en el E3 de lo que era capaz, teníamos ganas de sentir en nuestras carnes el poder de Scorpio, y a los pocos días de la presentación, nos dejamos caer por las oficinas de Xbox para contaros cómo era Xbox One X. Es uno de los vídeos que más he disfrutado, por cierto.
A los meses llegó Xbox One X, consola que analizamos a fondo y de la que no vamos a contaros, ahora, nada que no sepáis, pero también los juegos de la Xbox original a Xbox One. Este nuevo paso en la retrocompatibilidad nos permite jugar a ciertos juegos de la primera consola (aún muy pocos, es cierto) con mejoras tanto en Xbox One como, sobre todo, en Xbox One X.
Y, hablando de mejoras, ahí están los juegos de Xbox 360 mejorados para Xbox One X, auténticas remasterizaciones gratuitas.
2018: el 4K real y estudios a mansalva
Y aquí estamos, en 2018 con Xbox One X asentada en el mercado como la consola más potente de todas las disponibles. Podemos jugar no solo a una resolución 4K real, no escalada, pero también a ciertos juegos a 60 frames por segundo. Nos hemos acostumbrado a juegos que cuentan con varios modos de imagen para primar la resolución, la tasa de frames o los parámetros visuales para disfrutar de juegos con una calidad bestial.
El catálogo de Game Pass ha continuado creciendo, hay más y más retrocompatibles y también crece el número de juegos mejorados para One X pertenecientes a los de Xbox 360, pero lo mejor, sin duda alguna, ha sido el anuncio de compra de cinco estudios en el E3 2018, y no estudios cualquiera. Playground Games, Ninja Theory o Compulsion. Parece que esa no será alegría de un día, ya que Microsoft parece querer reforzar el portfolio, y hace unos días nos »sorprendieron» con la compra de InXile y Obsidian, dos estudios a los que el rol se les da de maravilla.
Ahora solo queda ver qué pasa con el futuro de Xbox y cuánto tardan estos estudios en dar sus frutos, pero es una situación mucho más prometedora para la compañía y el panorama de jugadores que hace solo unos meses.
Gracias, Mattrick
Vale, quizá le he pegado un palo bastante grande a Mattrick hace unos párrafos, y aunque merecido, también hay que reconocer que el hombre tenía visión. De hecho, ¿cómo estamos actualmente? Prácticamente tenemos conexión obligatoria en todas las plataformas, las consolas son máquinas más multimedia que nunca, sobre todo Xbox One, y mucho de lo que se presentó en el E3 2013 habría cuajado mejor en 2017 o 2018.
El futuro de Xbox parece prometedor, y os recordamos que ya estamos con la nueva generación a las puertas, ya que es algo que no debería tardar en llegar. De momento, aquí estamos tan a gusto con nuestra Xbox One, y por mucho tiempo.